Los enfrentamientos entre policías y manifestantes ya han comenzado en Egipto. Las fuerzas de seguridad se sirven de gases lacrimógenos y cañones de agua para tratar de contener a los cientos de miles de manifestantes que están arrojando piedras y basura a los policías.
Los jóvenes han convocado para hoy una gran protesta en El Cairo
Las revueltas se suceden en las principales ciudades del país. En El Cairo los manifestantes se han congregado en las inmediaciones del palacio presidencial. Las inestabilidad se extiende también a otras ciudades como Alejandría, Suez y Aswan.
El régimen egipcio de Hosni Mubarak ha bloqueado el acceso a Internet en todo el país árabe en un intento de hacer fracasar la gran jornada de protestas prevista para este viernes y en la que por vez primera iba a participar Mohamed El Baradei y, sobre todo, los Hermanos Musulmanes, la gran fuerza islamista de Egipto. Los jóvenes egipcios y los organizadores de las marchas que desde el martes se llevan a cabo por todo el país han empleado masivamente Facebook y Twitter para coordinarse.
Ahora ya no lo podrán hacer. Además, desde esta mañana tampoco funcionan los teléfonos móviles en El Cairo y posiblemente tampoco en el resto del país, por lo que los participantes en las manifestaciones tampoco podrán enviar mensajes ni hacer llamadas.
Al igual que en la revuelta social que forzó la salida del dictador Ben Ali en Túnez, Internet está siendo el instrumento clave para que los egipcios contrarios a Mubarak coordinen fuerzas. Facebook y Twitter han sido hasta hoy los lugares donde alentar las revueltas. El Gobierno egipcio, consciente de esta movilización creciente, intenta ahora frenarla en seco.
Las conexiones a Internet empezaron a ralentizarse anoche a las 22.30 (una hora menos en España). Dos horas antes el acceso a Facebook se hizo imposible. Poco antes Twitter también dejó de funcionar. Y desde la medianoche no se pudo acceder a ninguna dirección en la Red. Las cuatro principales operadoras de Internet -Etisalat, Mobinil, Vodafone y Tedata- siguen sin dar servicio esta mañana. El Gobierno de Mubarak, entretanto, guarda silencio y no ha dado explicación alguna de la censura aplicada a Internet.
Control exhaustivo
Egipto, con 83 millones de habitantes, cuenta con más de 16 millones y medio de usuarios en Internet, según el informe anual de Reporteros sin Fronteras sobre la censura en Internet (en formato PDF y en inglés), que incluye al país árabe en la lista de naciones que aplican algún grado de censura a los contenidos en la Red. Según este informe, de mayo de 2010, el Gobierno egipcio lleva aplicando desde 2007 un estrecho control bajo el paraguas de la lucha contra el terrorismo de corte islamista, con la creación de un departamento especial dentro del Ministerio del Interior.
Facebook, por ejemplo, se somete a un escrutinio constante por parte de las autoridades, que almacenan datos, direcciones y correos de cientos de activistas, algunos de los cuales han sido arrestados por las opiniones vertidas en la red social sin que haya mediado ninguna orden judicial previa. El control sobre el tráfico en Internet también obliga a los proveedores a suministrar al Gobierno cuantos datos demande de sus usuarios. Lo mismo ocurre con las compañías de telefonía móvil. El anonimato tampoco es posible en los cibercafés de ciudades como El Cairo.
Todo aquel que se conecte en esos lugares corre el riesgo de ser sometido, sin saberlo, a un auténtica rueda de reconocimento policial. Las autoridades presionan a menudo a los dueños de estos establecimientos para que les proporcionen datos personales de los usuarios. Muchos cafés exigen a sus clientes que presenten su DNI para conseguir el código que les permita entrar en Internet.
Los islamistas se unen a la protesta
Hoy es el día de la gran revuelta en la que está prevista una participación masiva -las cifras hablan de más de 20 mil personas- que recorrerá las calles de Egipto en contra del Gobierno del presidente Hosni Mubarak. El pistoletazo de salida será después de la oración -el viernes equivale al domingo en Occidente. Hasta ahora los jóvenes han liderado y organizado la mayor revuelta en 30 años, ayudándose de redes sociales como Facebook y poniendo al Gobierno contra las cuerdas. Ningún partido, ningún líder político se había destacado como guía. Al menos hasta ayer.
"Si la gente, en particular los jóvenes, si ellos quieren que lidere la transición no voy a defraudarlos". Mohamed el Baradei aterrizó el jueves en el aeropuerto de El Cairo con la intención de unirse hoy a las protestas que desde el martes se llevan a cabo por las calles de todo el país. Ayer por la noche el principal partido opositor, los Hermanos Musulmanes, anunció que también estará presente en las calles.
"Los Hermanos Musulmanes participaremos en las manifestaciones del viernes del cólera... con todas las fuerzas nacionales y el pueblo egipcio", afirma en un comunicado uno de los dirigentes del partido, Saad Katatni. El grupo asegura que no quieren protagonizar las protestas, pero que finalmente han decidido asistir y que están "dispuestos a mantener una firme presencia en las calles" si la situación lo requiere, según las palabras del portavoz Mohamed Morsi recogidas en la web del partido.
El día se prevé intenso. Una tensión que ya ha empezado esta misma noche. Pocas horas después del comunicado de los Hermanos Musulmanes las fuerzas de seguridad del país han detenido al menos a ocho de sus dirigentes más destacados, entre ellos a Mohamed Morsi, y a varios miembros más del partido. La agencia France Press habla incluso hasta de una veintena de arrestados. "La policía ha detenido a Essam El-Erian y Mohamed Mursi, y hay otros detenidos.
Mucha gente, es difícil conocer el número exacto", ha confirmado a la agencia Reuters el abogado Abdel-Moniem Abdel-Maksoud. "La razón es conocida: es por lo que se espera que pase mañana". Según una fuente de seguridad, recogida por la misma agencia, las autoridades han ordenado a las fuerzas de seguridad actuar con contundencia a lo largo de la noche.
A pesar de que esta organización no está detrás de las protestas de los últimos días, pide la disolución del Parlamento así como también la liberación de las personas que han sido detenidas desde que éstas empezaran. Más de un centenar de miembros del partido, ilegal pero tolerado por el régimen, ya fue detenido poco antes de las elecciones del mes de finales de noviembre, de las que acabaron por retirarse al considerarlas fraudulentas.
La esperada protesta de hoy ha estado precedida por una gran violencia que ayer se extendía por distintos puntos del país. Los egipcios se lanzaron de nuevo a protestar de El Cairo a Alejandría, pasando por Ismailia y Suez. En esta última ciudad se registraron algunos de los enfrentamientos más violentos y un beduino perdió la vida de un disparo, sumándose a las seis muertes -cuatro manifestantes y dos policías- que ha habido hasta ahora.
Un regreso esperado
El Baradei había sido criticado por estar fuera del país durante estos días después de haber pasado el último año presionando al régimen e instándole a llevar a cabo reformas políticas. Hace unos meses incluso fundó la Asamblea Nacional para el Cambio. Al fin, el diplomático recogió el guante y anunció que su prioridad ahora es "ver un nuevo Egipto (...) a través de una transición pacífica".
El diplomático había dado tibias muestras de apoyo a la revuelta. En comentarios a través de Twitter, animaba a protestar de manera pacífica. El pasado lunes enmudeció y no abrió la boca hasta la noche del miércoles: el diplomático volvía a Egipto porque "no le quedaba otra opción". "Mubarak ha servido durante treinta años al país y ya es hora de que se retire", decía poco antes de embarcar en Viena rumbo a El Cairo.
"Me parece que esta es la oportunidad que El Baradei estaba esperando", considera el analista independiente Issander El Amrani. "Se había apartado de las protestas argumentando que correspondía a los ciudadanos organizarse, pero la gente está ahora en las calles, y es el momento para que pueda intentar reclamar el liderazgo de un movimiento en lugar de ser un líder político aislado", dice.
En Egipto la noticia de su vuelta corrió como un reguero de pólvora en Internet con opiniones encontradas. Hay quien anhela que el Nobel de la Paz se ponga a la cabeza de la revuelta, mientras otros juzgan que debería pasar menos tiempo en el extranjero y más en las calles de su país. Y eso es lo que parece que va a hacer el diplomático: "Mañana va a haber en Egipto una gran manifestación y yo estaré allí con los egipcios".
El portavoz de la web Todos somos Khaled Said aprecia que el diplomático piense unirse a ellos hoy, pero considera que aún es pronto para ver lo que ocurrirá con El Baradei. "Sería una buena opción como líder interino siempre que se comprometa a no volver a presentarse a las elecciones", afirma. "Hasta ahora no ha hecho demasiado y depende de él si esta vez quiere de verdad hacer algo.
Tuvimos grandes esperanzas en él, pero por el momento no ha hecho, ni ha se arriesgado a nada", concluye el activista. Como asegura el analista El Amrani, queda por ver "si Egipto quiere que El Baradei les represente", pero en su opinión "se necesitarán más egipcios prominentes para poner rostro a lo que de momento es la revuelta, un movimiento espontáneo y sin cabeza", concluye.
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