Como se esperaba, el primer aniversario de la muerte del prisionero de conciencia cubano Orlando Zapata fue movido y tenso, con mucha vigilancia policial, actos de repudio, arrestos y algunos incidentes menores en diversas poblaciones de la isla.
Según fuentes disidentes, medio centenar de opositores fueron objeto de detenciones arbitrarias en las últimas 48 horas y otros tantos sufrieron arrestos domiciliarios, incluido el Premio Sajarov 2010, Guillermo Fariñas, en la ciudad de Santa Clara.
"En todos los casos han sido detenciones preventivas, probablemente de corta duración, con el propósito de evitar la participación en los actos de conmemoración de la muerte de Zapata", aseguró el activista de los derechos humanos, Elizardo Sánchez.
Zapata, un albañil de 42 años convertido en icono de la disidencia cubana, murió el 23 de febrero de 2010 luego de una huelga de hambre de 85 días en protesta por las duras condiciones carcelarias a la que era sometido y en reclamo del estatus de preso político.
Su fallecimiento, en el Hospital Hermanos Ameijeiras de La Habana, donde había sido ingresado en el último momento a causa de su delicado estado de salud, provocó una ola mundial de protestas y llamó la atención sobre la lucha de las Damas de Blanco y la situación de los presos del denominado Grupo de los 75.
En julio del año pasado, con el caso Zapata como telón de fondo, el Gobierno de Raúl Castro se comprometió con la Iglesia Católica a liberar a los 52 presos políticos de dicho colectivo que seguían en prisión. Desde entonces, 46 han sido excarcelados -de los cuales, 40 han aceptado la condición de exiliarse en España y seis han quedado libres en su país- mientras que otros seis que rechazan emigrar permanecen en prisión.
En vísperas del aniversario, la policía cubana desplegó un fuerte operativo de vigilancia en diversos pueblos y ciudades del oriente cubano, sobre todo en Banes, la localidad natal de Zapata, en la provincia de Holguín. La madre del opositor, Reina Luisa Tamayo, que había sido detenida un día antes, fue liberada y finalmente pudo acudir al cementerio donde su hijo está enterrado.
En La Habana, las Damas de Blanco convocaron una vigilia para recordar a quien consideran su mártir. Toda la zona estuvo estrechamente vigilada por agentes de civil y se practicaron varios arrestos "preventivos", en lo que Elizardo Sánchez describió como un "nivel de represión de baja intensidad, pero suficiente para mantener el control".
No obstante, un centenar de personas afines al Gobierno hicieron un acto de repudio a las puertas del domicilio de Laura Pollán, líder de las Damas de Blanco, y algunas de ellas arrojaron huevos contra su vivienda.
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