Cuéntame tu vida
Cuando Virginia Woolf decía que una mujer para escribir
necesita una habitación propia y dinero, no contaba con la gentileza del Instituto
Andaluz de la Mujer. Entonces las únicas mujeres que existían para la memoria
colectiva de la cultura y el feminismo se reducían a las novelistas Brontë y
Austen. La escritora londinense estaba convencida de que en cien años la mujer
ya no sería el sexo protegido, y cuando decía protegido no le daba el sentido
benévolo que podemos darle hoy: la mujer era el sexo protegido pero no
solamente en las calamidades como la guerra, sino que también le quedaban
vedados otros aspectos de la vida como la cultura, el trabajo o el voto. Sí,
hoy, en muchos sentidos, la mujer ya no es, como ya sospechaba Virginia Woolf,
el sexo protegido, entre otras cosas por iniciativas como el taller Cuéntame tu vida, unas jornadas
gratuitas para que la mujer, para escribir, no necesite ni dinero ni una
habitación propia, sino asistir a estos encuentros que han hecho coincidir con
marzo, mes en que se celebra el Día Internacional de la Mujer.
Cuando la mujer empezaba a tratar la literatura como
instrumento de autoexpresión, el hombre ya estaba a otro nivel: para él ya
formaba parte del arte, de la cultura. Por eso, durante tanto tiempo se ha
creído que la mujer novelista era únicamente intimista y el hombre estaba capacitado para escribir
sobre diversos temas. En efecto, la mujer era intimista porque acostumbramos a
escribir de lo que conocemos, y la mujer de entonces escribía de lo que tenía a su alcance.
El hombre, para quien no existían barreras, podía escribir de todo cuando
quisiera escribir y conociera. Pero lo importante es que la mujer no se quede
anclada en eso y sea ambiciosa, no como mujer sino como individuo. Es verdad que durante décadas la mujer estuvo
en desventaja. Ahora que tiene la oportunidad de despuntar, de dar y dar y dar,
¿se va a detener a divagar y debatir sobre aquellas mujeres que sólo podían
hablar de mundos cotidianos y puramente femeninos?
Desde la editorial La Bella Varsovia nos dicen que" la presencia de la mujer en la historia de
la literatura, hasta fechas muy recientes, se ha limitado a un papel secundario
no como el sujeto que piensa y escribe, sino como el sujeto sobre el que se
piensa y se escribe", de modo que este curso ha sido creado para que la
mujer, además de tener un papel importante, sea el sujeto que piensa y escribe,
y además lo haga en comunidad. Lo más valioso de la iniciativa es que no pretende hacer más hondo el pozo del feminismo
absurdo, sino que busca darle un nuevo enfoque preparando un lugar en
el que se va a hablar de literatura femenina (escrita por) sin
convertirlo en un club de mujeres resentidas que buscan una venganza
poética: "Este taller propondrá la lectura de textos
(cuentos, poemas, fragmentos de otros géneros) escritos por mujeres a lo
largo de la historia, conversando sobre los puntos en común que
sentimos ante lo que expresan, aquello que nos separa de las mujeres que
los escribieron… y aprendiendo con la lectura los trucos literarios de
las grandes maestras". Pero, además, buscan que todas ellas nos
cuenten su vida, y que lo hagan precisamente desde la literatura, la
escritura de poemas o cuentos, de narraciones. Así es como se rompe una
lanza por que la mujer sea sujeto que piensa y no solamente pensado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario