Un mundo cada vez más global y la crisis económica son dos factores que han relanzado la emigración en España, especialmente entre personas cualificadas que no encuentran un puesto de trabajo acorde con su preparación. Para los jóvenes puede ser como una etapa más en su formación, incluyendo la posibilidad de ampliar idiomas, pero muchas familias con hijos también acaban dando ese paso ante una buena oferta profesional a uno de los cónyuges Jan Güell
Empezó a trabajar en el estudio de Richard Rogers Partnership en Londres, en julio del 2001. Dos años más tarde lo destinaron a Barcelona, donde había varios proyectos en marcha –entre ellos, las Bodegas Protos– y, en el 2004, cuando tenía 30 años, Jan fue nombrado arquitecto asociado.
En aquel momento, era el asociado más joven de la firma. A partir del 2008 el trabajo en España cayó en picado y Jan tuvo que regresar al estudio de Londres. Y con él, su mujer y su hijo de un año y medio.
Para algunos es una alarmante fuga de cerebros. Para otros, la prueba de que en España hay buenos profesionales que compiten, con éxito, a escala mundial. La crisis económica ha acentuado una tendencia que iba en aumento durante los últimos años en nuestro país: profesionales cualificados, desde médicos a arquitectos, economistas o ingenieros, que encuentran en el extranjero mejores oportunidades laborales. Y emigran. Solos o en familia.
“Trabajando en una multinacional, sea la que sea, si quieres progresar, antes o después tienes que irte; el mundo es global y no va a dejar de serlo”, mantiene Juan Carlos Gómez. Este psiquiatra era el director médico en España de la compañía farmacéutica Eli Lilly hasta que en el 2005 le propusieron irse a Japón. “Primero se lo comenté a mi mujer y nos pareció un lugar interesante y una oportunidad para que los niños aprendieran inglés y conocieran mundo”. Ella, ginecóloga, aparcó su carrera, y la familia hizo las maletas. Hace un año y medio, nuevo destino: Indianápolis, donde la multinacional americana tiene la central de investigación. El puesto que ahora ocupa Gómez –trabaja en el desarrollo de productos para psiquiatría– no existe en España.
Su decisión no estuvo motivada por la crisis, aunque, indirectamente, el parón económico sí le afecta: “Es menos probable que las compañías creen ahora puestos interesantes en España”, dice Juan Carlos Gómez, quien añade que la crisis ha hecho más evidente que en los aspectos profesional y económico el centro del mundo se está moviendo hacia Asia.
“Aquí cada día nos planteamos cómo podemos ampliar la producción; en cambio, en Europa, la discusión era sobre cómo mantenerla”, explica Jaume Ferré, un ingeniero industrial de 36 años que vive en Pune (cerca de Bombay, en India) desde el verano del 2009. “Vine aquí porque había una necesidad real de trabajo y la empresa consideró que yo tenía el perfil”, cuenta. La propuesta de Ficosa llegó cuando en España las perspectivas en el sector del automóvil eran más difíciles que nunca.
En India, Ferré trabajaría para garantizar el lanzamiento, previsto para finales de aquel mismo año, del primer Volkswagen Polo fabricado íntegramente en Pune, implantando un proyecto de optimización y eficiencia en la planta asiática. Los cuatro meses iniciales se han convertido ya en un año y medio. Y, por ahora, no hay fecha de vuelta: “En lo profesional, este trabajo es un reto y estoy adquiriendo una experiencia que me será muy útil en el futuro, aunque el destino no es fácil, por las diferencias culturales”, mantiene Ferré.
Según los últimos datos que maneja el Ministerio de Trabajo e Inmigración, 1.416.766 españoles residían en el exterior el pasado 1 de enero. La tendencia ha ido en aumento desde el año 2000 (cuando el ministerio tenía registrados 967.504 españoles en el extranjero) y se ha acentuado notablemente desde el 2008. Ese año se fueron de España 68.279 personas y, al año siguiente, muchas más: 102.653.
Sin embargo, las estadísticas disponibles son generales y no se corresponden sólo a licenciados o profesionales cualificados. “El grueso de la gente registrada son inmigrantes que vinieron a España en busca de trabajo y, una vez conseguida la nacionalidad y en vista del difícil panorama, han vuelto a su país”, mantiene el economista Jesús Fernández, investigador del Instituto de Análisis Económico (IAE) y miembro de Inside, un grupo de estudio sobre inmigración y desarrollo.
Por Sara Sans.
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