Abandono México, después de una estancia prolongada de casi tres meses, debo volver a Guatemala para supervisar la finca y las vacas que ahí se encuentran rumiando pasivamente.
Le comenté a La Brenda que es hora de volver a la patria, y ella me contestó con una pregunta, en forma muy acaramelada: "negrito lindo, ¿ya me tienes la respuesta a mi petición de casamiento"? Me quedé unos instántes mudo ante el teléfono, pero reaccioné con prontitud, y le dije:"Brenda de mi corazón, sabes que una cuestión como esa es algo serio que hay que reflexionar mucho, para no fallar". Ella de inmediato, comentó: "Está bien, negrito. Entonces voy a México a despedirte al aeropuerto, y ahí platicamos largo y tendido, porque te piden estar tres horas antes, así que aprovecharemos ese largo espacio para ver si te convenzo".
Mi temor, fundado por cierto, es que La Brenda ya trae una idea fija en su mente, me quiere hacer suyo, a como dé lugar. Me imagino que ella hará conmigo la siguiente escena ante los viajeros que pululan por ahí: Me abrazará, en medio de grititos de alegría, y me besará largamente en la boca, con los ojos cerrados y los labios entreabiertos. Vendrá ataviada con esos vestidos ajustados y escotados que no dejan nada a la imaginación, mostrando toda su belleza física de golpe y porrazo. Escogerá un color de vestido y de accesorios que combinen perfectamente con sus ojos verdes y con su metro ochenta de estatura.
Seremos objeto de curiosidad, y de morbo, por parte de los viajeros que observen la escena que habrá de montar La Brenda. Pienso que una de sus locuras favoritas es la sorpresa mayúscula que me causan sus extravíos emocionales. Y puede intentar llorar escandalosamente, y que todos me miren con ojos reprobatorios pensando que soy un cabrón que maltrata mujeres indefensas. Y después se reirá a carcajadas por su "bromita". O, bien, ya compró su boleto y se subirá al mismo avión que yo y me acompañará hasta Guatemala, donde querrá que la lleve a pasear y a conocer a toda mi familia, esa puede ser una de sus estrategias.
Ella se impone a como dé lugar, no hay imposibles para La Brenda, por eso pienso que viene "por lo suyo", o sea, por mi.
No estoy preparado para presentarla a mi extensa familia guatemalteca, ya que ellos piensan que yo no tengo novia ni prospecto alguno de esposa, sería un drama telenovelero en mi familia. "¿Cómo, quién es ella, de dónde la sacaste? Son demasiadas preguntas para un hombre pacífico y sereno, que no quiere perturbar la paz de ningún hogar guatemalteco.
Todo esto se desbordará el mismo miércoles que La Brenda arriba a la ciudad de México, para acosarme con preguntas sobre la futura boda y el lugar de residencia para estos tortolitos llenos de amor y pasión.
No tengo, en este minuto, ninguna respuesta a sus cientos de preguntas directas, tengo algunas preguntas también, pero el encuentro puede ser como siempre lleno de lujuria y arrebato erótico, y que no exista un espacio ni breve para hablar, sino solamente para rodar entre las sábanas del hotel donde pernocto ahora.
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