El alcalde bufón, hundido por sus propias mentiras
Boris Johnson, regidor de Londres, queda en evidencia en una entrevista televisiva en la que salen a relucir infidelidades y citas inventadas
El peculiar y siempre polémico alcalde de Londres Boris Johnson
nunca podrá olvidar una gélida mañana de primavera en la que una
supuestamente inofensiva entrevista en directo en la BBC se transformó
en una de sus mayores pesadillas desde que llegó a la alcaldía de la
capital británica hace ya cinco años.
Ocurrió ayer en The Andrew Marr Show. Invitado por el periodista Eddie Mair con la excusa promocionar un documental centrado en él que emitirá la BBC esta noche, Johnson acudía con la idea de hacer proselitismo de su propia agenda política, algo en lo que está considerado un maestro. Pero esta vez el tiro le salió por la culata puesto que Mair, haciendo gala del mejor periodismo, no le permitió llevar la entrevista a su terreno y por el contrario, consiguió dejarle en evidencia sacando a relucir varios hechos oscuros de su pasado ante los que Johnson fue incapaz de defenderse. Se trataba de un encuentro de 15 minutos en el que, muy a su pesar, como dejó translucir su rostro en varias ocasiones, Johnson acabó enfrentándose a varios puntos oscuros de su pasado con los que el periodista trató de demostrar la falta de integridad de un político al que llegó incluso a definir literalmente como “una mala pieza”.
Fue un ejercicio de periodismo inteligente en toda regla puesto que en los primeros minutos de la entrevista Mair permitió que Johnson se sintiera cómodo y relajado hablando de la importancia de los inmigrantes para Londres. Esa postura electoralista la ha defendido abiertamente desde que su partido, el conservador, ha comenzado a anunciar medidas restrictivas contra la inmigración en Reino Unido, un tema que hoy vuelve a estar de actualidad tras el anuncio esta mañana del primer ministro David Cameron de recortar aún más los beneficios a los inmigrantes a partir del año próximo. Pero ese momento de autopromoción política –es un secreto a voces que Johnson tiene aspiraciones más allá de la alcaldía de Londres- fue breve y dio paso a un concienzudo ataque por parte de Mair, quien no permitió al político zafarse de preguntas clave relativas a su pasado.
En todo momento el periodista se mostró tan educado y sereno como firme, pero con el verbo lo suficientemente cargado como para ganar todos los asaltos, empezando por el primero en el que obligó a Johnson a admitir que durante su juventud había “aliñado” con citas falsas un artículo en The Times, periódico en el que trabajó hasta que fue despedido por ese “aliño”. Johnson trató de regresar sin éxito a la actualidad política londinense con preguntas como “¿de verdad que su audiencia no preferiría saber más sobre mis planes sobre la vivienda en Londres?” pero Mair fue inflexible. “Usted se inventó una cita”. “Es cierto” contestó Johnson, “es realmente vergonzoso y lo siento muchísimo” admitió.
“Déjeme preguntarle sobre otra flagrante mentira. Cuando usted trabajaba con Michael Howard (líder del partido conservador antes que Cameron) negó que tuviera un lío extramatrimonial pero resulta que sí lo tuvo y finalmente fue castigado por esa mentira. ¿Por qué le mintió al líder de su partido?”. Johnson, tartamudeando, trató de no contestar y negó haber hablado con Howard pero sobre todo, dijo no querer volver a entrar en ese tema. “No le culpo por no querer hacerlo” rebatió el periodista. Johnson, cada vez más nervioso, invitó a Mair a cambiar de argumento, algo que éste hizo inmediatamente pero no en la dirección que a Johnson le hubiera gustado. El periodista sacó a relucir otro bochornoso episodio de su pasado –al parecer todos ellos se tocan en el documental que se emitirá esta noche-, cuando un amigo le pidió la dirección de un periodista para “pegarle y partirle las costillas”. Por último, Mair le invitó a admitir que sus aspiraciones políticas pasan por llegar a primer ministro. “¿Qué va a pensar la audiencia de su incapacidad de contestar directamente a una pregunta directa? Admítalo en lugar de continuar hablando de forma metafórica.” Llegados a este punto, y con la entrevista a punto de finalizar, el KO en el ring ya era casi definitivo pero fue el propio Johnson quien se dio la puntilla a sí mismo al tratar de defenderse diciendo: “A la gente no le interesan mis conversaciones con amigos de hace veinte años, les da igual una cita inventada y ¿cuál era la tercera acusación? Ya no lo recuerdo…” . “Mentirle a Michael Howard”, le recuerda el periodista calzándole el gancho final.
Ocurrió ayer en The Andrew Marr Show. Invitado por el periodista Eddie Mair con la excusa promocionar un documental centrado en él que emitirá la BBC esta noche, Johnson acudía con la idea de hacer proselitismo de su propia agenda política, algo en lo que está considerado un maestro. Pero esta vez el tiro le salió por la culata puesto que Mair, haciendo gala del mejor periodismo, no le permitió llevar la entrevista a su terreno y por el contrario, consiguió dejarle en evidencia sacando a relucir varios hechos oscuros de su pasado ante los que Johnson fue incapaz de defenderse. Se trataba de un encuentro de 15 minutos en el que, muy a su pesar, como dejó translucir su rostro en varias ocasiones, Johnson acabó enfrentándose a varios puntos oscuros de su pasado con los que el periodista trató de demostrar la falta de integridad de un político al que llegó incluso a definir literalmente como “una mala pieza”.
Fue un ejercicio de periodismo inteligente en toda regla puesto que en los primeros minutos de la entrevista Mair permitió que Johnson se sintiera cómodo y relajado hablando de la importancia de los inmigrantes para Londres. Esa postura electoralista la ha defendido abiertamente desde que su partido, el conservador, ha comenzado a anunciar medidas restrictivas contra la inmigración en Reino Unido, un tema que hoy vuelve a estar de actualidad tras el anuncio esta mañana del primer ministro David Cameron de recortar aún más los beneficios a los inmigrantes a partir del año próximo. Pero ese momento de autopromoción política –es un secreto a voces que Johnson tiene aspiraciones más allá de la alcaldía de Londres- fue breve y dio paso a un concienzudo ataque por parte de Mair, quien no permitió al político zafarse de preguntas clave relativas a su pasado.
En todo momento el periodista se mostró tan educado y sereno como firme, pero con el verbo lo suficientemente cargado como para ganar todos los asaltos, empezando por el primero en el que obligó a Johnson a admitir que durante su juventud había “aliñado” con citas falsas un artículo en The Times, periódico en el que trabajó hasta que fue despedido por ese “aliño”. Johnson trató de regresar sin éxito a la actualidad política londinense con preguntas como “¿de verdad que su audiencia no preferiría saber más sobre mis planes sobre la vivienda en Londres?” pero Mair fue inflexible. “Usted se inventó una cita”. “Es cierto” contestó Johnson, “es realmente vergonzoso y lo siento muchísimo” admitió.
“Déjeme preguntarle sobre otra flagrante mentira. Cuando usted trabajaba con Michael Howard (líder del partido conservador antes que Cameron) negó que tuviera un lío extramatrimonial pero resulta que sí lo tuvo y finalmente fue castigado por esa mentira. ¿Por qué le mintió al líder de su partido?”. Johnson, tartamudeando, trató de no contestar y negó haber hablado con Howard pero sobre todo, dijo no querer volver a entrar en ese tema. “No le culpo por no querer hacerlo” rebatió el periodista. Johnson, cada vez más nervioso, invitó a Mair a cambiar de argumento, algo que éste hizo inmediatamente pero no en la dirección que a Johnson le hubiera gustado. El periodista sacó a relucir otro bochornoso episodio de su pasado –al parecer todos ellos se tocan en el documental que se emitirá esta noche-, cuando un amigo le pidió la dirección de un periodista para “pegarle y partirle las costillas”. Por último, Mair le invitó a admitir que sus aspiraciones políticas pasan por llegar a primer ministro. “¿Qué va a pensar la audiencia de su incapacidad de contestar directamente a una pregunta directa? Admítalo en lugar de continuar hablando de forma metafórica.” Llegados a este punto, y con la entrevista a punto de finalizar, el KO en el ring ya era casi definitivo pero fue el propio Johnson quien se dio la puntilla a sí mismo al tratar de defenderse diciendo: “A la gente no le interesan mis conversaciones con amigos de hace veinte años, les da igual una cita inventada y ¿cuál era la tercera acusación? Ya no lo recuerdo…” . “Mentirle a Michael Howard”, le recuerda el periodista calzándole el gancho final.
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