sábado, 1 de enero de 2011

México, una incógnita/Camarena.

El año que comienza terminará el primero de julio de 2012. Desde ya, el actuar de los personajes de la vida pública mexicana estará condicionado por la lógica de que cualquier cosa que hagan (o dejen de hacer) tendrá consecuencias en su posicionamiento frente a la elección presidencial del año entrante, a llevarse a cabo el primer domingo del séptimo mes.

No es que el presente sea un año de trámite, por el contrario, están programadas varias cosas, y por verse el desenvolvimiento de otras, que acentuarán la relevancia de cada día del 2011 y su impacto más allá.

Están en el calendario la renovación de los liderazgos de los tres principales partidos, la elección en el Estado de México, el cambio de cabeza en la Suprema Corte de Justicia, la eventual incorporación de nuevos miembros en el órgano electoral federal, la definición de las "internas" partidistas para elegir candidato presidencial.

Y al mismo tiempo, atestiguaremos la prolongación de la atonalidad de la economía e, incertidumbre mayor, el decantamiento hacia una mayor o menor violencia del narcotráfico.

El siempre simbólico quinto año presidencial encuentra a un Felipe Calderón disminuido. Una presidencia coja, dicen en Estados Unidos. Sin mayoría en la Cámara de Diputados, su partido carece de energía en la de Senadores, a pesar de detentar la primera minoría.

Sus candidatos a asientos en la Corte han sido bateados. Sus propuestas de nuevas leyes, detenidas por poderes de facto. Vive horas de credibilidad decreciente en su guerra contra los criminales (a pesar de ciertos golpes a cabecillas de varios cárteles) y es sujeto cada vez más obvio del chantaje de crecidos priistas: Manlio Fabio Beltrones, líder del PRI en el Senado, se muestra cada vez más abierto en su desafío al presidente.

El PAN cambió de líder en diciembre pasado, y para la primavera PRI y PRD tendrán nuevos jefes. ¿Será capaz Gustavo Madero de sustituir a Calderón como hombre fuerte del partido en el poder? ¿Podrá el principal partido de la izquierda por fin realizar una renovación de liderazgo que no le merme, como es su tradición? ¿Los nuevos líderes en el PAN y en el PRD serán capaces de mostrarse como personajes con vigor ante los priistas, que vienen con el ánimo de revancha total?

Si los perredistas no logran pronto evitar sus escaramuzas intestinas --tienden a ocuparse demasiado en adivinar si será Marcelo Ebrard o Andrés Manuel López Obrador quien los haga competitivos en el 2012-- terminarán siendo el partido testimonial de este año y medio.

Serán 18 meses intensos, animados, folclóricos, definitivos. La cuestión es si la competencia electoral que regirá el tablero de toda la vida pública no provocará que sean demasiado altos los costos de lo que no se hará para tener decisiones conjuntas y efectivas que comiencen a reactivar la economía y a bajar la violencia. Economía estancada y delincuencia sin control son una amenaza real que crecerá también cada día de aquí a julio de 2012, y si se le deja toda la responsabilidad de resolverlas a Calderón habremos caído en el peor escenario: pensar que México aguanta todo, incluso nuestra mezquindad.

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