El Oscar dice ‘No’
La película de Larraín es la aspirante hispana de esta edición
Más de 35 filmes en español en 85 años de galas optaron a la estatuilla
El Oscar no acaba de aprender español. Y no será por intentos. En sus
85 años de historia más de 35 películas aspiraron en español a la
gloria del Oscar. Filmes españoles en su mayoría, país que lleva 19
candidaturas en la categoría de película en lengua no inglesa, la
tercera después de Francia e Italia, y cuatro victorias, aunque también
hubo filmes mexicanos, argentinos y hasta tímidos intentos uruguayos,
cubanos o puertorriqueños de lograr la estatuilla. Pero llegada la 85ª
edición la estatuilla no parece ni tan siquiera segura a la hora de
decir No. Este es el título de la película chilena que este año compite en la categoría de mejor película de habla extranjera,
un gran paso para la cinematografía de Chile pero una perfecta
desconocida para los miembros de la Academia de Artes y Ciencias
Cinematográficas de Hollywood, demasiado entusiasmados con la obra de
Michael Haneke Amor como para prestar atención al resto de las candidatas. De hecho No figura la última en todas las quinielas del Oscar que no dudan ni por un segundo de la victoria de Amor.
Pero aunque se cumplan los pronósticos, el filme que protagoniza Gael García Bernal cumplirá la regla no escrita de la pasada década de que no quede un año sin nombre hispano en las listas. La llegada de los Oscar al teatro Dolby de Hollywood & Highland (antes Kodak) en su 74ª edición marcó el nacimiento de una estrella, Ricardo Darín, y de un director, Juan José Campanella, con la candidatura de El hijo de la novia a mejor película extranjera. Ganó otro, pero fue un tema de paciencia porque el mismo tandem consiguió finalmente la estatuilla en la misma categoría ocho años más tarde con El secreto de sus ojos.
Paciencia es la única palabra en el vocabulario castellano del Oscar porque una y otra vez se repite la misma tónica. Javier Bardem lleva tres candidaturas, dos como mejor actor (Antes que anochezca y Biutiful) y una como mejor intérprete de reparto (No es país para viejos). Se llevó precisamente esta, la segunda. Lo mismo le pasó a su ahora pareja, Penélope Cruz. Tres candidaturas (Volver como mejor actriz y Vicky Cristina Barcelona y Nine como secundaria) y un solo oscar, el que obtuvo con el segundo intento, con el filme de Woody Allen.
Otro término bastante utilizado en Hollywood a la hora de hablar de los hispanos es el de “marea” y es que hay años que llegan con la fuerza de un tsunami. Así fue en la 75ª edición de los Oscar cuando por la alfombra roja pasearon Pedro Almodóvar y su equipo defendiendo Hable con ella; Salma Hayek con aquellos que junto a ella hicieron posibles las 6 candidaturas de Frida, o Gael García Bernal, protagonista ahora de No y entonces de dos películas nominadas, Y tú mamá también (guion original) y El crimen de padre Amaro (película en lengua extranjera). Nicole Kidman le ganó a Hayek por una nariz, la de Virginia Wolf en Las horas; Roman Polanski se llevó el Oscar como mejor director con El pianista pero a Almodóvar le quedó el dulce premio de consolación de ganar la estatuilla a mejor guion original. Lo mismo le pasó al documentalista español Vicente Franco que perdió ante Bowling for Columbine pero aún así subió al escenario cuando, en un acto de generosidad, Michael Moore invitó a todos sus compañeros de categoría a acompañarle al podio. Al año siguiente llegaron a esta categoría de mejor documental Carles Bosch y Josep Maria Domènech con Balseros.
Para recordar está también la 79ª edición de los Oscar, en 2007, cuando hubo 19 candidaturas hispanas gracias a películas como Babel, Hijos del hombre o El laberinto del fauno además de dos cortometrajes españoles, Binta y la gran idea y Eramos pocos. Eso sí, solo tres victorias para el equipo visitante pero el germen quedó ahí, en Hollywood, desde donde Del Toro, Cuarón y González Iñárritu operan con su productora Cha, Cha, Cha.
Naomi Watts tampoco tiene muchas posibilidades de llevarse el Oscar este año por su trabajo en Lo imposible, de J.A.Bayona, pero ella sí debería hablar español porque sus dos candidaturas le han llegado de la mano de un hispano tras su primera nominación por 21 gramos. La paciencia también acompaña al compositor español Alberto Iglesias, y mucho, con tres candidaturas hasta la fecha (El jardinero fiel, Cometas en el cielo y El topo) y ninguna estatuilla en su poder mientras que su compañero argentino Gustavo Santaolalla obtuvo dos candidaturas, En terreno vedado y Babel, y dos oscars. Eso sí, le llevó dos premios que le aceptaran como miembro de la Academia, irónico cuando cualquier ganador, incluso cualquier nominado, recibe la invitación a formar parte de este grupo de elegidos por el solo hecho de haber tomado parte.
Hubo más músicos oscarizados en estos años, como Jorge Drexler que les dio en la cara a los organizadores de la ceremonia cuando en 2004 le impidieron cantar su propia canción nominada en el escenario del teatro Dolby, tema que Carlos Santana y Antonio Banderas mancillaron sin perdón. Al final el uruguayo pudo entonar para todos y a capella el tema Al otro lado del río cuando su trabajo en Diarios de motocicleta le colocó en el escenario con todos los honores y la estatuilla en la mano.
Benicio del Toro (21 gramos), Catalina Sandino Moreno (María llena de gracia), Adriana Barraza (Babel), Viggo Mortensen (Promesas del este) o Demian Bichir (Una vida mejor) son otros de los nominados hispanos en esta última década en categorías de interpretación mientras las categorías técnicas también se llenaron de nombres con “ñ”, “r” y acentos. Desde aquellos que le dieron el entrecejo a Frida (Beatrice de Alba y Felipe Fernández del Paso), los que hicieron un tetrapléjico de Bardem en Mar adentro (Manolo García y Jo Allen) o quienes dieron forma a las pesadillas de Guillermo del Toro en El laberinto del fauno (Eugenio Caballero y Pilar Revuelta, David Martí y Montse Ribe); directores de fotografía como Rodrigo Prieto (Brokebakc mountain), Guillermo Navarro (El laberinto del fauno), Emmanuel Lubezki (Hijos del hombre). Todos ellos, ganadores o simplemente candidatos, son antecesores de la suerte que acompaña a Paco Delgado en su candidatura a mejor vestuario por Los miserables. Y hay más. Cortometrajistas (al menos tres españoles en los últimos años: Nacho Vigalondo, Borja Cobeaga y Juan Carlos Fresnadillo) de imagen real o de animación, documentalistas, animadores, guionistas. La última década ha demostrado que el Oscar siempre cuenta con una lección de castellano en su papeleta. Incluso aunque sea para decirle que no a ese esperanzado filme que con el título de No defiende el cine hispano este año.
Pero aunque se cumplan los pronósticos, el filme que protagoniza Gael García Bernal cumplirá la regla no escrita de la pasada década de que no quede un año sin nombre hispano en las listas. La llegada de los Oscar al teatro Dolby de Hollywood & Highland (antes Kodak) en su 74ª edición marcó el nacimiento de una estrella, Ricardo Darín, y de un director, Juan José Campanella, con la candidatura de El hijo de la novia a mejor película extranjera. Ganó otro, pero fue un tema de paciencia porque el mismo tandem consiguió finalmente la estatuilla en la misma categoría ocho años más tarde con El secreto de sus ojos.
Paciencia es la única palabra en el vocabulario castellano del Oscar porque una y otra vez se repite la misma tónica. Javier Bardem lleva tres candidaturas, dos como mejor actor (Antes que anochezca y Biutiful) y una como mejor intérprete de reparto (No es país para viejos). Se llevó precisamente esta, la segunda. Lo mismo le pasó a su ahora pareja, Penélope Cruz. Tres candidaturas (Volver como mejor actriz y Vicky Cristina Barcelona y Nine como secundaria) y un solo oscar, el que obtuvo con el segundo intento, con el filme de Woody Allen.
Otro término bastante utilizado en Hollywood a la hora de hablar de los hispanos es el de “marea” y es que hay años que llegan con la fuerza de un tsunami. Así fue en la 75ª edición de los Oscar cuando por la alfombra roja pasearon Pedro Almodóvar y su equipo defendiendo Hable con ella; Salma Hayek con aquellos que junto a ella hicieron posibles las 6 candidaturas de Frida, o Gael García Bernal, protagonista ahora de No y entonces de dos películas nominadas, Y tú mamá también (guion original) y El crimen de padre Amaro (película en lengua extranjera). Nicole Kidman le ganó a Hayek por una nariz, la de Virginia Wolf en Las horas; Roman Polanski se llevó el Oscar como mejor director con El pianista pero a Almodóvar le quedó el dulce premio de consolación de ganar la estatuilla a mejor guion original. Lo mismo le pasó al documentalista español Vicente Franco que perdió ante Bowling for Columbine pero aún así subió al escenario cuando, en un acto de generosidad, Michael Moore invitó a todos sus compañeros de categoría a acompañarle al podio. Al año siguiente llegaron a esta categoría de mejor documental Carles Bosch y Josep Maria Domènech con Balseros.
Para recordar está también la 79ª edición de los Oscar, en 2007, cuando hubo 19 candidaturas hispanas gracias a películas como Babel, Hijos del hombre o El laberinto del fauno además de dos cortometrajes españoles, Binta y la gran idea y Eramos pocos. Eso sí, solo tres victorias para el equipo visitante pero el germen quedó ahí, en Hollywood, desde donde Del Toro, Cuarón y González Iñárritu operan con su productora Cha, Cha, Cha.
Naomi Watts tampoco tiene muchas posibilidades de llevarse el Oscar este año por su trabajo en Lo imposible, de J.A.Bayona, pero ella sí debería hablar español porque sus dos candidaturas le han llegado de la mano de un hispano tras su primera nominación por 21 gramos. La paciencia también acompaña al compositor español Alberto Iglesias, y mucho, con tres candidaturas hasta la fecha (El jardinero fiel, Cometas en el cielo y El topo) y ninguna estatuilla en su poder mientras que su compañero argentino Gustavo Santaolalla obtuvo dos candidaturas, En terreno vedado y Babel, y dos oscars. Eso sí, le llevó dos premios que le aceptaran como miembro de la Academia, irónico cuando cualquier ganador, incluso cualquier nominado, recibe la invitación a formar parte de este grupo de elegidos por el solo hecho de haber tomado parte.
Hubo más músicos oscarizados en estos años, como Jorge Drexler que les dio en la cara a los organizadores de la ceremonia cuando en 2004 le impidieron cantar su propia canción nominada en el escenario del teatro Dolby, tema que Carlos Santana y Antonio Banderas mancillaron sin perdón. Al final el uruguayo pudo entonar para todos y a capella el tema Al otro lado del río cuando su trabajo en Diarios de motocicleta le colocó en el escenario con todos los honores y la estatuilla en la mano.
Benicio del Toro (21 gramos), Catalina Sandino Moreno (María llena de gracia), Adriana Barraza (Babel), Viggo Mortensen (Promesas del este) o Demian Bichir (Una vida mejor) son otros de los nominados hispanos en esta última década en categorías de interpretación mientras las categorías técnicas también se llenaron de nombres con “ñ”, “r” y acentos. Desde aquellos que le dieron el entrecejo a Frida (Beatrice de Alba y Felipe Fernández del Paso), los que hicieron un tetrapléjico de Bardem en Mar adentro (Manolo García y Jo Allen) o quienes dieron forma a las pesadillas de Guillermo del Toro en El laberinto del fauno (Eugenio Caballero y Pilar Revuelta, David Martí y Montse Ribe); directores de fotografía como Rodrigo Prieto (Brokebakc mountain), Guillermo Navarro (El laberinto del fauno), Emmanuel Lubezki (Hijos del hombre). Todos ellos, ganadores o simplemente candidatos, son antecesores de la suerte que acompaña a Paco Delgado en su candidatura a mejor vestuario por Los miserables. Y hay más. Cortometrajistas (al menos tres españoles en los últimos años: Nacho Vigalondo, Borja Cobeaga y Juan Carlos Fresnadillo) de imagen real o de animación, documentalistas, animadores, guionistas. La última década ha demostrado que el Oscar siempre cuenta con una lección de castellano en su papeleta. Incluso aunque sea para decirle que no a ese esperanzado filme que con el título de No defiende el cine hispano este año.
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