Las protestas masivas y las concentraciones en El Cairo y otras ciudades egipcias han dado paso a los saqueos y el vandalismo. Al caer la noche, la población armada de palos y cuchillos se ha organizado para defender sus viviendas, sobre todo en las zonas de clase media y alta, después de que se desatara una ola de saqueos y ante la ausencia de la policía que fue retirada de las calles, poniendo en su lugar al Ejército con sus tanques.
Cientos de personas siguen esta noche reunidas pacíficamente en la céntrica plaza Tahrir en clara muestra de que no les basta el mensaje de anoche del presidente egipcio, Hosni Mubarak, anunciando la destitución del Gobierno pero su permanencia en el poder. Miles de manifestantes en El Cairo y Alejandría siguen desafíando el toque de queda que ha comenzado a las 16.00 (una hora menos en la España peninsular) y siguen en las calles. El Ministerio de Defensa egipcio ha llamado hoy a la población -en un intento desesperado por hacer cumplir el toque de queda- a que se organice contra los saqueos y resguarde su propiedad.
Es la quinta jornada contínua de protesta contra el Gobierno de Mubarak, en medio de la ola de manifestaciones que sacude el mundo árabe desde la revuelta de Túnez que comenzó a finales del año pasado y provocó la caída de su presidente Ben Alí.
Mientras el caos y la violencia continua en las calles de El Cairo, Alejandría y Suez, el presidente Mubarak se aferra al poder. Esta tarde ha jurado como vicepresidente Omar Suleimán, su jefe de inteligencia y confidente. Es la primera vez que se ocupa el cargo de vicepresidente, vacante desde que Mubarak asumió el poder en 1981. Suleimán es considerado el jefe de inteligencia más poderoso de Oriente Próximo, incluso por encima del jefe del Mosad, Meir Dagan. Asimismo, el general Ahmed Shafiq, hasta ahora ministro de Aviación Civil, ha recibido hoy el encargo de formar un nuevo gobierno en Egipto, y sustituirá a Ahmed Nazif, en el cargo de primer ministro.
La cifra de muertos y heridos sigue aumentando a pesar de que las protestas durante la jornada han sido mayormente pacíficas. Tres personas han muerto hoy en enfrentamientos a tiros entre la policía y un grupo armado desconocido junto a la sede del Ministerio del Interior. A este incidente se suma un motín en la cárcel de Abu Zaabal, en el noreste de la capital egipcia. Los reos, aprovechando el caos por las protestas, se han enfrentado a la policía cuando pretendían fugarse, incidente que ha dejado ocho muertos y 123 heridos, según fuentes de seguridad. Ninguno de los reos logró escapar.
La revuelta, sin precedentes en el país norafricano, ha dejado decenas de muertos y más de un millar de heridos y ha hecho tambalear al régimen de Mubarak. Esta tarde la televisión pública ha informado de que uno de los aliados más estrechos del líder egipcio, el político y empresario Ahmed Ezz, ha dimitido como miembro del secretariado del Partido Nacional Democrático (PND), del presidente. Incluso el predicador egipcio Yusuf al Qardaui, el más popular del mundo árabe, ha intervenido en Al Yazira y ha conminado a Mubarak a retirarse antes de ser expulsado y juzgado. Lo ha llamado "ciego, sordo y estúpido". Qardaui goza de gran apoyo en las monarquías del Golfo.
Caos y destrozos
La noche ha caído en El Cairo y cientos de manifestantes continuan en la céntrica plaza de Tahrir sin provocar incidentes. La jornada ha estado caracterizada por el sobrevuelo de helicópteros por el centro de El Cairo, tanques en las calles, vehículos policiales, edificios y barricadas de neumáticos quemados por varias zonas. Los manifestantes quemaron anoche la sede principal del partido de Mubarak, e informes de la prensa egipcia hablan de vandalismo en el Museo Arqueológico de El Cairo, joya cultural que alberga la mayor colección de antigüedades de la época de los faraones en el mundo. Aunque hay un fuerte cordón humano para proteger uno de los lugares más importantes para el turismo egipcio, se ha informado de daños hechos a dos momias de la época de los faraones. La población sospecha que son policías vestidos de paisano los que podrían estar encabezando los saqueos a las viviendas y oficinas públicas.
Esta mañana, en las calles cercanas a la plaza Tahrir, la policía ha efectuado esta mañana algunos disparos, aunque no está claro si se trata de balas de goma o munición real, según la agencia Reuters, provocando la huida de los manifestantes. También han intervenido con disparos al aire los agentes que custodian el Parlamento, para dispersar a un grupo de personas que pretendían irrumpir en el complejo. No está permitido el acceso al tráfico rodado a la céntrica plaza, pero sí a los viandantes. Habitantes de El Cairo, incluso familias, se han acercado a sacar fotos con sus teléfonos móviles de lo que consideran un momento histórico.
Pasado el mediodía (una hora menos en la España peninsular) y cuando el Gobierno ya había dimitido formalmente, miles de personas exigían de forma pacífica la salida de Mubarak en la plaza Tahrir y alrededores, rodeados de tanques y ante la vigilancia de los soldados, con los que los manifestantes mantienen una buena relación, incluso charlan.
Un militar, desde un blindado, ha dirigido un discurso a la multitud en el que ha asegurado que su función es proteger a la población, y ha recordado que no debe haber saqueos ni ataques contra la propiedad, y que la gente debe respetar el toque de queda, en línea con el comunicado del Ejército difundido por la televisión pública, que llama a no reunirse en lugares públicos y advierte que "se adoptarán las más duras medidas contra quienes infrinjan el toque de queda". Éste se ha ampliado en El Cairo, Alejandría y Suez, y se extenderá desde las cuatro de la tarde hasta las ocho de la mañana, frente al anterior, de seis de la tarde a siete de la mañana.
Las protestas continúan también hoy fuera de la capital. En Alejandría, miles de personas se han enfrentado a la policía, que ha utilizado gases lacrimógenos y ha disparado munición real, según un testigo citado por Reuters. También ha habido choques violentos en la ciudad de Ismailia, en la orilla occidental del Canal de Suez, según France Presse, mientras que la sede del partido de Mubarak en Luxor ha sido quemada, informa Al Yazira.
Ha sido inútil imponer un apagón de comunicaciones que inutilizó los móviles e Internet y sacar los tanques. Esta mañana, los teléfonos móviles han vuelto a funcionar paulatinamente en la capital.
Mensaje a la nación
El presidente egipcio se dirigió anoche a la nación por medio de un mensaje emitido por la cadena estatal Nile TV, en lo que supone la primera reacción del régimen a la oleada de protestas. Mubarak dejó claro que no tiene la menor intención de seguir el ejemplo de su homólogo tunecino, Zine el Abidine Ben Ali, que dejó el poder el 14 de enero forzado por la contestación popular. El rais egipcio, que dijo haber asumido personalmente el control de la seguridad nacional, anunció la formación de un nuevo Gobierno, cuya composición se conocerá hoy, y aseguró entender las reclamaciones de libertad de los manifestantes, siempre que se formulen de una manera pacífica y legal. "Estoy al lado de la libertad de cada ciudadano", dijo, pero "hay una delgada línea entre la libertad y el caos", informa Reuters.
"Trabajaré por la seguridad y por la libertad [de los egipcios]", así como por mejorar la economía del país, añadió el mandatario. "Se darán nuevos pasos hacia la democracia y la libertad y para afrontar el desempleo y mejorar las condiciones de vida y servicios, así como para ayudar a los más necesitados", dijo, en referencia a un futuro programa de reformas. El Gobierno se reunió pasadas las once de la mañana para presentar formalmente su dimisión antes de que se nombre el nuevo Ejecutivo.
Mubarak, que anoche departió durante media hora con el presidente de EE UU, Barack Obama, que le instó a dar pasos "concretos" hacia las reformas que el pueblo demanda, ha recibido hoy el respaldo del rey Abdulá de Arabia Saudí. "Ningún árabe o musulmán puede tolerar una intromisión en la seguridad y la estabilidad de Egipto por aquellos que se infiltran entre el pueblo en nombre de la libertad de expresión, explotándola para inyectar su odio destructivo", ha dicho el monarca, según la agencia oficial SPA.
El mensaje del presidente egipcio, poco después de la medianoche, ponía fin al peor día de protestas desde que la contestación popular contra el régimen prendió el pasado martes. Las palabras de Mubarak, sin embargo, no calmaron a la multitud que continuó en las calles, desafiando el toque de queda y asegurando que no las abandonarán hasta que el presidente deje el poder.
Hacia las tres de la madrugada, incluso la lluvia, que cae poco en esta ciudad, decidió acompañar la protesta. Los pequeños comercios de comida abrieron sus puertas aprovechando la emisión del discurso por televisión. Los manifestantes se acercaron a repostar y seguir las palabras del mandatario. "Es lo mismo de siempre", protestaban, algunos de ellos llenos de golpes después de un día de disturbios. "No creemos en las reformas. Mubarak tiene que irse".
La oposición tampoco dio demasiado crédito a las palabras del rais e insistió en la necesidad de que el gobernante renuncie. "El discurso de Mubarak no cumple con las aspiraciones del pueblo", señaló un comunicado de la Asamblea Nacional para el Cambio, liderada por el premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei. También los Hermanos Musulmanes, la fuerza opositora mayoritaria, ha mostrado su insatisfacción con el mensaje. "El cambio del Gobierno no es el objetivo fundamental, ya que hay un conjunto de reivindicaciones que piden las fuerzas políticas, como la derogación de la ley de Emergencia, la disolución del Parlamento y elecciones libres y limpias", ha declarado a Efe Walid Shalabi, asesor de información del "guía supremo" del grupo islamista, Ezzat el Badia.
Otras de las peticiones de la oposición y del pueblo son "obtener libertades públicas y juzgar a los corruptos", según Shalabi. "La destitución del Gabinete es sólo un paso. Deseamos un Gobierno que tenga interés en lanzar las libertades públicas, que resuelva el problema del desempleo y que no trabaje en beneficio de un sólo grupo", ha subrayado el miembro del grupo, ilegalizado pero semitolerado.
Ímpetu revolucionario
La multitud, joven y enardecida, está furiosa. Décadas de represión y miseria han estallado en una jornada de ira de ímpetu revolucionario. El país más importante y populoso del mundo árabe, el principal aliado de Estados Unidos (tras Israel) en Oriente Próximo, la sociedad que de alguna forma marca el patrón regional, está desde anoche en llamas. En El Cairo, el humo negro de las barricadas incendiadas se ha mezclado todo el día con el gas lacrimógeno y envuelve la ciudad en una nube de pesadilla y a la vez de euforia. Hay un precio: decenas de muertos entre la capital, Alejandría y Suez, y más de 1.000 heridos en la capital.
Los egipcios, siempre pacientes y bienhumorados, soportaron la opresión y la corrupción hasta que, sin previo aviso, estallaron. La protesta que surgió el martes en Internet, sin líderes, sin programa, sin otra ambición que romper cadenas, se amplió en unos días hasta abarcar a la población entera, o, al menos, a la enorme población urbana: solo en El Cairo viven más de 20 millones de los 80 millones de habitantes de Egipto. Los Hermanos Musulmanes se unieron a grupos cristianos, profesionales de clase media, muchachos frustrados, obreros, comerciantes, y salieron a la calle con un valor insospechado.
Represión brutal
La policía utilizó los recursos más brutales, pero también los más mezquinos del manual de la represión. Los antidisturbios lanzaron tanto gas lacrimógeno que se ahogaron a sí mismos. E intentaron encubrir su actuación atacando a periodistas (el número de incidentes en este ámbito es incontable y destaca entre ellos el cierre de la sede de la televisión Al Yazira), prohibiendo a los turistas que tomaran fotos desde sus hoteles y sometiendo al país a un apagón de telecomunicaciones. "No podemos enviarnos mensajes, pero sabemos dónde ir y qué hacer porque la calle es nuestra, no de ellos", explicó a gritos un joven embozado poco después de devolver a los antidisturbios un bote de gas.
Mohamed el Baradei, el ex director del Organismo Internacional de la Energía Atómica y premio Nobel de la Paz, que volvió el jueves a El Cairo desde su domicilio austriaco y se propone como alternativa presidencial a Mubarak, fue retenido por la mañana en la mezquita a la que acudió a rezar y luego fue sometido a arresto domiciliario, confirmaron ayer fuentes oficiales, para que no lanzara nuevos mensajes a la población. La medida no tuvo efecto alguno. La revuelta sin líderes, inspirada en la de Túnez pero muchísimo más voluminosa, tiene vida propia.
Exteriores recomienda no viajar a Egipto
El Ministerio español de Asuntos Exteriores "desaconseja todo viaje no esencial a Egipto". Según el aviso publicado por el Ministerio en su web, que recuerda que las comunicaciones de móvil e Internet se han suspendido en el país, las personas que se encuentren en Egipto deberían "extremar la precaución y mantenerse alejados de las manifestaciones que ahora han adquirido un componente violento". Por ello, se recomienda respetar el toque de queda (de seis de la tarde a siete de la mañana) y, "permanecer en los hoteles" si se está en una zona urbana.
No ha sido España el único país en realizar un aviso similar. EE UU ha pedido a sus ciudadanos que se abstengan de viajar a Egipto hasta que se estabilice la situación. Francia pide evitar los viajes, salvo los "estrictamente necesarios" y Reino Unido no ha emitido recomendación de no viajar pero sí de alejarse de las protestas.
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