viernes, 25 de febrero de 2011

El Principe de las calles, fotos de los 60s.

La obra de Garry Winogrand, al que llamaron el 'príncipe de las calles', llega a Barcelona de mano de la Fundación Colectania, en la exposición 'Women are Beautiful', que se puede visitar hasta el 4 de junio.

Winogrand, que está considerado uno de los grandes renovadores de la fotografía norteamericana del siglo XX, captó la transformación social femenina de las décadas de los 60 y 70. Pasó, de esta manera, del retrato de estudio, y desnudo academicista, a mezclarse con los que caminaban por las calles hacia una sociedad en la que la mujer, en pleno movimiento contracultural, cambiaba de rol y reivindicaba su derecho a vivir su sexualidad de forma independiente y emancipada.

Lo que vemos en las más de 85 fotografías que ahora se exponen en la ciudad condal, y que fueron tomadas entre 1960 y 1975, tiene algo de documental, por esa percepción - que tan pocas veces se da - de vivir en primera fila un momento histórico, de cambios fundamentales en los roles y los derechos. Son los años de las manifestaciones a favor del aborto, pero también la década en la que el expresionismo abstracto comprueba cómo el pop art irrumpe en la escena de Nueva York. Para quedarse.

La mirada de Garry Winogrand, pues, se interesa por los edificios, los semáforos, los escaparates, las gentes que viven en y para la urbe. La ciudad no es un lugar de paso, sino el territorio a conquistar. Y lo que hace el fotógrafo, que es un cronista en toda regla, es un ensayo sobre la belleza de la nueva mujer, segura de sí misma. Un trabajo que, sin renunciar a un esteticismo que le hace fácilmente reconocible, huye de lo superficial, bailando con lo espontáneo, sin retocar ni añadir nada que pueda perjudicar ese ambiente.

Las imágenes de 'Women are Beautiful', que el director de fotografía del MoMA, John Szarkowski, reunió en un libro con el mismo título, se convierten así en un icono de lo que se llamó el "nuevo estilo americano". No pocas veces se han querido buscar paralelismos entre estas fotos y las pinturas de artistas como Pollock o Rothko, por la supuesta anarquía de los trazos, de los disparos, que constituyen estructuras que se preguntan por la dicotomía entre el individuo y su sociedad.

Así, el enfoque de Winogrand parece querer reflejar la confusión que se padece al estar en medio de la multitud, pero en realidad nos está diciendo que, incluso allí, todos podemos reafirmar nuestra identidad. Sea cual sea. Sea para lo que sea. Sin dar un paso atrás.

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