Nuevos cables alusivos a Chile fueron difundidos hoy por el Centro de Investigación e Información Periodística, Ciper Chile, en el marco de las filtraciones de Wikileaks. Esta vez, los documentos contienen fuertes aprehensiones por parte del gobierno de Estados Unidos respecto de la gestión de la ex Presidenta Michelle Bachelet durante su mandato.
Según los documentos, Washington manifestó su preocupación por la cercanía de la ex Presidenta con la ideología de izquierda, además de expresar sus dudas respecto a sus capacidades de gobernar. Sin embargo, también resaltan su carisma como una virtud, y terminan alabando sus políticas en materia de relaciones exteriores.
En un primer cable, fechado en enero de 2006, antes de que Bachelet asumiera el poder, se menciona que el senador PPD Guido Girardi le comentó en un almuerzo al entonces embajador Craig Kelly que no estaba seguro si Bachelet podría pasar por alto la presión de los partidos. El parlamentario habría asegurado que la Concertación ya había decidido otorgarle a la DC "11 de los 18" ministerios (en verdad eran 20), pese a los malos resultados del partido en las elecciones.
Finalmente, a la DC se le otorgaron siete ministerios, lo que fue visto con buenos ojos por Washington, que destacó la independencia de Bachelet en sus decisiones, y la calificó como "su propia líder", que "consulta ampliamente y varios puntos de vista antes de tomar una decisión". Meses más tarde, y analizando la contingencia política, estas características fueron vistas como algo negativo por Estados Unidos, cuestionando su liderazgo.
En un segundo documento, enviado a fines de 2006, EE.UU. se muestra desconfiado respecto a los principios que guiaban a la ex Presidenta. El documento, de carácter confidencial y titulado "Punto de cocción bleu: Las convicciones socialistas de Michelle Bachelet", se la compara con un trozo de carne de cocción "bleu": cocida por fuera pero cruda por dentro. Es decir, una persona de carácter moderado, pero socialista en el fondo.
El documento revela también otros episodios, como que para la elección del Consejo de Seguridad de la ONU, la ex Mandataria se inclinaba personalmente por Venezuela -pese a que Washington hizo un intenso lobby en contra de la candidatura de este país-y que solamente la fuerte oposición interna -entre la que se incluía la propia DC- y los tropiezos de Hugo Chávez evitaron que Chile se inclinara por esta opción. Bachelet habría confesado que se abstuvo de votar por Venezuela únicamente por los costos políticos que esto podría implicar. Como una de las fuentes, los documentos mencionan a "un casi desesperado canciller (Alejandro) Foxley".
CRITICAS A SU CAPACIDAD DE LIDERAZGO
En el cable titulado "Un mal necesario", enviado por el embajador Kelly, reconoce la cercanía de Bachelet con la ideología y la retórica de la izquierda latinoamericana, pero destaca que su excepcional carisma le ha permitido "abrazar" políticas que normalmente la centroizquierda rechazaría.
"En un continente que ha navegado a la deriva hacia la izquierda populista, y con diatribas anti-EE.UU. en aumento, Michelle Bachelet se mantiene comprometida a continuar políticas económicas y sociales moderadas y responsables", dice el documento.
"A pesar de sus convicciones centrales que normalmente sugieren un alineamiento cercano con Chávez y su clase, Bachelet reconoce que los lazos correctos, respetuosos e incluso cercanos con EE.UU. son parte de los intereses a largo plazo de Chile (…).
La gran pregunta es si su anticuada fe en el poder del Estado para resolver todos los males le permitirán moverse lo suficientemente rápido para dirigir los problemas que enfrenta Chile", afirma el cable.
En otro cable del 4 de abril de 2008, a dos años de haber asumido el gobierno, se afirma que "Bachelet carga con las clásicas marcas del síndrome del pato cojo: constitucionalmente impedida para buscar la reelección, con débiles resultados en las encuestas y, gracias a una pérdida de la mayoría activa en el Congreso, aquejada por la percepción de falta de autoridad (incluso al interior de su dividido sector político) para definir la agenda de Chile".
El documento cuestiona sus capacidades para liderar, la implementación del Transantiago y la acusación constitucional y posterior destitución de su ministra de Educación, Yasna Provoste. Además, menciona la salida del entonces DC Adolfo Zaldívar de la coalición gobernante, terminando con la mayoría que en ese momento la Concertación tenía en el Congreso.
"A diferencia de su predecesor (Lagos), Bachelet ha fallado repetidamente en producir consenso en su coalición, un defecto que ha impactado en la confianza pública en su liderazgo y dificulta su habilidad para implementar su agenda", dice el cable.
Entre los que manifiestan sus dudas respecto a las políticas de Bachelet, los cables mencionan al entonces arzobispo de Santiago Francisco Javier Errázuriz en materia educacional, y al ex ministro del Trabajo, el actual timonel PS, Osvaldo Andrade, en materia de previsión social.
Sin embargo, en los documentos se aprecia que Estados Unidos también alaba la política exterior del gobierno de Bachelet, y el hecho de que haya mantenido buenas relaciones con Washington.
Además, en el cable que analizaba la primera mitad de su gobierno, se afirma que en lo que queda de su mandato la principal tarea de Bachelet sería resolver los problemas internos. Pero que mientras la política exterior estuviera alineada con los intereses de Estados Unidos, da lo mismo el escenario interno o si las convicciones de Bachelet son marcadamente de izquierda
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