lunes, 24 de enero de 2011

El suicidio, esa calamidad social.

El doctor Diego José Palao Vidal dirige el centro de Salud Mental del Parc Taulí de Sabadell, que hace tres años que aplica el Proyecto Europeo Contra la Depresión, cuyo objetivo es reducir la tasa de mortalidad por suicidio, y que ahora mismo sólo se aplica en dos centros en toda España: el Taulí y el hospital de Sant Pau. Un síntoma más de que el suicidio sigue sin ser un tema de debate público ni considerado una prioridad social, pese a en España cada día se quitan la vida nueve personas.

En 2008, último año del que hay datos disponibles, fueron 3.467 los muertos por suicidio, que se erigió en la primera causa de muerte no natural en nuestro país, por delante de los accidentes de tráfico, y en la primera causa de muerte, natural o no, entre la población joven. Y no porque haya más que antes -la cifra se mantiene estable desde mediados de los 90-, sino porque los siniestros en carretera han bajado. Los accidentes, que sí que aparecen en los medios y son objeto de campañas de concienciación.

¿En qué consiste el plan que aplican de prevención del suicidio?

Hay varios niveles. Por un lado, una campaña informativa dirigida a la población en general y que lanza el mensaje de que la depresión es una enfermedad y se puede curar. Por otro, ofrecemos formación a los profesionales, a todos los equipos de atención primaria de Sabadell, para que sepan cómo detectar y tratar mejor la depresión, y establecemos vías rápidas para derivar pacientes con riesgo de suicidio.

Y finalmente, nos dirigimos a agentes sociales relevantes: centros de trabajo social, escuelas, etc. También hemos hecho talleres para adolescentes de 3º de ESO. Todo esto se hace simultáneamente, para intentar prevenir y tratar mejor la depresión, porque es la enfermedad que con más frecuencia se asocia al suicidio. Y también actuamos en poblaciones con especial riesgo.

Que son...

El factor de riesgo más importante, aparte de padecer enfermedad mental –sobre todo depresión-, es haber cometido tentativas de suicidio. Nosotros establecemos un programa de gestión telefónica. Tenemos una persona que a todos los que han cometido una tentativa, les llama al cabo de una semana, de un mes, y luego a los tres, a los seis y a los doce meses, para vincularlos al tratamiento que cada caso requiera. En niños y jóvenes, como hay menos casos, podemos hacer además una intervención psicoterapéutica, con visitas al psicólogo.

¿Y el plan está dando resultado?

Hemos reducido las tentativas. Aquí, en urgencias atendemos más de 300 casos de tentativas al año, con una población de 400 mil habitantes. Éste es un dato que pocos hospitales pueden dar, porque no se registra de forma sistemática. Y con el sistema de gestión telefónica, las tentativas han bajado un 30%. Creemos que es porque les damos más oportunidades de que reciban ayuda, y el hecho de llamarles y preguntarles como les va con su médico, les supone un apoyo.

¿Llevan un recuento de los suicidios de su zona?

Sí, tenemos un convenio con el Instituto de Medicina Legal de Catalunya que nos facilita los datos de los suicidas en el partido judicial de Sabadell. Hemos sido el segundo hospital de Catalunya en tener un registro de este tipo, junto con el de Vic. Y ahora también ha empezado a hacerlo Sant Pau. Luego, hacemos un análisis de los registros sanitarios y miramos todos los factores asistenciales en cada caso: qué medico le veía, cada cuánto, qué tratamiento seguía, si estaba diagnosticado o no como paciente depresivo, etc.

¿Alguna conclusión?

Que en nuestra zona sólo un 14% de los suicidas consumados estaban recibiendo atención psiquiátrica especializada, porque el resto o no habían sido detectados o habían abandonado el tratamiento. Eso no quiere decir que todos la requirieran, porque la depresión es tan frecuente que la mayoría de los casos son atendidos de forma eficaz por los médicos de atención primaria, y el objetivo es que eso continúe así, porque es imposible atender todos los casos a nivel especializado. Es como la gripe: los casos más graves sí los trata el especialista, pero la mayoría son bien atendidos por la atención primaria.

Lo que intentamos es que se evalúe siempre el posible riesgo de suicidio y si se detecta, se pase al especialista. ¿Qué hemos conseguido? Tratar de valorar la incidencia en la tasa de suicidios solo se puede ver en series temporales largas, de cinco años o más, porque si la tasa anual en España es de 8 o 9 casos por 100 mil habitantes, en nuestra zona es del 6 o 7 por 100 mil, y de un año a otro puede haber una variación de dos o tres casos...

Cifras muy bajas para tener en cuenta la variación porcentual.

Sí. Para ver una disminución en la tasa de suicidios, habría que hacer un registro a nivel nacional o autonómico, como se hace con los accidentes, y luego una intervención a ese mismo nivel. Así sí se podría valorar si una medida concreta es eficaz. Lo que pasa es que un plan como el que estamos aplicando nosotros es complejo, no es fácil aplicarlo a nivel nacional.

Pues teniendo en cuenta las cifras, igual habría que planteárselo. Éste es un asunto muy preocupante.

Muy preocupante, sí.

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