El sueño de Maracaná fue una pesadilla
Brasil celebra una goleada contundente contra España, desnaturalizada y con una inferioridad elocuente ante un rival que mostró el colmillo en cada jugada
José Sámano
Río de Janeiro
1 JUL 2013 - 02:17 CET335
España encajó en Río un maracanazo en toda orden, el mayor azote que
ha recibido en un partido oficial en la etapa de Vicente del Bosque como
seleccionador. El sueño de jugar en Maracaná y ante su hidalgo
representante derivó en una pesadilla. No hubo muestrario español, con
un equipo zarandeado desde el primer suspiro por un rival desbocado,
frenético, que se tomó la cita como una cuestión de estado mayor. Con el
cuchillo entre los dientes, Brasil descamisó a España, que, además,
padeció unas cuantas desdichas: concedió goles en minutos fatídicos, se
quedó a un centímetro del 1-1 en una jugada de Pedro, Sergio Ramos falló
un penalti ya con 3-0 y Piqué acabó expulsado, víctima de las diabluras
de Neymar. Una noche aciaga por completo para la selección española,
que se llevó un varapalo que no esperaba. Su inferioridad fue elocuente,
inopinada por lo bien que ha competido siempre este equipo. De todo se
aprende, y España puede hacerlo si hace la lectura adecuada y todo queda
en una jornada para el olvido, casual. Al ir a la lona, los verdaderos
campeones se levantan.
España: Casillas; Arbeloa (Azpilicueta, m. 46), Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets; Pedro, Xavi, Mata (Navas, m. 52), Iniesta; y Torres (Villa, m. 59). No utilizados: Valdés, Reina; Albiol, Javi Martínez, Cesc, Soldado, Monreal, Cazorla y Silva.
Goles:1-0. M. 2. Fred. 2-0. M. 44. Neymar. 3-0. M. 47. Fred.
Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Expulsó a Piqué con tarjeta roja directa (m. 68) y amonestó a Arbeloa y Sergio Ramos.
Unos 75.000 espectadores en Maracaná.
Brasil desnaturalizó a la Roja, que se sintió siempre en un partido
engorroso. Hizo lo imposible por que el partido no tuviera carrete, por
que se interrumpiera una y otra vez. Hasta que se vio ganador al inicio
del segundo tiempo, faltas, grescas, demoras en cada jugada. Con las
gradas en combustión, efervescentes desde horas antes del inicio, la
selección canarinha mostró el colmillo en cada acción. Piernas de
mármol, la mandíbula a punto de estallar y el partido siempre en el
horno. España se movía en un hervidero, en un territorio minado, y nunca
estuvo a gusto. Le resultó imposible dar palique al juego, ni siquiera a
través de jugadores como Xavi e Iniesta. No encontraba las bandas,
donde Alves, con las riendas, defendía con ardor, y Fernando Torres
quedaba encapsulado entre Thiago Silva y David Luiz. No hubo migas de
Mata, fuera del duelo desde el arranque.
El gol de Fred en un pis-pas resultó capital, disparó aún más la pirotecnia local y Brasil, a hombros de Maracaná, se encontró con el guion soñado en un parpadeo. Fue una jugada confusa, de enredos. Fred fue a por el centro lateral escoltado por Arbeloa y Piqué. Un rebote, el lateral que le pierde de vista, el brasileño que cae al suelo, Casillas que no arranca y el ariete que remata tumbado en el césped. Con Brasil a la vista y Maracaná en estado febril, también un tanto en contra en dos minutos. Un Everest.
Con un mundo por delante, España intentó sin éxito tirar de repertorio. No lo consiguió, incapaz de combatir frente a la armadura brasileña. Brasil llevó el partido al cuerpo a cuerpo, lo que menos interesa a la Roja, más liviana y delicada. Cada pelota en discusión fue un asalto. A Brasil no le importa encadenar falta tras falta. Lo hace de forma muy calculada y casi siempre lejos de su portería. De principio a fin, impuso su físico. Ganó el partido defensivo y el ofensivo. Con su feroz presión y los tacos de lija, incomodó de lo lindo a los españoles, que no veían la forma de que la pelota circulara; atrapado el balón, por la vía directa, sin pausas, con el turbo, un suplicio para la zaga visitante, sobre todo para los dos laterales. Arbeloa, que se jugó la expulsión en un derribo a Neymar cuando entre él y Casillas solo había prado, fue relevado al descanso. Antes tuvo tiempo de ver mejor que nadie el zapatazo con la zurda con la que la estrella brasileña anotó el segundo gol. El defensa español cerró mal la jugada y Neymar, elegido mejor del torneo y reforzado como estrella mundial, reventó la red. Por el otro costado, Jordi Alba tampoco pudo echar el lazo a Hulk, explosivo cuando enciende su poderoso tren inferior.
A España solo le quedaba sublevarse. En un contragolpe entre Torres, Mata y Pedro estuvo a punto de tener dictado en la final. Pedro superó con su disparo a Julio César, pero David Luiz llegó a despejar la pelota a un dedo del gol. Del empate al tanto de Neymar con el intermedio encima. A la hora de marcar, Brasil hasta tuvo puntería con el reloj, en la primera y última jugada de un primer acto. Y, de vuelta, en el estreno del segundo tiempo. De nuevo Fred, enchufado como goleador en esta Copa. Pesadumbre total para España, con un 3-0 y todo un tiempo por jugarse. Solo le sirvió para acumular calamidades. Sergio Ramos falló un penalti, Neymar logró lo que ya estuvo a punto de conseguir con Arbeloa, una expulsión, la de Piqué. El equipo de Del Bosque ya no tenía otra misión que mitigar de alguna manera un desastre mayor. No tuvo otro consuelo. Ahora, ya sabe lo que le espera dentro de un año, cuando regrese a Brasil para defender el título mundial.
El resumen del partido
BRASIL, 3 - ESPAÑA, 0
Brasil: Julio César; Alves, Thiago Silva, David Luiz, Marcelo; Luiz Gustavo, Paulinho (Hernanes, m. 87); Hulk (Jadson, m. 72), Óscar, Neymar; y Fred (Jo, m. 79). No utilizados: Jefferson, Cavalieri; Dante, Filipe, Jean, Réver, Fernando, Lucas Moura, Luiz Gustavo y Bernard.España: Casillas; Arbeloa (Azpilicueta, m. 46), Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets; Pedro, Xavi, Mata (Navas, m. 52), Iniesta; y Torres (Villa, m. 59). No utilizados: Valdés, Reina; Albiol, Javi Martínez, Cesc, Soldado, Monreal, Cazorla y Silva.
Goles:1-0. M. 2. Fred. 2-0. M. 44. Neymar. 3-0. M. 47. Fred.
Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Expulsó a Piqué con tarjeta roja directa (m. 68) y amonestó a Arbeloa y Sergio Ramos.
Unos 75.000 espectadores en Maracaná.
El gol de Fred en un pis-pas resultó capital, disparó aún más la pirotecnia local y Brasil, a hombros de Maracaná, se encontró con el guion soñado en un parpadeo. Fue una jugada confusa, de enredos. Fred fue a por el centro lateral escoltado por Arbeloa y Piqué. Un rebote, el lateral que le pierde de vista, el brasileño que cae al suelo, Casillas que no arranca y el ariete que remata tumbado en el césped. Con Brasil a la vista y Maracaná en estado febril, también un tanto en contra en dos minutos. Un Everest.
Con un mundo por delante, España intentó sin éxito tirar de repertorio. No lo consiguió, incapaz de combatir frente a la armadura brasileña. Brasil llevó el partido al cuerpo a cuerpo, lo que menos interesa a la Roja, más liviana y delicada. Cada pelota en discusión fue un asalto. A Brasil no le importa encadenar falta tras falta. Lo hace de forma muy calculada y casi siempre lejos de su portería. De principio a fin, impuso su físico. Ganó el partido defensivo y el ofensivo. Con su feroz presión y los tacos de lija, incomodó de lo lindo a los españoles, que no veían la forma de que la pelota circulara; atrapado el balón, por la vía directa, sin pausas, con el turbo, un suplicio para la zaga visitante, sobre todo para los dos laterales. Arbeloa, que se jugó la expulsión en un derribo a Neymar cuando entre él y Casillas solo había prado, fue relevado al descanso. Antes tuvo tiempo de ver mejor que nadie el zapatazo con la zurda con la que la estrella brasileña anotó el segundo gol. El defensa español cerró mal la jugada y Neymar, elegido mejor del torneo y reforzado como estrella mundial, reventó la red. Por el otro costado, Jordi Alba tampoco pudo echar el lazo a Hulk, explosivo cuando enciende su poderoso tren inferior.
A España solo le quedaba sublevarse. En un contragolpe entre Torres, Mata y Pedro estuvo a punto de tener dictado en la final. Pedro superó con su disparo a Julio César, pero David Luiz llegó a despejar la pelota a un dedo del gol. Del empate al tanto de Neymar con el intermedio encima. A la hora de marcar, Brasil hasta tuvo puntería con el reloj, en la primera y última jugada de un primer acto. Y, de vuelta, en el estreno del segundo tiempo. De nuevo Fred, enchufado como goleador en esta Copa. Pesadumbre total para España, con un 3-0 y todo un tiempo por jugarse. Solo le sirvió para acumular calamidades. Sergio Ramos falló un penalti, Neymar logró lo que ya estuvo a punto de conseguir con Arbeloa, una expulsión, la de Piqué. El equipo de Del Bosque ya no tenía otra misión que mitigar de alguna manera un desastre mayor. No tuvo otro consuelo. Ahora, ya sabe lo que le espera dentro de un año, cuando regrese a Brasil para defender el título mundial.
La goleada en datos
- La selección española no perdía un partido desde el encuentro amistoso disputado el 10-08-2011 ante Italia en Bari (2-1). Para encontrar la anterior derrota en partido oficial hay que remontarse al primer partido del Mundial de Sudáfrica en 2010 (Suiza, 1; España, 0).
- España no recibía tres goles en un partido de competición oficial desde el 6 de septiembre de 2006: 3-2 en Belfast, ante Irlanda del Norte con triplete de Healy. Desde abril de 1985 (3-0 ante Gales), la selección española no perdía por tres goles de diferencia en partido oficial.
- En la era Del Bosque, las mayores derrotas fueron el 4-0 ante Portugal en Lisboa y el 4-1 ante Argentina en Buenos Aires en sendos amistosos disputados tras la conquista del Mundial.
- España llevaba 91 partidos seguidos sin recibir una expulsión. Entre 1925 y 1965 llegó a enlazar 134 partidos sin expulsiones. La roja a Piqué es la segunda de España en 13 años; la anterior fue de Xabi Alonso frente a Islandia el 8 de septiembre de 2007.
- Los últimos siete penaltis lanzados por España en el tiempo de juego reglamentario, al margen de las tandas, los han tirado seis jugadores diferentes (Xabi, Villa, Soldado, Cesc, Torres y Ramos). De todos ellos, fallaron cuatro y anotaron tres. El fallo de Sergio Ramos es el 10º error en los 22 penaltis lanzados en la era Del Bosque.
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