martes, 19 de febrero de 2013

Fue sin querer.

Pistorius: “Pensé que estaba dormida”

Pistorius rompe a llorar ante el dictamen preliminar ● La fiscalía se opone a su libertad bajo fianza, que se decidirá mañana


Pistorius ha explicado hoy por primera vez su versión de los hechos. En boca de su abogado se le ha oído decir que disparó a su novia porque creía que era un ladrón. El paralímpico, a través de una declaración que ha leído su defensa en la vista, ha comentado que estaba muy “asustado” por los ruidos que la madrugada del pasado 14 de febrero escuchó mientras dormía junto a su novia Reeva Steemkamp, en su casa de Pretoria. El campeón postolímpico se ha confesado “absolutamente mortificado” por los hechos y por el “sufrimiento” que ha causado a la modelo y a su familia, sabiendo que la “quería mucho”. El juez ha aplazado hasta este martes la decisión de si le concede la libertad condicional. Mientras tanto, dormirá en los mismos calabozos, bajo custodia policial.
La escena que ha descrito Pistorius sitúa a la pareja durmiendo en la habitación principal de la vivienda. Un ruido proveniente del cuarto de baño despertó al atleta que, según dijo, no se atrevió a encender la luz de la habitación. Siempre, según su versión, convencido de que algún intruso había entrado por una ventana o escalando por alguna escalera que los empleados de la finca utilizan.
Steenkamp y Pistorius, en 2012. / Gallo Images (Getty Images)
Pistorius, que no tenía en ese momento puestas sus prótesis, recogió su pistola 9 milímetros de debajo de la cama y se dirigió al cuarto de baño, instando al supuesto intruso a abandonar la casa y pidiendo a su novia que alertara a la policía. En todo momento, asegura, pensó que Reeva estaba en la cama.
Pistorius disparo contra la puerta del lavabo. Al darse cuenta de que su novia no atendía a sus reclamos, volvió a la habitación y se percató de que no estaba en la cama. Fue entonces cuando regreso al baño, llamándola sin obtener respuesta. Como la puerta estaba cerrada por dentro, decidió ir a la habitación, colocarse las prótesis y coger un bate de cricket para derribar la puerta. “Reeva estaba tendida pero con vida”, relata el campeón paralímpico. A pesar de que tanto el como un médico vecino trataron de reanimar a la chica, nada se pudo hacer. “Ella murió en mis brazos”, ha dicho.
Pistorius ha seguido la lectura de su testimonio llorando y cabizbajo, con el consuelo del brazo de su hermano, que, sentado en un banco posterior, no ha dudado en varias ocasiones en arrodillarse para posar el brazo en su espalda. Pero el deportista estaba desconsolado, hasta el punto que el juez se ha apiadado de él y ha ordenado un receso de unos minutos para que se serenara o pudiera hablar con sus familiares. “Lo siento, lo siento”, se ha podido oír al atleta decir entre sollozos cuando el magistrado le preguntaba si podía seguir en la sala. El padre, el hermano, una hermana, tíos y amigos han seguido toda la sesión con rostros compungidos e incluso musitaban plegarias, como el mismo Pistorius.
En su declaración, Pistorius se ha mostrado obsesionado con su seguridad personal, justificándose que con anterioridad había sido víctima de un robo, por lo que dormía con un arma debajo de la cama.
El abogado también se ha hecho eco de la declaración de los mejores amigos de la pareja, que han coincidido lo mucho que se querían, que “juntos disfrutaban inmensamente” y que nunca, en su corto noviazgo, les habían visto discutir o quejarse uno del otro. Es más, Pistorius “nunca había sido más feliz con Reeva que con sus otras novia”, hasta el punto de que la había invitado a acompañarle a las competiciones internacionales, un gesto que nunca tuvo con sus anteriores relaciones. Además, uno de los mejores amigos de Pistorius recuerda que el atleta le habría comentado recientemente que Reeva podría ser “la que un día se convirtiera en su esposa”, algo que, según la amiga más cercana de la víctima, a esta le hubiera encantado y hubiera respondido que sí.

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