Messi le lanza un elogio al Madrid
“El Madrid es increíble”, dijo Messi en Barça TV. Muy bien. Me gusta
que los rivales se crucen elogios que no suenen a falsos y forzados,
sino a reales. Rivalidad no es enemistad. Hace pocos días, en El
Hormiguero, Sergio Ramos confesó que cuando el Barça juega contra algún
equipo extranjero él va con el Barça. Normal: tiene amigos en el Barça,
con los que ha vivido una fantástica aventura en tres episodios. En
cuanto a Messi, es un futbolista genial que sabe valorar la categoría
del rival. Al enaltecerlo, además, enaltece sus propios éxitos. Las
tribus indias medían su importancia por la de sus enemigos.
Me gusta, en fin, que los jugadores digan lo que piensan, no lo que el entrenador desea que piensen, menos aún lo que los aficionados más radicales esperan como carnaza de la que alimentarse. Ahora que llegan otros dos Clásicos es bueno recordar que estamos viviendo un tiempo extraordinario, y que aunque ahora ambos equipos parezcan estar en horas bajas, su poderío íntegro sigue ahí y puede salir en cualquier momento. El Madrid, ya lo estamos viendo, va a tirones. El Barça dio síntomas de peligrosa entrada en rutina en Milán. Pero un Clásico es algo que estimula por igual a los dos.
Mas allá está la Champions, en la que los dos están a contrapié. En las semanas sucesivas sabremos si salen o no de la encerrona en que se han metido. Ahora lo que toca son estos dos duelos, con una final a la vista el primero, con el orgullo en juego el segundo. El orgullo y un récord que está a la vista, el de los cien puntos, que el Barça amenaza. Kaká se dibuja como posible atractivo de estos partidos. ¿Y Villa? Ese, ¡ay! es el lado oscuro de Messi. Cuando las estadísticas confirman las impresiones es que las cosas son lo que parecen. Y Messi sólo le pasó un balón a Villa el sábado. A los demás sí les da bola.
Me gusta, en fin, que los jugadores digan lo que piensan, no lo que el entrenador desea que piensen, menos aún lo que los aficionados más radicales esperan como carnaza de la que alimentarse. Ahora que llegan otros dos Clásicos es bueno recordar que estamos viviendo un tiempo extraordinario, y que aunque ahora ambos equipos parezcan estar en horas bajas, su poderío íntegro sigue ahí y puede salir en cualquier momento. El Madrid, ya lo estamos viendo, va a tirones. El Barça dio síntomas de peligrosa entrada en rutina en Milán. Pero un Clásico es algo que estimula por igual a los dos.
Mas allá está la Champions, en la que los dos están a contrapié. En las semanas sucesivas sabremos si salen o no de la encerrona en que se han metido. Ahora lo que toca son estos dos duelos, con una final a la vista el primero, con el orgullo en juego el segundo. El orgullo y un récord que está a la vista, el de los cien puntos, que el Barça amenaza. Kaká se dibuja como posible atractivo de estos partidos. ¿Y Villa? Ese, ¡ay! es el lado oscuro de Messi. Cuando las estadísticas confirman las impresiones es que las cosas son lo que parecen. Y Messi sólo le pasó un balón a Villa el sábado. A los demás sí les da bola.
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