El ALBA afronta aislado la reforma del sistema de derechos humanos de la OEA
La financiación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el peso de sus relatorías son los principales puntos de fricción
El SIDH es el mecanismo más importante en
materia de protección y promoción de derechos humanos de América y el
último recurso de defensa de los 500 millones de habitantes de este
continente ante las violaciones de los Gobiernos de los Estados de la
región
El proceso de reforma de la SIDH es un fiel reflejo de la realidad geopolítica que se vive en la región, con un difícil equilibrio de fuerzas entre el bloque de los países del ALBA al que, en este caso particular también se ha alineado Argentina -que, a última hora se ha desmarcado del bloque- y el resto de Estados. En esta pugna, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha hecho de la modificación del funcionamiento de la CIDH y, especialmente del debilitamiento de su relatoría de Libertad de Expresión, su caballo de batalla y, en esta ocasión, ha contado, hasta ahora, con el apoyo de Argentina, cuyo Gobierno está enfrentado con varios medios de comunicación.
En febrero de 2012, la CIDH solicitó al Gobierno ecuatoriano medidas cautelares para dejar sin efecto la ejecución de la condena a tres años de cárcel y el pago de 40 millones de dólares contra los directivos del diario El Universo por injurias al presidente Correa. Un año antes, la relatoría para la Libertad de Expresión presentó su informe sobre la situación de la libertad de prensa en 25 países de América, dedicaba 20 páginas a recoger las agresiones verbales y físicas a los periodistas de Ecuador. También en 2011, la CIDH falló a favor de un pueblo indígena en una demanda contra el Gobierno de Ecuador y condenó la intervención policial contra una marcha a favor de la defensa de los territorios indígenas en Bolivia.
Correa ha cuestionado en numerosas ocasiones el funcionamiento de la CIDH. El 11 de marzo, durante la cumbre en Guayaquil de los cancilleres de UNASUR para abordar la reforma del SIDH aseguró que “EE UU financia la relatoría de Libertad de Expresión como parte del neocolonialismo para que se persigan a algunos Gobiernos”. Su homólogo boliviano, Evo Morales, amenazó este lunes con retirar a su país de la CIDH, a la que equiparó con una “base militar de EE UU”. Hugo Chávez retiró en julio de 2012 a Venezuela de la Corte Interamericana.
Proceso de reforma
Las principales recomendaciones propuestas por el grupo de trabajo a la CIDH, lideradas en buena medida por Ecuador, sugerían cambios en el sistema de financiación de la Comisión y de sus relatorías, en especial la de Libertad de Expresión; un cambio del proceso para ordenar medidas cautelares a los Estados en caso de violación de derechos humanos, limitando la autonomía para adoptarlas de la CIDH, y una modificación de los criterios de elaboración del Informe Anual, en especial de su capítulo IV, conocido como lista negra, en la que se recogen los países menos respetuosos de las libertades públicas -en 2011 incluyó a Venezuela, Colombia, Cuba y Honduras-. Los grupos de defensa de derechos humanos objetaron que, de implementar las sugerencias de la OEA, la CIDH vería debilitada su independencia en detrimento de la defensa de las víctimas.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha
hecho de la modificación del funcionamiento de la CIDH y, especialmente
del debilitamiento de su relatoría de Libertad de Expresión, su caballo
de batalla
La propuesta de reforma de la CIDH ha contentado a la mayoría de los Estados de la región con la excepción, de nuevo, del bloque del ALBA. La CIDH ha mantenido los artículos referidos a las medidas cautelares, “estableciendo con mayor claridad los procesos y los mecanismos para hacerlas más eficientes”, explica Álvarez Icaza, y mantiene el capítulo IV, con la novedad de que no aparezcan reflejados en la lista negra los países que reciban el año de la redacción del informe la visita de la CIDH.
Motivos de disenso
En la reunión del Consejo Permanente que los Estados parte de la OEA mantuvieron el pasado martes para elaborar un documento de consenso que debatieran sus cancilleres en la Asamblea Extraordinaria de este viernes, los países del ALBA exigieron, como ya hicieron en Guayaquil, que la CIDH se financie únicamente con dinero de los Estados miembros, sin aportaciones de otros países o procedentes de fondos independientes y que todas las relatorías tengan el carácter de especial, en la actualidad la única de este tipo es la de Libertad de Prensa.
Los grupos de defensa de derechos humanos
objetaron que, de implementar las sugerencias de la OEA, la CIDH vería
debilitada su independencia en detrimento de la defensa de las víctimas
En la actualidad, la CIDH recibe el 47,03% del fondo regular de la OEA, el otro 52,97% restante proviene de contribuciones de fondos específicos. En 2007, según datos de la propia CIDH, los principales contribuyentes fueron siete Estados miembros -Argentina, Canadá, Chile, Costa Rica, Ecuador, EE UU y México- , nueve Observadores Permanentes -Azerbayán, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Irlanda y Suiza- y otros Estados no miembros.
“Es lógico que este periplo haya sido de confrontación porque la materia prima del SIDH es el conflicto”
Emilio Álvarez Icaza
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