A Alejandro González Iñárritu (Ciudad de México, 1963), más conocido como El Negro, le despertó un amigo para que viera la lectura de las candidaturas a los Oscar. Ni se acordaba del acto, y eso que desde hace varios años vive en Los Ángeles. "No es por parecer prepotente, de verdad que ni lo sabía".
Primero oyó el nombre de Javier Bardem, candidato al mejor actor por su Biutiful, y después el título de su película en el apartado a película de habla no inglesa. Pleno. Desde ese momento no soltó el teléfono: esta entrevista tiene lugar tres horas después de la hora fijada inicialmente, porque además las candidaturas coinciden con el estreno de la coproducción mexicano-española en EE UU y Reino Unido. Las preguntas, rápidas, por favor.
P. ¿Hará campaña en Los Ángeles?
R. No me dedico a hacer política, me dedico a hacer cine. La película deberé defenderse por sí sola.
P. ¿Ha logrado sus expectativas?
R. A pesar de la naturaleza de Biutuful, dura y sin concesiones, que colegas reconozcan el trabajo de Javier y el mío es un doble honor. Mi película está alejada de lo académico, y por eso estoy aún más agradecido y la carrera es más difícil.
P. Pero mientras que usted es escéptico con sus posibilidades, su productor, Fernando Bovaira, cree que pueden ganar la estatuilla.
R. Ganar o no depende de una cantidad inmensa de circunstancias.
P. Biutuful es mexicano-española. El año pasado había dos películas sudamericanas con producción mayoritaria española (la ganadora El secreto de sus ojos y La teta asustada) en los Oscar. ¿Ese es el futuro del cine?
R. Mi filme es un poco español, desde luego. Es una coproducción y me siento orgulloso de ese formato. Así es la economía que sustenta hoy al cine.
P. Fue un rodaje muy duro, en el que saltaron chispas entre Javier Bardem y usted. Estas dos candidaturas y el premio al mejor actor en Cannes, ¿les ha reconciliado?
R. Nunca hubo reconciliación porque nunca hubo pleito. Nuestra entrega en el trabajo significa altos grados de intensidad. Así fue el rodaje, pero es que yo no lo entiendo de otra forma. Y Javier tampoco. Nos juntamos el hambre con las ganas de comer. Ambos somos muy intensos. No hago películas gozosas. M
e encanta trabajar y el proceso es una aventura... compleja. Yo no dirijo largometrajes en los que al final de la jornada los actores puedan desmaquillarse e irse de copas tranquilamente.
P. Es su primera película sin Guillermo Arriaga en el guión. Su separación profesional tuvo gran ruido mediático. Con los premios, ¿se acallan las disputas?
R. Mi trabajo es el que habla por sí mismo, aunque es un halago ser reconocido. Creo que una película es mucho más que un guión, es una aventura tridimensional. Hay muchas colaboraciones, y yo la tuve con Arriaga, pero no era el único del equipo ni el único guionista. Ahora me he abierto a otros colaboradores.
P. Insisto en que no creo que no haga campaña a los Oscar.
R. Es una nota feliz, pero el partido de fútbol ya se jugó, y pitaron su final: el estreno de la película. Los premios solo aportan razones para festejar.
P. En México Biutiful fue muy bien recibida.
R. Sí, porque no deja indiferente a nadie. Provoca tanto reacciones a favor como en contra. Como artista es lo mejor que te puede pasar y lo que yo busco. Si lograra la indiferencia, habría fracasado.
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