Villa pide jugar con Messi
A falta de juego colectivo los solistas firman el remonte de un equipo que se corrigió respecto al duelo de Milan
Los partidos llamados de entreguerras son una oportunidad única para
los jugadores secundarios que reivindican un mayor protagonismo en la
citas decisivas como las que le vienen al Barcelona contra el Madrid y
el Milan. Necesitan los azulgrana ampliar su repertorio futbolístico con
vistas a la Copa y a la Champions sin perder el hilo de la
Liga. Al equipo le faltan sobre todo delanteros y goles que ayuden a
descerrajar estadios como San Siro. Hay muy pocos como Villa. Ha vuelto
el Guaje.
A partir del asturiano, siempre goleador, y de la entrada en escena de un extremo desequilibrante como Tello, el Barça le dio la vuelta al partido y firmó su noveno remonte, cosa que no consiguió en Milan. Hasta Messi, que suma ya 38 dianas en el campeonato, se reencontró con el gol después que Roura moviera el banquillo en el descanso: retiró a Alexis, ahora mismo anulado, abrió el campo con Tello y Alves, dividió el juego con Thiago y reubicó como ariete a El Guaje. Los goles sirvieron para ganar un partido mal jugado por el Barcelona.
Sevilla: Beto; Coke, Fazio, Botía, Fernando Navarro; Jesús Navas, Maduro (Alberto Moreno, m. 82), Medel (Kondogbia, m. 55), Rakitic; Manu del Moral y Babá (Negredo, m. 61). No utilizados: Julián; Cala, Hervás y Reyes.
Goles: 0-1. M. 43. Botía pica el balón de cabeza y bate a Valdés. 1-1. M. 52. Villa, de cabeza, a centro de Alves. 2-1. M. 60. Messi, dentro del área.
Árbitro: Velasco Carballo. Amonestó a Fernando Navarro y Botía.
57.629 espectadores en el Camp Nou.
Las causas personales actuaron en favor del interés común porque el
Sevilla mandaba al descanso por 0-1. La zaga barcelonistas quedó
retratada a la salida de una falta botada por Rakitic y cabeceada por
Botía después de que Montoya no acertara a rechazar el cuero ni a tapar
el centro de Coke. Al equipo del extrovertido Emery le alcanzó con una
ocasión para batir a Valdés. Los azulgrana han encajado por lo menos un
gol en los últimos 11 partidos. El agujero se agranda en el Camp Nou,
que ahora ha de recibir al Madrid y al Milan.
No disminuyen las disfunciones defensivas en el bando barcelonista y, por el contrario, aumentan las dificultades en ataque, especialmente evidentes en el semblante de Messi. Aunque dejó un gol, ha perdido finura el 10. No atina en los golpes francos ni en los pases interiores ni tampoco en sus asociaciones con Iniesta. Ayer no funcionó el juego combinativo, ni tampoco la fluidez en el juego, y se contaron muy pocas oportunidades, la más claras aprovechadas por Villa y Messi.
Los goles no serenaron el fútbol del Barcelona. Los centros de Alves menguaron, la pelota dejó de llegar a Tello y no había noticias de Messi. Errático en la elaboración con el marcador a cero, se convirtió en vulnerable cuando se puso por delante en el marcador: 2-1. Los azulgrana perdieron el control del balón de forma descarada y el Sevilla enfiló a Valdés. Al entrenador del Barcelona no le quedó más remedio que recurrir a Busquets y Xavi después de un error en la definición de Negredo.
Los titulares acabaron por cerrar el partido que se les escapaba a
los suplentes. Unos y otros parecen haber perdido el punto óptimo de
forma que mostraron en partidos anteriores contra el Getafe y el Málaga
en la Copa. No está fino el Barça ni tampoco Messi. Anoche al menos
recuperó a Villa mientras continúa el extravío de Alexis. Necesita
descanso el chileno, obsesionado en quedar bien con Messi a cambio de
condenarse en cada control. Le quema el balón al Chico Maravilla.
Tampoco supo ganar el Sevilla. Tuvo el partido de su parte, superior en varias fases al Barcelona, y no atinó a rematar después de haber colado el primer tiro entre los tres palos de Valdés. Al igual que el Barça, tenía seguramente la Copa metida en la cabeza. A diferencia de los azulgrana, en cambio, el Sevilla poco se juega ya en la Liga. Alcanzado el liderato, el Barcelona ha pasado a defender un título que se le da por conquistado, momento por tanto para sufrir más que para disfrutar.
Aprendió el Barça del encuentro de Milán y supo corregirse a tiempo para reencontrarse con la victoria a partir de los cambios, de los futbolistas de refresco, de jugadores que tienen vida particular cuando no funciona el fútbol de equipo, gente como Tello, Villa y también el reencontrado Alves. A falta de juego, se celebraron los goles y la victoria en una noche, por otra parte, desagradable por el frío invernal, circunstancia que convirtió el estadio en una nevera.
La grandeza de Messi en la Liga radica precisamente en su capacidad para meter goles sin jugar bien en noches ariscas y partidos difíciles como el de ayer, días que exigen un punto de genio, de rebeldía, de arrebato, de inconformismo, como el que expresó Villa. Igual con la suma de Villa y Messi le salen las cuentas en la Copa y la Champions.
A partir del asturiano, siempre goleador, y de la entrada en escena de un extremo desequilibrante como Tello, el Barça le dio la vuelta al partido y firmó su noveno remonte, cosa que no consiguió en Milan. Hasta Messi, que suma ya 38 dianas en el campeonato, se reencontró con el gol después que Roura moviera el banquillo en el descanso: retiró a Alexis, ahora mismo anulado, abrió el campo con Tello y Alves, dividió el juego con Thiago y reubicó como ariete a El Guaje. Los goles sirvieron para ganar un partido mal jugado por el Barcelona.
BARCELONA, 2 – SEVILLA, 1
Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Montoya; Thiago, Song, Iniesta (Xavi, m. 68); Alexis (Tello, m. 46), Messi y Villa (Busquets, m. 79). No utilizados: Pinto; Alba, Bartra y Pedro.Sevilla: Beto; Coke, Fazio, Botía, Fernando Navarro; Jesús Navas, Maduro (Alberto Moreno, m. 82), Medel (Kondogbia, m. 55), Rakitic; Manu del Moral y Babá (Negredo, m. 61). No utilizados: Julián; Cala, Hervás y Reyes.
Goles: 0-1. M. 43. Botía pica el balón de cabeza y bate a Valdés. 1-1. M. 52. Villa, de cabeza, a centro de Alves. 2-1. M. 60. Messi, dentro del área.
Árbitro: Velasco Carballo. Amonestó a Fernando Navarro y Botía.
57.629 espectadores en el Camp Nou.
No disminuyen las disfunciones defensivas en el bando barcelonista y, por el contrario, aumentan las dificultades en ataque, especialmente evidentes en el semblante de Messi. Aunque dejó un gol, ha perdido finura el 10. No atina en los golpes francos ni en los pases interiores ni tampoco en sus asociaciones con Iniesta. Ayer no funcionó el juego combinativo, ni tampoco la fluidez en el juego, y se contaron muy pocas oportunidades, la más claras aprovechadas por Villa y Messi.
Los goles no serenaron el fútbol del Barcelona. Los centros de Alves menguaron, la pelota dejó de llegar a Tello y no había noticias de Messi. Errático en la elaboración con el marcador a cero, se convirtió en vulnerable cuando se puso por delante en el marcador: 2-1. Los azulgrana perdieron el control del balón de forma descarada y el Sevilla enfiló a Valdés. Al entrenador del Barcelona no le quedó más remedio que recurrir a Busquets y Xavi después de un error en la definición de Negredo.
Tampoco supo ganar el Sevilla, superior en
varias fases al Barcelona, y no atinó a rematar después de haber colado
el primer tiro entre los tres palos de Valdés
Tampoco supo ganar el Sevilla. Tuvo el partido de su parte, superior en varias fases al Barcelona, y no atinó a rematar después de haber colado el primer tiro entre los tres palos de Valdés. Al igual que el Barça, tenía seguramente la Copa metida en la cabeza. A diferencia de los azulgrana, en cambio, el Sevilla poco se juega ya en la Liga. Alcanzado el liderato, el Barcelona ha pasado a defender un título que se le da por conquistado, momento por tanto para sufrir más que para disfrutar.
Aprendió el Barça del encuentro de Milán y supo corregirse a tiempo para reencontrarse con la victoria a partir de los cambios, de los futbolistas de refresco, de jugadores que tienen vida particular cuando no funciona el fútbol de equipo, gente como Tello, Villa y también el reencontrado Alves. A falta de juego, se celebraron los goles y la victoria en una noche, por otra parte, desagradable por el frío invernal, circunstancia que convirtió el estadio en una nevera.
La grandeza de Messi en la Liga radica precisamente en su capacidad para meter goles sin jugar bien en noches ariscas y partidos difíciles como el de ayer, días que exigen un punto de genio, de rebeldía, de arrebato, de inconformismo, como el que expresó Villa. Igual con la suma de Villa y Messi le salen las cuentas en la Copa y la Champions.
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