domingo, 30 de enero de 2011

Egipto, se agita demasiado.

El presidente Hosni Mubarak no da señales de querer abandonar el poder, pese a una nueva jornada de protestas de miles de egipcios, que mantienen el pulso en las calles exigiendo su salida, tras 30 años en el poder.

Hoy Mubarak ha querido dar una muestra de fuerza al reunirse con los mandos militares más importantes, acompañado del sobrevuelo muy bajo de dos aviones caza sobre la plaza Tahrir, donde se concentran los manifestantes de la capital egipcia por sexta jornada consecutiva.

El paso de los cazas se ha producido poco antes de que entrara en vigor el toque de queda, a las 16.00 hora local, pero a pesar del nerviosismo que causó entre los manifestantes, los miles de personas que se encuentran concentradas allí han seguido coreando lemas contra Mubarak y su nuevo Gabinete: "Hosni Mubarak, Omar Suleimán, los dos sois agentes de los estadounidenses". "Mubarak, Mubarak, el avión te espera", es otro de los lemas.

El presidente insiste en aferrarse al poder, ignorando la tensión que sigue aumentando con cada día que pasa y los más de 100 muertos y miles de heridos que han dejado los seis días de revueltas en todo el país. Mubarak, de 82 años, se reunió por la mañana con su nuevo vicepresidente, el poderoso jefe de inteligencia, Omar Suleimán, con el ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantawi, con el jefe del Estado Mayor Dami al Anan y con otros altos mandos, un encuentro del que no ha trascendido información.

Ante las demandas de los egipcios, por ahora Mubarak ha pedido a su nuevo primer ministro que el recientemente formado Gobierno aplique políticas sociales, entre ellos preservar los subsidios, controlar la inflación o ampliar las ofertas de empleo, según ha informado la televisión estatal. "Te pido que devuelvas la confianza en nuestra economía", le pide Mubarak en una carta, en la que añade: "Confío en tu habilidad para implementar políticas económicas que estén de acuerdo con las altas preocupaciones del pueblo".

Mientras, en el otro espectro político, los partidos opositores que hasta las últimas elecciones tenían presencia parlamentaria, incluidos los Hermanos Musulmanes, se han reunido en una especie de "Parlamento alternativo" para tratar de buscar una salida a la crisis y planificar la transición. Como resultado de la reunión, se ha creado un comité de 10 personas -conformado por varios líderes de partidos, incluso algunos ilegalizados- para analizar con el Ejército el final del régimen de Mubarak y su salida del país.

Mohamed El Baradei, premio Nobel de la Paz y ex jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica, se ha erigido como el líder de la oposición y exige la salida ya de Mubarak del poder para "salvar a Egipto", según una entrevista con CNN.

"Nuestro país se está desmoronando", asegura. "Mubarak necesita irse hoy... para que se produzca una transición suave hacia un gobierno de unidad nacional, que fije todas las medidas para unas elecciones libres y justas", ha dicho El Baradei.

Poco después, el premio Nobel se ha dirigido a la plaza de Tahrir, para acompañar la multitud que a la caída de la noche sigue concentrada en el centro de la ciudad. Imágenes transmitidas por CNN muestran a El Baradei rodeado por decenas de personas que trataban de darle la mano.

"Habéis recuperado vuestros derechos y lo que hemos comenzado no podemos hacerlo retroceder", ha dicho El Baradei a las miles de personas en la plaza que gritaban "Abajo Mubarak". "Tenemos una sola exigencia: el fin del régimen y el comienzo de una nueva era, un nuevo Egipto", ha dicho el líder político. El Baradei ha reconocido el valor del pueblo egipcio después de décadas de represión. "Me inclino ante el pueblo de Egipto con respeto. Os pido paciencia, el cambio vendrá en los próximos días", ha añadido, según Reuters. Ha llamado a la población a seguir manifestándose de forma pacífica.

Sigue el caos

El tráfico ha sido menor que otros días, pese a que es jornada laborable en Egipto, y también había menos gente en las calles. Los helicópteros militares han sobrevolado El Cairo, se han escuchado disparos en el centro, y en las calles siguen vigilando patrullas de ciudadanos, que armadas de palos y cuchillos, se organizaron anoche para defender sus propiedades, sobre todo en las zonas de clase media y alta, siguiendo el llamamiento del propio Ministerio de Defensa.

El Gobierno ha anunciado que la policía saldrá de nuevo a las calles a partir del lunes, para controlar el tráfico y frenar a los saqueadores, al tiempo que ha ampliado el toque de queda en una hora: comenzará a las 15.00 horas (una hora menos en la España peninsular) hasta las ocho de la mañana del día siguiente. Hasta el momento, la medida no ha servido para frenar a los miles de manifestantes que siguen en las calles.

Las manifestaciones también se han repetido en otras ciudades como Alejandría, Mahalla, Mansura, Suez Sharm el Sheij o Ismailiya, según la cadena Al Yazira. En Mansura, una ciudad de un millón de habitantes en el noreste del delta del Nilo, decenas de miles de manifestantes se han volcado a las calles.

También destaca además el despliegue del Ejército en Sharm el Sheij, ciudad situada en el este de la península del Sinaí en la que las fuerzas militares egipcias tienen prohibida la entrada en virtud de los acuerdos de paz suscritos con Israel.

Otro problema que se suma al caos en el país son las cárceles. Miles de reclusos se han escapado en las últimas horas de distintas prisiones de Egipto y en algunos casos los arsenales de estos centros corren el riesgo de perderse, según informa la prensa egipcia.

De la cárcel de Fayoum, situada en un área desértica al suroeste de la capital, han escapado miles de reclusos que, según la televisión estatal, tras matar al alcaide y a varios guardias, están sembrando el caos en las calles. También de la prisión de Wadi el Natroun, a 120 kilómetros al noroeste de la capital, se ha informado de un motín en el que han huido miles de presos, entre ellos, muchos islamistas y también presos comunes.

Según un miembro de los Hermanos Musulmanes -principal partido opositor del país-, 34 miembros de esta formación islamista ilegalizada han escapado de esta cárcel después de que familiares de los reclusos se enfrentaran a los guardias. También se informa de la presencia de decenas de cadáveres en la calzada cerca de una prisión al este de El Cairo donde se produjo el sábado por la noche un motín.

El Ejército, la clave

Lo que sí se ha notado es un aumento de la presencia militar en las calles, con más tanques recorriendo las calles, después de una noche de saqueos y vandalismo. Los militares han comenzado a entorpecer el paso de los ciudadanos a los puntos neurálgicos de la revuelta en el centro de El Cairo, con muros de hormigón y cacheos e incluso han disparado al aire para dispersar a la multitud.

Pese a ello, y cuando ya ha comenzado el nuevo toque de queda, a las cuatro de la tarde, miles de personas llenan otra vez la plaza Tahrir. La respuesta de los militares, hasta el momento, ha sido la de no disparar contra la población ni obligar el cumplimiento del toque de queda. En algunos casos, incluso, han confraternizado con los manifestantes.

Aún se desconoce si los rangos más bajos de las Fuerzas Armadas seguirán siendo fieles a Mubarak, y si este ha decidido hablar con los generales. Fueron los generales tunecinos quienes persuadieron al presidente Ben Alí de que abandonara el poder y saliera del país tras varias semanas de protestas.

El destino de Egipto parece depender del Ejército, la única institución respetada. Las imágenes del sábado mostraban a los soldados que se abrazaban a los manifestantes, los camiones militares que lucían en el lateral frases pintadas como "Mubarak, dictador" o "Mubarak y familia, ilegales", y los blindados cargados de gente exultante. "En ningún caso dispararemos contra el pueblo; si nos dieran esa orden, la desobedeceríamos", aseguraba el comandante de las fuerzas desplegadas en la plaza Tahrir y sus alrededores.

Sin embargo, durante el domingo por la mañana, los militares han endurecido claramente los controles. Los tres presidentes egipcios (Nasser, Sadat, Mubarak) desde la caída de la monarquía, 60 años atrás, han salido del Ejército, lo cual da una idea de la influencia militar.

El Ejército también se ha hecho cargo de la vigilancia del Ministerio del Interior, vacío después de que los trabajadores fueran evacuados esta mañana, informa Reuters. En los últimos días grupos de manifestantes han tratado de entrar, e incluso se registraron ayer intercambios de tiros con los agentes que lo custodiaban. Dos vehículos blindados y un tanque están apostados en el exterior.

El único signo de normalidad es el retorno de la telefonía móvil; las líneas, sobrecargadas, solo funcionaban a veces, pero funcionaban. Internet, en cambio, permaneció cerrado. Y para ampliar el cerrojo informativo, el Ministerio de Información ha acallado a Al Yazira, la única cadena de televisión que retransmitía en directo y de forma continua la revuelta.

Evacuación estadounidense

La creciente tensión en el ambiente se ha traducido en el llamamiento de la Embajada de EE UU a sus ciudadanos para que abandonen el país, aunque asegura que la evacuación es voluntaria.

"El Departamento de Estado está haciendo gestiones para proporcionar transporte a lugares seguros en Europa", según un comunicado. "Los vuelos a puntos de evacuación comenzarán a salir de Egipto el lunes 31 de enero". También Turquía ha enviado dos aviones de Turkish Airlines a Egipto para evacuar a sus ciudadanos, según la agencia Anatolian.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha insistido hoy en que se produzca una "transición calmada" hacia un diálogo nacional que culmine en una "democracia real"que dé "una oportunidad" al pueblo egipcio para expresar su voz. Washington sigue sin pronunciarse abiertamente contra Mubarak, un aliado importante en Oriente Próximo. La secretaria de Estado, en una entrevista, ha expresado su deseo de que Egipto tenga un plan bien pensado que culmine en un Gobierno de participación democrática".

Los turoperadores occidentales ya cancelaron sus viajes al país desde el inicio de las protestas. Ahora, las empresas extranjeras también han comenzado a evacuar a su personal. En el aeropuerto internacional de El Cairo se viven escenas de caos, ante la escasez de vuelos de salida del país.

Vacío de poder

Durante toda la jornada de ayer, la victoria de la revolución pareció al alcance de la mano. La multitud de la plaza Tahrir seguía exigiendo la dimisión de Mubarak y el fin de la dictadura. Pero Mubarak no se va. Al contrario, lucha por su supervivencia política. Nombró un vicepresidente y un nuevo Gobierno, que está previsto que se anuncie durante el día de hoy, según informaron a Efe fuentes del centro de prensa oficial egipcio.

Mientras el desorden se extiende por un país sin policía y se acumulan los muertos, la felicidad de la mañana de ayer se combinaba al anochecer con la incertidumbre y el miedo al caos. Los jefes de Estado de Reino Unido, Francia y Alemania piden a Mubarak que evite la violencia.

El vacío de poder, real o aparente, resulta clamoroso. Tras su alocución televisiva del viernes por la noche, en la que advirtió de que la línea que separaba la libertad del caos es muy fina, Mubarak volvió al silencio de su palacio. Solo reapareció brevemente en televisión para mostrarse nombrando a Suleimán como vicepresidente, una novedad en un régimen en el que durante 30 años solo ha existido el faraón Mubarak y, por debajo de él, súbditos.

Suleimán se perfila como el hombre de recambio, el encargado de pilotar una hipotética transición. A algunos ciudadanos les parece bien, aunque se hubiera encargado de los servicios secretos y, en último extremo, de la represión. El odio popular se concentra en Mubarak, el Ministerio del Interior y la policía.

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