La Europa rica se conjura para recortar aún más el presupuesto comunitario
La cumbre decide hoy las cuentas europeas hasta 2020, marcadas por la austeridad
Por primera vez en la historia de la UE, el Presupuesto será menor que en el periodo anterior
La mayoría de países apenas aspiran a limitar daños
Claudi Pérez
Bruselas
7 FEB 2013 - 15:26 CET173

VÍDEO: ATLAS
Las cumbres son grandes espejos del estado de ánimo del proyecto
europeo, que se reflejan en una abundante literatura de declaraciones.
Alemania aseguró el miércoles que no piensa rascarse el bolsillo: la
austeridad por bandera, una vez más. Reino Unido exige recortes, pero se
ha asegurado que mantendrá intacto el cheque británico que
negoció en su día Margaret Thatcher con aquel grito de guerra, “quiero
que me devuelvan mi dinero”: la enseña de los británicos, y la de muchos
otros, es ese manido qué hay de lo mío, la ausencia de solidaridad.
Y Francia, que se declara a favor de las políticas de crecimiento, no
ha conseguido que ni una sola de sus propuestas prokeynesianas tenga la
más mínima tracción, lo que demuestra que esta es, ante todo, una crisis
de ausencia de política.
Austeridad, falta de solidaridad y crisis política: la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno arranca este jueves en Bruselas para decidir los Presupuestos comunitarios de 2014 a 2020, marcados por esos tres principios. La Europa rica se ha conjurado para recortar, una vez más, los presupuestos, después de la fallida cumbre de noviembre. Esta vez el pacto es posible: todos, sin excepción, aceptan que el Presupuesto europeo no puede ser ajeno a la cultura del tijeretazo que impregna la política económica europea. Por primera vez en la relativamente joven historia de la Unión, el presupuesto será inferior al del anterior periodo, 2007-2013. Buena metáfora para reflejar el precario estado de salud del proyecto europeo.
El equipo del presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, estuvo cerca de cerrar el acuerdo en noviembre. Presentó entonces un recorte de 80.000 millones respecto a la propuesta de la Comisión (en torno al billón de euros para los siete años, lo que equivale a un exiguo 1% del PIB europeo, veinte veces menor que el presupuesto estadounidense). A Alemania, Reino Unido, Holanda y Suecia les pareció poco. Por eso no se llegó a firmar el acuerdo y a ese recorte habrá que sumarle hoy otro adicional de al menos 15.000 millones. Tijera sobre tijera.
Con esos números, los presupuestos no pueden servir de impulso hacia ninguna parte: ni para luchar de veras contra el desempleo juvenil, a pesar de los parches que se preparan, ni para estimular el crecimiento, para lo que ya se aprobaron inútiles remiendos en junio y en octubre que no han tenido el más mínimo efecto. Los Veintisiete aspiran, como máximo, a salvar los muebles. Cada país, y España no es ni mucho menos una excepción, espera marcharse para casa limitando los daños al máximo. Nada más.
El teatro está asegurado: “Es hoy o nunca”, indica una alta fuente comunitaria. La reunión se prolongará hasta la madrugada -"la distancia entre las propuestas es todavía grande", alertaba Merkel antes del inicio de la cumbre- pero previsiblemente finalizará con un acuerdo porque, pese a los recortes, el presidente Van Rompuy tiene lista una ristra de tiritas para unos y otros, para que casi todos los presidentes y jefes de Estado puedan volver a casa con algo entre las manos para defenderse ante su opinión pública.
Los presupuestos 2014-2020 son cualquier cosa menos sencillos, desde el mismísimo nombre (Perspectivas Financieras Multianuales) hasta un acrisolado conjunto de conceptos esotéricos solo aptos para eurócratas empedernidos. Estas son algunas de las claves que se discuten hoy:
Austeridad, falta de solidaridad y crisis política: la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno arranca este jueves en Bruselas para decidir los Presupuestos comunitarios de 2014 a 2020, marcados por esos tres principios. La Europa rica se ha conjurado para recortar, una vez más, los presupuestos, después de la fallida cumbre de noviembre. Esta vez el pacto es posible: todos, sin excepción, aceptan que el Presupuesto europeo no puede ser ajeno a la cultura del tijeretazo que impregna la política económica europea. Por primera vez en la relativamente joven historia de la Unión, el presupuesto será inferior al del anterior periodo, 2007-2013. Buena metáfora para reflejar el precario estado de salud del proyecto europeo.
El equipo del presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, estuvo cerca de cerrar el acuerdo en noviembre. Presentó entonces un recorte de 80.000 millones respecto a la propuesta de la Comisión (en torno al billón de euros para los siete años, lo que equivale a un exiguo 1% del PIB europeo, veinte veces menor que el presupuesto estadounidense). A Alemania, Reino Unido, Holanda y Suecia les pareció poco. Por eso no se llegó a firmar el acuerdo y a ese recorte habrá que sumarle hoy otro adicional de al menos 15.000 millones. Tijera sobre tijera.
Con esos números, los presupuestos no pueden servir de impulso hacia ninguna parte: ni para luchar de veras contra el desempleo juvenil, a pesar de los parches que se preparan, ni para estimular el crecimiento, para lo que ya se aprobaron inútiles remiendos en junio y en octubre que no han tenido el más mínimo efecto. Los Veintisiete aspiran, como máximo, a salvar los muebles. Cada país, y España no es ni mucho menos una excepción, espera marcharse para casa limitando los daños al máximo. Nada más.
El teatro está asegurado: “Es hoy o nunca”, indica una alta fuente comunitaria. La reunión se prolongará hasta la madrugada -"la distancia entre las propuestas es todavía grande", alertaba Merkel antes del inicio de la cumbre- pero previsiblemente finalizará con un acuerdo porque, pese a los recortes, el presidente Van Rompuy tiene lista una ristra de tiritas para unos y otros, para que casi todos los presidentes y jefes de Estado puedan volver a casa con algo entre las manos para defenderse ante su opinión pública.
Los presupuestos 2014-2020 son cualquier cosa menos sencillos, desde el mismísimo nombre (Perspectivas Financieras Multianuales) hasta un acrisolado conjunto de conceptos esotéricos solo aptos para eurócratas empedernidos. Estas son algunas de las claves que se discuten hoy:
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