lunes, 17 de enero de 2011

A Berlusconi le encantan las putas.

La probada habilidad para la supervivencia política de Silvio Berlusconi parece haber llegado a su hora decisiva. El auto de acusación de la Fiscalía de Milán que atribuye al primer ministro italiano sendos delitos de prostitución de menores y abuso de poder ha llegado el lunes al Parlamento, donde una comisión debe decidir el miércoles si autoriza a los investigadores a entrar en el despacho milanés del contable de Berlusconi en busca de nuevas pruebas.

La magnitud del escándalo acerca la posibilidad de dimisión de Berlusconi y las elecciones anticipadas. El portavoz del PDL (Pueblo de la Libertad, el partido de Berlusconi), ha visitado el Quirinal y al salir ha dicho que su grupo está valorando la convocatoria de elecciones para "recuperar la libertad".

Pase lo que pase en la comisión, el caso ha alcanzado ya proporciones brutales; el juicio paralelo ha empezado en los medios, que comienzan a filtrar el contenido de los 389 folios de las actas y algunas escuchas telefónicas. Algunos diputados que han leído los documentos de la fiscalía afirman que se trata de un golpe devastador para la ya quebrantada imagen del magnate y político.

"O estás dispuesta a todo, o si no coges un taxi y te vas", le cuenta al teléfono una de las 15 jóvenes prostitutas interceptadas por la policía a una compañera. "Es alucinante, un puttanaio (una casa de putas), no te puedes siquiera imaginar lo que pasa allí", añade. "Los periódicos dicen mucho menos de la verdad incluso cuando lo masacran.

Me pregunto cómo consigue trabajar al día siguiente". La acusación tampoco recurre a juegos de palabras: "Un relevante número de mujeres jóvenes se ha prostituido con Silvio Berlusconi en sus casas, a cambio de pagos de dinero por parte de este último", afirma el escrito del equipo dirigido por la prestigiosa fiscal Ilda Boccassini.

El centro de la investigación judicial es la edad de Karima El Maghoud, Ruby, la joven bailarina marroquí que estuvo al menos ocho veces en casa de Berlusconi. Según afirma Ruby a una amiga, el primer ministro sabía muy bien que era menor: "Voy a su casa desde que tengo 16 años, pero siempre lo he negado para salvaguardarlo". La joven añade: "Me ha llamado (Berlusconi) diciéndome 'Ruby, te doy todo el dinero que quieras, te pago, te hago de oro, pero lo importante es que escondas todo. No digas nada a nadie".

En otra llamada a la madre de su ex novio, la joven que visitó ocho veces la casa de Berlusconi entre febrero y mayo de 2010, afirma que el precio de esa salvaguardia son cinco millones de euros. "Mi caso es el que asusta a todos y está superando el de (Patrizia) D'Addario y (Noemi) Letizia. He hablado con Silvio y le he dicho que quiero salir con algo: cinco millones. Cinco millones comparado con manchar mi nombre...".

Hablando con su ex novio, Ruby explica en el móvil: "No estamos preocupados para nada porque Silvio me llama continuamente. Me ha dicho 'intenta pasar por loca, cuenta bobadas". A cambio de las prestaciones sexuales, las jóvenes recibían, según la acusación del ministerio público, dinero en metálico y la posibilidad de vivir gratis en varios apartamentos de un edificio de la urbanización Milano Due, construida por Berlusconi en los años setenta.

También aparece en la actas judiciales el problema de la seguridad del primer ministro, que ha abierto un pulso entre este y el Copasir, el comité parlamentario de vigilancia de los servicios secretos, que ha intentado en vano escuchar al político. "Entramos sin ningún tipo de control", afirma una muchacha, "es muy simple, das tu nombre en el portero automático y entras".

Además, no falta una llamada entre una diputada del Pueblo de la Libertad, Maria Rosaria Rossi, con el periodista de 79 años Emilio Fede, que según la fiscalía reclutaba las chicas para las noches de bunga bunga (fiestas con prostitutas) en la villa de Arcore. "Estoy con dos amigas", dice Fede. "Qué pesado eres", replica Rossi, "así que bunga bunga, las dos de la mañana, me despido".

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