Al menos 28 muertos y 101 heridos en una explosión en la sede de Pemex del DF
Las autoridades mantienen abiertas todas las líneas de investigación

Vídeo: Atlas / Foto: Yuri Cortez (AFP)
Uno de los edificios del complejo central de Petróleos Mexicanos (Pemex) en el Distrito Federal ha sufrido este jueves poco antes de las 16.00 (hora mexicana, las 23.00 en España) una
explosión de causas aún desconocidas. Al menos 28 personas han muerto y
101 han resultado heridas, según han confirmado de forma extraoficial
fuentes del Gobierno federal a primera hora de la mañana del
viernes. Trece horas después del suceso, aún se desconocía la causa de
la explosión. De acuerdo con las declaraciones en la madrugada del viernes del secretario (ministro) de Gobernación mexicano, Miguel Ángel Osorio Chong, el Gobierno mantiene abiertas "todas las líneas de investigación".
El estallido tuvo lugar en el sótano del inmueble B2, que es parte del conjunto de edificios de la compañía ubicado en la zona este de la capital. Algunos de los heridos fueron trasladados al Hospital Central de Pemex, ubicado en Azcapotzalco, a pocos kilómetros del lugar del siniestro. Otro grupo de heridos fue trasladado al hospital de la Cruz Roja en la colonia Polanco.
En los hospitales a donde llegaron los heridos se vivían escenas dramáticas. “Se ha muerto”, decía una mujer con la cara desencajada en el hospital de la Cruz Roja de Polanco, informaba desde el lugar Raquel Seco. En dicho centro psicólogos voluntarios atendían a los familiares de las víctimas. Algunos testimonios también invitaban a la esperanza. Como el de Nadyeli Carreño: una amiga le avisó de la explosión en la torre, en la que trabaja su marido Tomás, y tras dos horas de búsqueda lo encontró. Solo tiene una fractura, aunque anoche, hora mexicana, aún no había podido verlo.
Personal de rescate se dirigió al edificio valorando los daños, que según diversas informaciones son considerables. En el momento de la explosión había mucha gente en la zona de los hechos, ya que era la hora de salida para algunos de los trabajadores. El edificio B2 consta de 12 plantas, tres de ellas están seriamente afectadas. Se trata de un inmueble adjunto a la torre principal de 53 pisos y 214 metros, un referente visual en la capital, el segundo edificio más alto de México y el tercero de Latinoamérica. En total, 13.000 personas trabajan en la sede de Pemex que fue desalojada desde primera hora y que no operará hasta nuevo aviso.
El Ejército Mexicano mantiene acordonada toda la zona. El director de la compañía paraestatal, Emilio Lozoya Austin, que se encontraba en Corea del Sur en el momento del percance, voló de regreso a la Ciudad de México. En su cuenta de Twitter, publicó después de las ocho de la tarde del jueves que “investigaremos a fondo las causas en plena coordinación con las autoridades. En este momento es prioridad atender a todos los lesionados”. En la misma red social agregó: “Mi más sentido pésame a todas las familias de los trabajadores de @pemex que han perdido a sus seres queridos por la explosión”.
La petrolera informó tres horas después de la explosión, mediante un comunicado, de que “peritos de la Procuraduría General de la República analizan las causas del incidente, por lo que cualquier versión al respecto es infundada”. Cinco horas después las autoridades tampoco dieron una explicación concreta. En principio, se habló como hipótesis de una acumulación de gas usado para alimentar a una subestación eléctrica. “Lo que ocurrió fue una explosión en el edificio B2 del centro administrativo. Hay lesionados. Hubo daños en la PB y mezannine”, informó inicialmente la petrolera a través de su cuenta de Twitter, en la que antes había anunciado que “como medida de prevención" se estaba desalojando "la torre por una falla en el suministro de energía eléctrica”.
Diversos cuerpos de rescate, uno de ellos equipado con perros, tenía previsto trabajar durante toda la noche retirando los escombros. Al filo de las diez de la noche, las labores de rescate tuvieron que ser suspendidas momentáneamente y centenares de miembros de los equipos de salvamento fueron retirados del lugar por una alarma por supuesto riesgo de derrumbe.
Apenas unas horas antes de producirse la explosión, en la cuenta de Twitter se había publicado el siguiente mensaje: “El director de Operaciones, Carlos Murrieta, destacó que hemos logrado reducir el índice de accidentabilidad en los últimos años”. Otro mensaje, también emitido este jueves en la red social, decía: “Es un logro para Pemex mantener los indicadores de seguridad por debajo del estándar internacional”.
Con la movilización de centenares de rescatistas, el sonido durante horas de las sirenas de ambulancias y patrullas, la capital mexicana revivió el recuerdo de algunas de sus más graves heridas, como la generada por el terremoto de 1985, cuando murieron aproximadamente 10.0000 personas, o la de las explosiones en 1984 en San Juan Ixhuatepec, cuando en una planta de PEMEX estallaron tanques de almacenamiento de combustible, provocando la muerte de medio millar de personas.
El estallido tuvo lugar en el sótano del inmueble B2, que es parte del conjunto de edificios de la compañía ubicado en la zona este de la capital. Algunos de los heridos fueron trasladados al Hospital Central de Pemex, ubicado en Azcapotzalco, a pocos kilómetros del lugar del siniestro. Otro grupo de heridos fue trasladado al hospital de la Cruz Roja en la colonia Polanco.
En los hospitales a donde llegaron los heridos se vivían escenas dramáticas. “Se ha muerto”, decía una mujer con la cara desencajada en el hospital de la Cruz Roja de Polanco, informaba desde el lugar Raquel Seco. En dicho centro psicólogos voluntarios atendían a los familiares de las víctimas. Algunos testimonios también invitaban a la esperanza. Como el de Nadyeli Carreño: una amiga le avisó de la explosión en la torre, en la que trabaja su marido Tomás, y tras dos horas de búsqueda lo encontró. Solo tiene una fractura, aunque anoche, hora mexicana, aún no había podido verlo.
Personal de rescate se dirigió al edificio valorando los daños, que según diversas informaciones son considerables. En el momento de la explosión había mucha gente en la zona de los hechos, ya que era la hora de salida para algunos de los trabajadores. El edificio B2 consta de 12 plantas, tres de ellas están seriamente afectadas. Se trata de un inmueble adjunto a la torre principal de 53 pisos y 214 metros, un referente visual en la capital, el segundo edificio más alto de México y el tercero de Latinoamérica. En total, 13.000 personas trabajan en la sede de Pemex que fue desalojada desde primera hora y que no operará hasta nuevo aviso.
El Ejército Mexicano mantiene acordonada toda la zona. El director de la compañía paraestatal, Emilio Lozoya Austin, que se encontraba en Corea del Sur en el momento del percance, voló de regreso a la Ciudad de México. En su cuenta de Twitter, publicó después de las ocho de la tarde del jueves que “investigaremos a fondo las causas en plena coordinación con las autoridades. En este momento es prioridad atender a todos los lesionados”. En la misma red social agregó: “Mi más sentido pésame a todas las familias de los trabajadores de @pemex que han perdido a sus seres queridos por la explosión”.
La petrolera informó tres horas después de la explosión, mediante un comunicado, de que “peritos de la Procuraduría General de la República analizan las causas del incidente, por lo que cualquier versión al respecto es infundada”. Cinco horas después las autoridades tampoco dieron una explicación concreta. En principio, se habló como hipótesis de una acumulación de gas usado para alimentar a una subestación eléctrica. “Lo que ocurrió fue una explosión en el edificio B2 del centro administrativo. Hay lesionados. Hubo daños en la PB y mezannine”, informó inicialmente la petrolera a través de su cuenta de Twitter, en la que antes había anunciado que “como medida de prevención" se estaba desalojando "la torre por una falla en el suministro de energía eléctrica”.
Diversos cuerpos de rescate, uno de ellos equipado con perros, tenía previsto trabajar durante toda la noche retirando los escombros. Al filo de las diez de la noche, las labores de rescate tuvieron que ser suspendidas momentáneamente y centenares de miembros de los equipos de salvamento fueron retirados del lugar por una alarma por supuesto riesgo de derrumbe.
Apenas unas horas antes de producirse la explosión, en la cuenta de Twitter se había publicado el siguiente mensaje: “El director de Operaciones, Carlos Murrieta, destacó que hemos logrado reducir el índice de accidentabilidad en los últimos años”. Otro mensaje, también emitido este jueves en la red social, decía: “Es un logro para Pemex mantener los indicadores de seguridad por debajo del estándar internacional”.
Con la movilización de centenares de rescatistas, el sonido durante horas de las sirenas de ambulancias y patrullas, la capital mexicana revivió el recuerdo de algunas de sus más graves heridas, como la generada por el terremoto de 1985, cuando murieron aproximadamente 10.0000 personas, o la de las explosiones en 1984 en San Juan Ixhuatepec, cuando en una planta de PEMEX estallaron tanques de almacenamiento de combustible, provocando la muerte de medio millar de personas.
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