“Estamos ante el final de una forma de hacer política”
El expresidente de Chile analiza los principales retos de la región, la situación tras la muerte de Chávez y la transcendencia de Internet para las democracias americanas
Eva Saiz
Washington
23 MAR 2013 - 06:01 CET15
Entre sus citas con la docencia académica en distintas universidades de América Latina, el expresidente de Chile, Ricardo Lagos, ocupa su tiempo en reflexionar sobre “la esencia de América Latina”.
La visión que Lagos tiene de la situación en el continente americano es
positiva pero en absoluto complaciente. El exmandatario chileno
compartió sus impresiones con EL PAÍS en una entrevista que comenzó en
octubre del año pasado en la Universidad de Brown (Rhode Island), y que se completó telefónicamente desde Chile este mes de marzo.
PREGUNTA.- ¿Cómo ve la situación actual de América Latina?
R.- Creo que la región pasa por un momento estelar. La democracia se ha consolidado y hace 20 años lo que había eran puras dictaduras. La economía también está a pleno rendimiento. Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Uruguay, Perú o Costa Rica tienen un ingreso medio por habitante de 15.000 dólares al año, algo que hace que no tengan que depender de ayuda externa. Es cierto que se puede hablar de una América con dos tipos de crecimiento, uno más acelerado, en el sur, y otro más ralentizado, en el norte, pero eso también está cambiando, las decisiones del Gobierno de Enrique Peña Nieto apuntan a esa dirección.
P.- Pero las desigualdades sociales y económicas todavía son importantes...
R.- El gran problema es ver qué se hace en aquellos países en los que los niveles de pobreza son muy grandes. Porque es cierto que en todos ellos hay una nueva clase media emergente, pero también hay grandes bolsones de pobreza.
P.- ¿Cómo se soluciona eso?
R.- En los últimos años hemos aprendido que podemos derrotar a la pobreza y que quién sale de ella es muy difícil que vuelva, pero América Latina debe afrontar dos grandes retos pendientes. Por un lado, las demandas de esa nueva clase media, que exige mejor educación y mejor sanidad, y, por otro, resolver la desigualdad de los ingresos. Salvo excepciones, en la mayoría de nuestros países la distribución de ingresos es la misma antes y después de impuestos. Es necesaria una reforma tributaria. Un ejemplo son las modificaciones que está introduciendo Peña Nieto en México.
P.- Mencionaba antes la importancia de la consolidación de la democracia en América Latina, pero los
informes de organizaciones internacionales denuncian, de manera
insistente, el deterioro de las libertades públicas y la concentración
de poder en países como Ecuador, Bolivia o Venezuela. ¿Es la protección de los derechos humanos la asignatura pendiente de la región?
R.- Es muy preocupante el bajo nivel de integración política en la región y los niveles de desencuentro con la población son muy altos. Cada país aborda los problemas sociales de manera muy distinta. Un ejemplo de esa diversidad es la troika que ha ostentado la presidencia de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). El hecho de que países tan dispares como Venezuela, Chile o Cuba hayan ejercido esa presidencia habla de la buena intención de América Latina, pero también de la dificultad para que los países que la integran puedan hablar con una sola voz en los foros internacionales.
P.- ¿Qué importancia puede tener la movilización ciudadana y las redes sociales en la denuncia de la violación de los derechos humanos en América Latina?
R.- Estamos asistiendo a una nueva ola de tipo tecnológico que va a terminar con la forma actual de hacer política. Antes, la política empezaba y terminaba con el dirigente que escribía y mostraba sus propuestas. La ciudadanía elegía y no pasaba nada hasta las próximas elecciones. Ahora, la ciudadanía también quiere verse implicada en el tipo de propuestas políticas.
P.- ¿Y qué opinión le merece esa forma de reivindicar una intervención más activa de la sociedad en la vida política?
R.- Las manifestaciones de estudiantes en Chile, las concentraciones en la plaza Tahrir de El Cairo... Da la impresión de que la ciudadanía quisiera tomar las credenciales que le otorgó a sus representantes políticos y ejercerlas directamente, y eso que es bueno porque demuestra que la ciudadanía se siente más empoderada y que tiene sus propias opiniones sobre lo qué hacer, puede llegar a ser tremendamente antidemocrático, a menos que se busquen nuevas instituciones democráticas que den a esa ciudadanía la posibilidad de participar en la vida pública, más allá de la protesta en la calle.
P.- Ha citado al presidente mexicano en varias
ocasiones. ¿Cree que su Gobierno debería se el ejemplo a seguir en
América Latina, en detrimento de otros que también se pusieron como
modelo como el de Sebastián Piñera, en Chile, o el de Dilma Rousseff, en Brasil?
R.- En América Latina hay un problema que es el enfriamiento de los niveles de crecimiento de Brasil y hay qué ver qué va a hacer el Ejecutivo de Rousseff para reactivar su economía. Tiene un gran plan de inversiones previsto pero hay que esperar a ver cómo funciona. La falta de competitividad de China por el aumento interno del salario ha permitido desplazar a México industrias de gran envergadura, como la automovilística, y eso ha ayudado a los importantes progresos en materia económica que se están desarrollando en ese país.
P.- ¿Otro reto, a medio, largo plazo, sería calibrar el equilibrio de fuerzas en América Latina tras la muerte del presidente de Venezuela, Hugo Chávez?
R.- Sí, otro problema es la situación de inestabilidad tras la muerte de Chávez. Todo dependerá de cómo se desarrollen las elecciones allí y de qué responsables se elijan, pero no creo que el sucesor de Chávez vaya a revisar las alianzas políticas forjadas con sus pares de los Estados del ALBA. Los realineamientos no se producirán de inmediato.
P.- Durante su primera legislatura, la relevancia de América Latina en la política exterior de EE UU fue prácticamente nula. ¿Qué espera del segundo mandato del presidente Barack Obama? ¿Qué debería cambiar?
R.- El asunto central aquí es el impacto que el voto hispano tuvo en la reelección del presidente. Esta circunstancia ha sido central para el futuro del debate de la reforma migratoria, tanto, que hasta el Partido Republicano está revisando algunas de sus políticas.
P.- Pero se trata de un asunto más relacionado con la política nacional de EE UU...
R.- Efectivamente, una cosa es el tema migratorio y otra la necesidad de mantener relaciones fluidas entre EE UU y América Latina. En ese contexto y en su segundo mandato, Obama va a tener más espacios para abordar otro tipo de asuntos como el de la lucha contra la droga. El hecho de que dos Estados de EE UU hayan acordado legalizar el consumo, la producción y la venta de la marihuana habla por sí solo de la evolución de la opinión pública norteamericana sobre el asunto. Esto hará más fácil hacer entender al presidente de EE UU la necesidad de abordar la lucha contra la droga desde una dimensión multilateral.
P.- Entonces, ¿la prioridad de la agenda de Obama con relación a América Latina deben ser la reforma migratoria y la lucha contra el narcotráfico?
R.- Sin duda.
PREGUNTA.- ¿Cómo ve la situación actual de América Latina?
R.- Creo que la región pasa por un momento estelar. La democracia se ha consolidado y hace 20 años lo que había eran puras dictaduras. La economía también está a pleno rendimiento. Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Uruguay, Perú o Costa Rica tienen un ingreso medio por habitante de 15.000 dólares al año, algo que hace que no tengan que depender de ayuda externa. Es cierto que se puede hablar de una América con dos tipos de crecimiento, uno más acelerado, en el sur, y otro más ralentizado, en el norte, pero eso también está cambiando, las decisiones del Gobierno de Enrique Peña Nieto apuntan a esa dirección.
América Latina debe afrontar dos grandes retos pendientes. Por un lado, las demandas de la nueva clase media, que exige mejor educación y mejor sanidad, y, por otro, resolver la desigualdad de los ingresos"
R.- El gran problema es ver qué se hace en aquellos países en los que los niveles de pobreza son muy grandes. Porque es cierto que en todos ellos hay una nueva clase media emergente, pero también hay grandes bolsones de pobreza.
P.- ¿Cómo se soluciona eso?
R.- En los últimos años hemos aprendido que podemos derrotar a la pobreza y que quién sale de ella es muy difícil que vuelva, pero América Latina debe afrontar dos grandes retos pendientes. Por un lado, las demandas de esa nueva clase media, que exige mejor educación y mejor sanidad, y, por otro, resolver la desigualdad de los ingresos. Salvo excepciones, en la mayoría de nuestros países la distribución de ingresos es la misma antes y después de impuestos. Es necesaria una reforma tributaria. Un ejemplo son las modificaciones que está introduciendo Peña Nieto en México.
Es necesaria una reforma tributaria. Un ejemplo son las modificaciones que está introduciendo Peña Nieto en México"
R.- Es muy preocupante el bajo nivel de integración política en la región y los niveles de desencuentro con la población son muy altos. Cada país aborda los problemas sociales de manera muy distinta. Un ejemplo de esa diversidad es la troika que ha ostentado la presidencia de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). El hecho de que países tan dispares como Venezuela, Chile o Cuba hayan ejercido esa presidencia habla de la buena intención de América Latina, pero también de la dificultad para que los países que la integran puedan hablar con una sola voz en los foros internacionales.
P.- ¿Qué importancia puede tener la movilización ciudadana y las redes sociales en la denuncia de la violación de los derechos humanos en América Latina?
R.- Estamos asistiendo a una nueva ola de tipo tecnológico que va a terminar con la forma actual de hacer política. Antes, la política empezaba y terminaba con el dirigente que escribía y mostraba sus propuestas. La ciudadanía elegía y no pasaba nada hasta las próximas elecciones. Ahora, la ciudadanía también quiere verse implicada en el tipo de propuestas políticas.
El hecho de que países tan dispares como Venezuela, Chile o Cuba hayan ejercido la presidencia de la CELAC habla de la buena intención de América Latina, pero también de la dificultad para que los países que la integran puedan hablar con una sola voz en los foros internacionales
R.- Las manifestaciones de estudiantes en Chile, las concentraciones en la plaza Tahrir de El Cairo... Da la impresión de que la ciudadanía quisiera tomar las credenciales que le otorgó a sus representantes políticos y ejercerlas directamente, y eso que es bueno porque demuestra que la ciudadanía se siente más empoderada y que tiene sus propias opiniones sobre lo qué hacer, puede llegar a ser tremendamente antidemocrático, a menos que se busquen nuevas instituciones democráticas que den a esa ciudadanía la posibilidad de participar en la vida pública, más allá de la protesta en la calle.
Da la impresión de que la ciudadanía quisiera tomar las credenciales que le otorgó a sus representantes políticos y ejercerlas directamente, y eso que es bueno porque demuestra que la ciudadanía se siente más empoderada, puede llegar a ser tremendamente antidemocrático
R.- En América Latina hay un problema que es el enfriamiento de los niveles de crecimiento de Brasil y hay qué ver qué va a hacer el Ejecutivo de Rousseff para reactivar su economía. Tiene un gran plan de inversiones previsto pero hay que esperar a ver cómo funciona. La falta de competitividad de China por el aumento interno del salario ha permitido desplazar a México industrias de gran envergadura, como la automovilística, y eso ha ayudado a los importantes progresos en materia económica que se están desarrollando en ese país.
En América Latina hay un problema que es el enfriamiento de los niveles de crecimiento de Brasil y hay qué ver qué va a hacer el Ejecutivo de Rousseff para reactivar su economía"
R.- Sí, otro problema es la situación de inestabilidad tras la muerte de Chávez. Todo dependerá de cómo se desarrollen las elecciones allí y de qué responsables se elijan, pero no creo que el sucesor de Chávez vaya a revisar las alianzas políticas forjadas con sus pares de los Estados del ALBA. Los realineamientos no se producirán de inmediato.
P.- Durante su primera legislatura, la relevancia de América Latina en la política exterior de EE UU fue prácticamente nula. ¿Qué espera del segundo mandato del presidente Barack Obama? ¿Qué debería cambiar?
R.- El asunto central aquí es el impacto que el voto hispano tuvo en la reelección del presidente. Esta circunstancia ha sido central para el futuro del debate de la reforma migratoria, tanto, que hasta el Partido Republicano está revisando algunas de sus políticas.
No creo que el sucesor de Chávez vaya a revisar las alianzas políticas forjadas con sus pares de los Estados del ALBA. Los realineamientos no se producirán de inmediato"
R.- Efectivamente, una cosa es el tema migratorio y otra la necesidad de mantener relaciones fluidas entre EE UU y América Latina. En ese contexto y en su segundo mandato, Obama va a tener más espacios para abordar otro tipo de asuntos como el de la lucha contra la droga. El hecho de que dos Estados de EE UU hayan acordado legalizar el consumo, la producción y la venta de la marihuana habla por sí solo de la evolución de la opinión pública norteamericana sobre el asunto. Esto hará más fácil hacer entender al presidente de EE UU la necesidad de abordar la lucha contra la droga desde una dimensión multilateral.
P.- Entonces, ¿la prioridad de la agenda de Obama con relación a América Latina deben ser la reforma migratoria y la lucha contra el narcotráfico?
R.- Sin duda.
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