viernes, 9 de julio de 2010

Quiero un hijo a la fuerza.

En esa familia numerosa donde cohabitaban siete hermanas y sus padres, el tema obligado era resolver la interrogante: "Vieja, ¿cómo casamos a tantas viejas?". La madre que era mujer sabia, respondió: "hay que meterlas a estudiar, hasta la universidad, y estoy segura que ahí hallarán marido".

Al pasar de los años, efectivamente las hijas de don Julio, el peluquero de la colonia Condesa, fueron yendo a la universidad pública, una a una, hasta que se fueron graduando progresivamente. Todas las hijas de don Julio eran bonitas, aunque chaparritas, sus cuerpos bien formados y sus melenas alborotadas como si fueran medusas, así tenía el cabello don Julio, con grandes rizos negros.

En la colonia Condesa a esas hermanitas las conocían con el apodo de "las greñudas", pues bien las greñudas fueron casándose en estricto orden cronológico, primero la mayor y luego la segunda, y así sucesivamente. Pero la última hija, Esperancita, no salía a fiestas ni a convivios con sus hermanas mayores, porque se sentía algo feíta en comparación con sus hermanas mayores.

El caso es que las hermanas se organizaron para conseguirle un galán a Esperancita, hablaban con algunos chicos al respecto de su hermanita, pero la promoción no funcionaba del todo, casi nadie voluntariamente se animaba a invitarla al cine o a pasear.

Un día apareció Elvis, su madre era fan de Elvis Presley, y se hizo amigo de las hermanas de Esperancita, con el propósito de ligarse a Carolina, la penúltima de las hojas de don Julio. Elvis no fallaba, todos los días por la noche pasaba a la visita obligada a casa de "las greñudas".

El día que cumplió Esperancita sus primeros treinta años, seguía soltera y vírgen, pero estaba decidida a no perder ni un día más en su larga espera de ese principe valiente.

!!Aleluya!! Elvis era el hombre indicado para Esperancita, aunque él prefería a _Carolina, pero las hermanas lo convencieron que se acercara ese día del cumpleaños a Esperancita y que bailaran a ver qué sucedía entre ellos. Comieron y bebieron alcohol en exceso todos en la casa de don Julio, la fiesta de Esperancita lo ameritaba, cumplía treinta años. Ya borrachos todos, las hermanas fraguaron el plan de que Elvis y Esperanza se acostaran a descansar un rato y que se les pasara la borrachera.

Esperancita vio la oportunidad de su vida, Elvis estaba ebrio y caliente, así que ella simplemente lo terminó de excitar y en un arrebato de locura erótica, Elvis la hizo suya, con gran deleite porque pensaba que había hecho el amor con Carolina, ya que se parecían tanto entre si por los cabellos desordenados, que él no notó la diferencia.

Al poco tiempo, Esperancita le confesó a su madre: no me ha bajado la regla desde hace dos meses.

En lugar de que esa noticia conmocionara a la familia de don Julio y se convirtiera en una tragedia como sucede en los hogares mexicanos, en los que abundan las madres solteras, la madre y Esperancita optaron por celebrar con toda pompa ese hecho maravilloso de tener un hijo.

Pero don Julio mandó llamar a Elvis y habló conél y le dijo: los caballeros tiene que cumplir con sus obligaciones, usted embarazó a mi Esperancita y por lo tanto se tienen que casar, antes de que a mi hija no le cierre bien el vestido de novia.

El día de la boda, Elvis y Esperanza, se veían dichosos, y mucho más sus hermanas y padres, sentían que habían cumplido con su encomienda: casar a la menor, a la feíta, por fin.

Elvis vio nacer a su hija, el fiel retrato de Esperancita, es decir igual de feíta como su madre, y lo pensó seriamente " ¿Y, yo que chingados estoy haciendo en esta relación con una mujer que no me gusta y con una hija igual de fea que su madre?

Además ni me acuerdo haberme acostado con ella, y mucho menos haber hecho el amor con Esperancita, estaba yo bien pedo. Eso no se vale , me la jugaron bien chueca mis cuñadas.

Elvis se largó a Estados Unidos, ni su familia sabe donde vive.

Esperancita espera que Elvis algún día vuelva a sus brazos otra vez, eso le dice a Selena su pequeña hija de diecisiete años.

1 comentario:

  1. Qué historia... quéeeee tal con Esperancita, al menos no se quedó haciéndole honor a su nombre, nomás esperando...

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