Vaqueros sin edad
Seis mujeres de edades diferentes demuestran que el 'denim' no es solo un tejido
Las prendas vaqueras se han convertido en icono de moda versátil
Quién le iba a decir a Leob (posteriormente, Levi) Strauss cuando
dejó su Nueva York natal y se mudó a San Francisco, en 1853, para probar
suerte como empresario que aquel tejido con el que fabricaba pantalones
se iba a convertir en uno de los mayores éxitos comerciales de la historia.
Diseñados originariamente para resistir las rudas labores de la mina,
fueron adoptados posteriormente por trabajadores del campo y, poco
después, por las mujeres, hasta que en 1934 el mismo Levi Strauss lanzó
al mercado el primer modelo diseñado exclusivamente para ellas, con el
visionario nombre de Lady Levi’s y la referencia 701.
Casi 80 años después, el pantalón vaquero se ha convertido en una de las prendas más populares del guardarropa femenino, y el denim, en uno de los tejidos más versátiles, reivindicado por diseñadores como Jean Paul Gaultier y Vivienne Westwood o firmas como Céline, que en diferentes ocasiones, y con muy diferentes resultados, lo han convertido en una de las piedras angulares de sus colecciones.
Aunque hasta hace poco, a nivel popular, su uso estaba limitado al tiempo de ocio –y en el ámbito laboral, a los casual fridays–, en la actualidad hay pocas situaciones que requieran un nivel de etiqueta que un vaquero adecuadamente combinado no pueda solucionar. También es relativamente nueva la democratización de esta prenda como un comodín para todas las edades, un básico que no debería faltar en el armario de cualquier mujer, como una camisa blanca o un zapato negro tipo salón.
Por supuesto, no todo vale, y hay algunos factores que se deben tener en cuenta al afrontar su compra. “Lo más importante es ser consciente del tipo de cuerpo que tenemos y el tipo de corte que más nos puede favorecer, independientemente de las tendencias”, aconseja la estilista Silvia Méndez. “Después, y exceptuando algunas prendas muy concretas –como los shorts o los petos en versión minifalda, que son más bien juveniles–, el pantalón vaquero es perfectamente adaptable a cualquier edad, dependiendo de con qué prendas se combine”.
Como dijo Yves Saint Laurent, “ojalá hubiera inventado los vaqueros: son lo más espectacular, lo más práctico, lo más relajado y despreocupado. Tienen actitud, modestia y simplicidad; todo lo que espero de mi ropa”.
Casi 80 años después, el pantalón vaquero se ha convertido en una de las prendas más populares del guardarropa femenino, y el denim, en uno de los tejidos más versátiles, reivindicado por diseñadores como Jean Paul Gaultier y Vivienne Westwood o firmas como Céline, que en diferentes ocasiones, y con muy diferentes resultados, lo han convertido en una de las piedras angulares de sus colecciones.
Aunque hasta hace poco, a nivel popular, su uso estaba limitado al tiempo de ocio –y en el ámbito laboral, a los casual fridays–, en la actualidad hay pocas situaciones que requieran un nivel de etiqueta que un vaquero adecuadamente combinado no pueda solucionar. También es relativamente nueva la democratización de esta prenda como un comodín para todas las edades, un básico que no debería faltar en el armario de cualquier mujer, como una camisa blanca o un zapato negro tipo salón.
Por supuesto, no todo vale, y hay algunos factores que se deben tener en cuenta al afrontar su compra. “Lo más importante es ser consciente del tipo de cuerpo que tenemos y el tipo de corte que más nos puede favorecer, independientemente de las tendencias”, aconseja la estilista Silvia Méndez. “Después, y exceptuando algunas prendas muy concretas –como los shorts o los petos en versión minifalda, que son más bien juveniles–, el pantalón vaquero es perfectamente adaptable a cualquier edad, dependiendo de con qué prendas se combine”.
Como dijo Yves Saint Laurent, “ojalá hubiera inventado los vaqueros: son lo más espectacular, lo más práctico, lo más relajado y despreocupado. Tienen actitud, modestia y simplicidad; todo lo que espero de mi ropa”.
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