Juan Carlos Lecompte, el esposo de la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, lo dijo muy claro: mientras ella estuvo secuestrada por la guerrilla colombiana, él le mantuvo sus bienes, su vida. Estaban casados, era una sociedad conyugal vigente. Que se haya muerto el amor en cautiverio es otra historia. Por eso cuando Ingrid pidió el divorcio al día siguiente de ser liberada (julio 2008), él dijo que le embargaría todo.
Dicho y hecho. Esta semana el juez 15 de Familia de Bogotá declaró embargar las regalías del libro de Betancourt No hay silencio que no termine, obra en la que relata la experiencia de su secuestro, y de su primer libro, «La rabia en el corazón». Además, un apartamento en París y una casa de invierno en Estados Unidos.
Helí Abel Torrado, defensor de Lecompte, publicista quien ya sostiene otra relación sentimental y vive en Colombia mientras Betancourt hace lo propio en París, explicó a los periodistas que la medida es cautelar.
Betancourt, que el año pasado demandó al Estado por más de dos millones de dólares por daños y perjuicios durante su cautiverio (demanda que no prosperó), se caracteriza por finales tristes en sus relaciones. En 1981 se casó con el diplomático francés Fabrice Delloye, con quien y tuvo dos hijos. Se separó años después.
Tras varias relaciones, se casó con Lecompte. Fueron pocos años los que estuvieron juntos antes de que ella terminara en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Mientras prospera el embargo, Betancourt, que desapareció por completo de Colombia y de las noticias después de publicar su libro, no podrá disponer de las propiedades registradas en la orden mientras no se dirima la demanda del divorcio.
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