domingo, 17 de marzo de 2013

La dupla.

Messi y Villa hacen buenas migas

Los goles de los delanteros del Barça abaten (3-1) a un Rayo tan valiente como futbolero


Villa y Messi se abrazan tras un gol del segundo. / David Ramos (GETTY)

El fútbol se disputa a la velocidad de vértigo cuando uno de los contendientes es el Rayo. Tanto da que el partido se celebre en el Camp Nou. Muy pocos equipos tienen la personalidad del que entrena Paco Jémez. Incluso el Barcelona tuvo que jugar como dispuso el club de Vallecas. No le importó demasiado, sobre todo porque los muchachos de Tito Vilanova y Jordi Roura han resuelto muchos encuentros de la Liga a partir del intercambio de goles, una fórmula infalible ante rivales como el Rayo, mitad valientes y mitad temerarios, siempre reconocibles, nunca especulativos.
Aunque no se cansó de tocar, llegar, rematar y tirar córners —hasta 10—, el Rayo no coló ni un solo remate en el marco de Pinto hasta que salió Tamudo. No tiene los delanteros ni los centrocampistas del Barça, futbolistas con llegada como Cesc e Iniesta, ni goleadores del calibre de Villa o Messi. A bodas me convidas, respondieron los puntas del Barça a la propuesta del Rayo,

BARCELONA, 3 - RAYO, 1

Barcelona: Pinto; Adriano (Alves, m. 22), Piqué, Mascherano, Jordi Alba; Cesc (Song, m. 81) Busquets, Iniesta (Thiago, m.64); Alexis, Messi y Villa. No utilizados: Oier, Bartra, Pedro y Tello.
Rayo Vallecano: Rubén; Tito, Gálvez, Figueras, Arbilla; Adrián (Lass, m.61), Trashorras; José Carlos, Chori Domínguez (Isaac Gómez, m.84), Piti; y Delibasic (Tamudo, m.69). No utilizados: Cobeño, Amat, Nacho y Vázquez.
Goles: 1-0. M. 25. Villa. 2-0. M.39. Messi. 3-0. M. 57. Messi. 3-1. M.69. Tamudo.
Árbitro: González González. Amonestó a Piti, Trashorras, Tito, Pinto y Rubén.
Camp Nou. 68.197 espectadores. Adriano será baja de cuatro a seis semanas.
La rapidez de la contienda pareció sobrepasar al pichichi del campeonato, el artillero infalible después de contar por lo menos un gol en las últimas 17 jornadas, lo nunca visto en ningún sitio. Futbolista de pausa solemne y regate continuo, duro y seco, Messi marró un tiro a portería vacía después de una asistencia de Cesc. No atinó a rematar sin parar, como exigía el guion, se alargó su control con la zurda, resbaló y se dio media vuelta ante Rubén. La hinchada se frotó los ojos y Messi se quedó con cara de rey pasmado, irreconocible hasta que mandó un libre directo al larguero.
Desatinado como falso 9, Messi se redimió acto seguido como auténtico 10. Iniesta robó la pelota, jugó para Messi y el argentino eliminó la marca con un caño sensacional que le permitió progresar hacia el arco y elegir a quién dar el gol: Alexis y Villa. No dudó ni un momento: Messi prefirió a El Guaje, titular por cuarta vez, de nuevo goleador. No falló el asturiano ante Rubén y minutos más tarde le devolvió el regalo a Messi, para que aumentara sus números con un preciso tiro cruzado en el pico del área.
Messi y Villa combinaron muy bien, como ya viene ocurriendo últimamente, nada que ver con el inicio de temporada. El Guaje ha recuperado su forma y Messi vuelve a tener la chispa y el desborde que abate por igual a los equipos italianos y españoles. No hay mejor imagen que la del 3-0. Los barcelonistas convirtieron en gol un córner en contra, igual que hace cada día el Madrid, un equipo de un físico exuberante. Jordi Alba sacó la pelota, Villa la peleó como un jabato en la divisoria hasta tocar para Messi y la carrera del 10 con Arbilla acabó con un mano a mano imposible para Rubén: el toque sutil, la vaselina, el pique al balón sobre la salida del arquero, es su suerte referida.
No hay quien pare a Messi: 41 goles en 28 partidos, prácticamente una vuelta de la Liga marcando en todos los encuentros, a falta solo de la visita a Balaídos. El 10 también desequilibra a campo abierto, cuando hay espacio y el equipo se despliega en rápidas transiciones, como proponía el Rayo. El partido perfecto para jugadores como Jordi Alba y el más delicado para Busquets. Al volante central azulgrana le costó encontrar el sitio y controlar el juego ante tanto ir y venir de unos y otros, ambos irreductibles.
El Rayo no paró ni un momento, cada vez más atrevido, para nada atemperado por el marcador. Paco sacó a Tamudo con 3-0 y nada más salir el delantero embocó el centro de Piti, después de una sotana a Villa, cuando todavía duraba la rechifla de la hinchada contra el exdelantero del Espanyol. Piti se marcó un partido fenomenal en el Camp Nou y a Pinto le remataron más que al exbarcelonista Rubén. Al guardameta azulgrana incluso le sacaron una tarjeta por perder tiempo en el Camp Nou.
Los cambios mejoraron más al Rayo que al Barça. No hubo concesiones por parte de Roura en la alineación, y los azulgrana, capitaneados por un Iniesta muy puesto y resultón, formaron con sus mejores futbolistas disponibles: Xavi y Puyol están lesionados y si salió Alves fue porque se rompió nuevamente Adriano, baja de cuatro a seis semanas. Les toca esperar a los chicos de la cantera como Bartra y Montoya. No está para bromas el equipo de Messi, que acabó como capitán. La única cosa que se acepta de momento en el Camp Nou es que falle goles Alexis mientras juegue Villa, felizmente abrazado ahora a Villa.

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