Adiós, Stéphane Hessel
Pierre Charasse
El 27 de febrero
falleció el embajador francés Stéphane Hessel a los 95 años. El 7 de
marzo el presidente François Hollande presidió una ceremonia oficial en
el Hotel des Invalides, prestigioso recinto donde se rinden solemnes
homenajes a los ilustres hijos de la república. En la tarde del mismo
día el cuerpo de Hessel fue trasladado al histórico cementerio de
Montparnasse, donde un grupo de amigos y admiradores escucharon las
emotivas palabras de Michel Rocard, ex primer ministro, y del filósofo
Édgar Morín.
El embajador Hessel fue un personaje fuera de lo común.Nació en Berlín en 1917, en una familia de intelectuales judíos-alemanes. Sus padres se instalaron en París en 1924, donde frecuentan grandes figuras de la vanguardia parisina, como Marcel Duchamp o Alexander Calder. En 1937, a los 20 años, naturalizado francés, lo llamaron al ejército y después de la debacle francesa en 1940 él no aceptó ver pisoteada la soberanía de su país de adopción. En 1941 se juntó con el general De Gaulle, en Londres, para organizar las redes de la resistencia en Francia. En 1944 se internó clandestinamente en Francia para preparar el desembarco de los aliados, pero fue arrestado por la Gestapo, torturado y enviado a los campos de concentración de Buchenwald y Dora, donde lo condenaron a la horca. Logró escaparse dos veces y regresar a París cuando las tropas aliadas estaban ya en Alemania. Cuando terminó la guerra entró al servicio diplomático francés y de 1946 a 1948 colaboró en Naciones Unidas con el grupo de redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Después de una brillante carrera diplomática se jubiló en 1981 y empezó una nueva vida al servicio de causas humanitarias y del derecho internacional. Destacó particularmente en la defensa incansable del pueblo palestino, pidiendo a Israel el estricto respeto del derecho internacional. Muchos lo atacaron por ser antisemita, enemigo de Israel o cómplice del terrorismo.
Tuve la suerte de conocerlo en París en diversas reuniones en la cancillería francesa, con representantes de ONG, organismos humanitarios y de defensa del medio ambiente. Era un hombre discreto, que inspiraba el respeto por su extraordinaria trayectoria como resistente durante la segunda guerra mundial y militante de todas las causas a contracorriente del
pensamiento únicoo del
políticamente correcto. Su sencillez y humanismo se percibían de inmediato. Con la autoridad moral que le daba su historia personal y su inquebrantable compromiso con sus ideales, él no dudaba en cuestionar las orientaciones liberales de los gobiernos de izquierda,y con frecuencia ponía a sus amigos socialistas en situaciones incómodas frente a sus contradicciones. Hombre progresista, se acercó al Partido Socialista y a los movimientos ecologistas, quedándose siempre a una distancia crítica, convencido de que la globalización liberal desenfrenada conduciría la humanidad a su pérdida.
Su
insurrección pacíficacoincidió con varios movimientos sociales aparecidos en los últimos años en diferentes países, en desacuerdo con el ultraliberalismo, como los altermundistas, los
sin papeles, los
sin techo, etcétera. Su llamado tuvo un impacto particular en España, donde los movimientos de protesta retomaron su grito: Los indignados. Criticado por su
ingenuidady su visión utópica de que
un mundo mejor es posible, publicó un segundo libro: ¡Comprométanse!, donde a partir de su experiencia exhorta a los jóvenes a entrar en resistencia contra las locuras de un sistema global sin rumbo y actuar para no perder la conquistas sociales adquiridas desde el fin de la segunda guerra mundial que el neoliberalismo está aniquilando poco a poco.
Sin duda, Stéphane Hessel fue una personalidad multifacética. Supo hasta su muerte ser leal a su país, a sus compromisos, a sus ideales y nunca perdió la fe en la juventud.
Su legado quedará en un contexto muy diferente del que conoció a lo largo del siglo XX y principios del XXI. Su mensaje, lleno de esperanza y de optimismo, es más vigente que nunca:
Indígnense y comprométanse!
No hay comentarios:
Publicar un comentario