Durante los últimos cien años, en Venecia solamente los hombres podían conducir góndolas por los canales de la ciudad turística más visitada de Italia.
En un verdadero acto de machismo acuático de parte de los gondoleros, vestidos con sus tradicionales camisetas azules con rayas blancas horizontales, hanían impedido el ingreso de mujer alguna a la profesión.
Hoy, por fin, una mujer guapa de ojos azules, de 24 años y dos hijos, hija de un gondolero afiliado a la organización de remeros de la ciudad, logró la autorización para guiar turistas por los canales conduciendo una góndola pequeña de propiedad familiar, ya que ella no puede por reglamento poseer una góndola propia.
Giorgia es el nombre de esta primera mujer en romper una tradición machista en los canales de Venecia.
Giorgia es una hermosa italiana veneciana, pero no por eso obtuvo la licencia de gondolera, simplemente ya era hora de cambiar la tradición absurda.
La discusión sería entre las feministas y los machos que usurpan todos los oficios y actividades remunerativas, por ese acaparamiento desigual del trabajo. Las mujeres tienen plenos derechos para ejercer actividades reservadas por siglos a los hombres.
Si Giorgia fuera una mujer obesa y, físicamente, desagradable, también habría que celebrar este acontecimiento de hoy.
El argumento central de las feministas es que una góndola no se maneja con el pene.
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