hace pocos días se acercó a mi mesa, la número siete, del Café Toscano, en el barrio de La Condesa, una pareja excepcional: Vivianne y René.
Esta pareja de enamorados decidieron preguntar el por qué se reune tanta gente alrededor de esta tertulia cotidiana, al explicarles las razones que animan a las animadas charlas matutinas y vespertinas, ellos solicitaron su ingreso "formal", y fueron aceptados de inmediato.
René es un atleta olímpico mexicano dedicado a la gimnasia, un joven atractivo con un cuerpo envidiable por las muchas horas de ejercicios obligatorios. Si no fuera atleta sería un perfecto galán de telenovelas, dicen mis amigas que lo conocieron.
Vivianne es una diseñadora gráfica que labora para una empresa trasnacional, ocupa uno de los puestos más elevados de su organización. Tiene un rostro bello, es blaca con ojos azules y el cabello negro.
Como pareja llaman demasiado la atención de quienes los encuentran en la calle o los observan sentados en la mesa del café. Son, indudablemente, una pareja excepcional.
Ellos están interesados en cultivar nuevas amistades, lejos de sus círculos de trabajo y de familia, y desean estar lejos de sus núcleo familiares porque rechazan tajantemente el matrimonio de ellos, no se lo perdonan sobre todo a él.
Llevan juntos dos años y ya quieren tener familia, pero existen algunos inconvenientes que deben superar para alcanzar su meta de ser padres.
Ellos confiaron al grupo de los contertulios del café parte de su historia.
Vivianne ha visto muchos médicos para tratar de resolver su severo asunto hormonal y ginecológico, y ellos le dan pocas esperanzas de lograr un embarazo normal, puede ser un parto múltiple en el mejor de los casos, pero eso a ella no le importa.
René, por su parte, también visita muchos médicos últimamente, por el asunto de su espalda y el fortísimo dolor que lo aqueja.
Vivianne y René son una pareja excepcional y un ejemplo de amor incondicional, para todos nosotros los contertulios del café El Toscano.
René quedó parapléjico en las eliminatorias para la próxima olimpiada, por una caída en la cual su espalda se torció como si fuera de goma.
Vivianne por más dietas que intenta para delgazar no puede bajar casi nada, pesa actualmente ciento treinta kilos.
Ella empuja la silla de ruedas, con mucho cariño, donde va sentado su amado René, el hombre de su vida.
René le lanza miradas tiernas a cada momento a su adorada Vivianne, y le toma de la mano y se la acaricia como si fuera su bebé.
Ambos agradecen haber sido recibidos sin aspavientos emocionales a la mesa siete del café Toscano, se sienten como en familia, dicen los dos muy ufanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario