El día de su casamiento, fue para Sabina una ocasión especial, como para todas las novias que suspiran por salir vestidas de blanco y del brazo de sus padres. Pero esta boda era muy especial, se habían logrado vencer mil y un obstáculos de todo tipo; pero el día llegó y hasta la prensa estaba atenta a dicho acontecimiento.
Sabina fue una niña precoz, inteligente y bonita, tenía una energía física incontenible, jugaba de todo, no se limitaba ante las advertencias de sus amigas y maestras: "eso no es juego para niñas", "las niñas tiene que sentarse con las piernas cerradas", "las niñas no leen"; Sabina desoía todos los sabios consejos femeninos que la atosigaban siempre. Vivió como se le dio la gana, a su aire.
Sabina se me inscribió en la mejor escuela de teatro de su época, la escuela que dirigía Luis de Tavira. Y pudo con esa exigencia desmesurada de sus mentores. Actuó en varias obras dramáticas y en algunas comedias simpáticas. Pero lo suyo era escribir, después de haberse devorado toda la obra de los grandes maestros de la literatura universal, Shakespeare incluido.
Sabina empezó escribiendo obras de contenido psicoanalítico, influenciada por sus lecturas atentas a la obra del doctor Freud, ella quería penetrar en la psique de sus personajes femeninos, y lo logró con una obra que estuvo en cartelera durante más de un año, y siempre con llenos totales.
Sabina no se había dado el tiempo suficiente para dedicarse a su vida personal, afectiva, amorosa, la absorbía demasiado el teatro, aparte de escribir también se metió a dirigir sus propias obras.
Dentro del mundo del teatro conoció a una bella actriz, más joven que ella, la cual la atrajo con mucha intensidad y pasión, la introdujo en su compañía y la tenía a su lado todo el tiempo. La complicidad afloró entre ellas, tenían los mismos proyectos profesionales y sus corazones empezaban a latir con el mismo ritmo y fuerza.
Un día ambas decidieronque ya era hora de mostrar su amor en público, siendo ellas personajes del mundillo artístico, pero anunciando una boda sensacional. La prensa estuvo atenta a la fecha de esa boda, era el acontecimiento del año en el mundo cultural mexicano.
El día que se casaron Sabina y María, fue precisamente el día en que entró en vigor en la ciudad de México, la Ley de Matrimonios de Personas del Mismo Sexo. La noticia le dio la vuelta al mundo, la nueva legislación había sido un triunfo sobre la Iglesia Católica y sus opiniones medievales acerca del sexo y otras cuestiones morales. Los grupos de ultracatólicos quisieron sabotear la ceremonia de matrimonio de estas dos valientes mujeres mexicanas y fueron arrojadas del lugar enmedio de una lluvia de improperios que les lanzaron los seguidores de esta singular pareja.
Esta fue la boda del siglo XXI, en la cual la diversidad ocupó un sitio privilegiado.
Ahora viene la otra lucha, la de legislar sobre la adopción de niños por parte de matrimonios de personas del mismo sexo.
Ese lucha continúa y los opositores son los mismos y, ahora, más histéricos.
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