Un Camp Nou más soberanista
El independentismo hace otra demostración de fuerza con el ‘Concert per la Llibertat’, que reunió a más de 90.000 personas en el estadio barcelonista
Miquel Noguer
Barcelona
29 JUN 2013 - 23:55 CET4492
Nueve meses después de la multitudinaria manifestación de la Diada,
el independentismo catalán volvió a mostrar ayer el momento dulce por el
que atraviesa con un concierto que congregó a más de 90.000 personas en las gradas del Camp Nou de Barcelona.
Organizado por Òmnium Cultural y promocionado generosa y ampliamente
por los medios de comunicación públicos de la Generalitat, el concierto
envió el mensaje de que el mundo independentista vigila de cerca los
pasos del Gobierno de Artur Mas para que este no se desvíe del proceso
soberanista. No participaron en el acto, por motivos personales, ni el
presidente de la Generalitat —su hija se casó ayer por la tarde en
Menorca— ni el líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, que no estaba invitado a la boda. Sí acudieron buena parte de los consejeros del Gobierno catalán.
Artistas como Lluís Llach, Pastora, Maria del Mar Bonet, Dyango o Peret se sumaron a un cartel con el que los organizadores del concierto reivindicaron el derecho de Cataluña a la independencia. El título del acto era meridianamente claro: Concert per la Llibertat. El público que llenó el Camp Nou —solo sobraron asientos en las zonas sin visibilidad tras el escenario— pagó entre 10 y 150 euros, y una parte significativa de los asistentes lo hizo más por militancia política que por interés los cantantes y músicos que actuaron. “Habría venido aunque actuaran Los Chunguitos”, ejemplificaba Núria González, vecina de Parets del Vallès (Vallès Oriental y que dice no perderse ningún gran acto independentista.
La principal representante del Gobierno de Convergència y Unió presente en el acto fue la vicepresidenta Joana Ortega, quien apeló al “derecho del pueblo catalán a decidir en libertad su futuro”. Ortega insistió en que el Gobierno central debería tomar nota del carácter “cívico” y “reivindicativo” del concierto de ayer para autorizar la consulta de autodeterminación de Cataluña.
Ningún político subió al escenario, que quedó reservado para artistas y personalidades del mundo del a cultura y del deporte no solo de Cataluña. Más allá de grupos catalanes, participaron artistas como Paco Ibáñez, Fermín Muguruza y artistas alemanes, griegos e italianos. Faltaron buena parte de los grupos catalanes de moda, lo que redundó en una menor presencia de público joven. Otros, como Pedro Guerra, saltaron del cartel a última hora por considerar que el concierto no se limitaba a defender el derecho a decidir de Cataluña, sino que era puramente independentista. La intención de los organizadores era llenar un símbolo como el Camp Nou en un intento de volver a llamar la atención internacional a favor del proceso soberanista de Cataluña.
Detrás del concierto estaba Òmnium Cultural, la organización catalanista que ya impulsó la manifestación del 10 de julio de 2010 contra el recorte del Estatuto catalán. La presidenta de Òmnium, Muriel Casals, aseguró que el espectáculo es “otro paso en el proceso de la libertad de Cataluña” y pidió a los políticos catalanistas que “concreten en el calendario” de la consulta de autodeterminación. El marcaje al Gobierno de CiU, recordándole su compromiso de convocar la consulta el año que viene, culminó con el despliegue de un mosaico humano donde se leía. Freedom Catalonia 2014. Esta fecha es, precisamente, lo que más divide en estos momentos a la federación CiU. Unió considera que hay razones más que suficientes para retrasar la consulta. Por esta razón, Casals insistió en que “los partidos parlamentarios gestionan un capital de ilusiones muy importante y deben ser conscientes de las expectativas generadas”.
Pese a contar el concierto con el apoyo total del Gobierno catalán, algunos cantantes lanzaron mensajes críticos con algunas de las políticas sociales que practica Artur Mas. Fue el caso de Gerard Quintana, líder de Sopa de Cabra, quien aseguró que el futuro de Cataluña “no debe ser un camino de recortes en educación y salud”. Pau Alabajos, Cesk Freixas, Màrius Serra y Brams exhibieron o lanzaron consignas contra el ERE de TV-3. También hubo críticas veladas al uso de pelotas de goma por parte de la Policía.
Apoyaron el concierto todos los partidos del espectro catalanista excepto el Partit dels Socialistes, que no envió a ningún representante oficial. Por parte de Convergència asistieron Josep Rull y Lluís Corominas. Esquerra Republicana estuvo representada con toda su cúpula, encabezada por Oriol Junqueras. Josep Antoni Duran Lleida excusó su asistencia por un “compromiso anterior” pero aplaudió el concierto a través de las redes sociales. Mas no asistió por coincidir el acto con la boda de su hija. En general, el Gobierno catalán ha intentado esta vez quedar en un segundo plano del acto después de las polémicas que rodearon la manifestación de la Diada y por las serias dificultades que prevén para poder llevar adelante la consulta.
También a diferencia de la manifestación de la Diada, esta vez el público fue mayoritariamente de mediana o avanzada edad. “Los niños se han quedado en casa, esto es demasiado largo”, explicaba Zoi Daskalakis, una vecina de Barcelona que aseguraba no perderse ningún acto a favor de la independencia de Cataluña. Ella decidió ir al Camp Nou porque, asegura, es “un momento histórico”. Decenas de autocares fletados por entidades soberanistas ayudaron a desplazar a varios miles de los participantes desde todos los puntos de Cataluña.
El concierto contó con la promoción y el apoyo entusiasta de los medios de comunicación públicos de la Generalitat, así como los privados subvencionados. TV3 retransmitió el acto casi íntegramente. Esto motivó quejas por parte del Partido Popular de Catalunya y de Ciutadans. La líder del PP en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho calificó de “aquelarre” por la independencia el concierto, que en su opinión era una oda a la “ruptura" y al “fomento de la hispanofobia”. Ciutadans pidió explicaciones por el gasto público que ha implicado la cobertura informativa del concierto.
Artistas como Lluís Llach, Pastora, Maria del Mar Bonet, Dyango o Peret se sumaron a un cartel con el que los organizadores del concierto reivindicaron el derecho de Cataluña a la independencia. El título del acto era meridianamente claro: Concert per la Llibertat. El público que llenó el Camp Nou —solo sobraron asientos en las zonas sin visibilidad tras el escenario— pagó entre 10 y 150 euros, y una parte significativa de los asistentes lo hizo más por militancia política que por interés los cantantes y músicos que actuaron. “Habría venido aunque actuaran Los Chunguitos”, ejemplificaba Núria González, vecina de Parets del Vallès (Vallès Oriental y que dice no perderse ningún gran acto independentista.
La principal representante del Gobierno de Convergència y Unió presente en el acto fue la vicepresidenta Joana Ortega, quien apeló al “derecho del pueblo catalán a decidir en libertad su futuro”. Ortega insistió en que el Gobierno central debería tomar nota del carácter “cívico” y “reivindicativo” del concierto de ayer para autorizar la consulta de autodeterminación de Cataluña.
Ningún político subió al escenario, que quedó reservado para artistas y personalidades del mundo del a cultura y del deporte no solo de Cataluña. Más allá de grupos catalanes, participaron artistas como Paco Ibáñez, Fermín Muguruza y artistas alemanes, griegos e italianos. Faltaron buena parte de los grupos catalanes de moda, lo que redundó en una menor presencia de público joven. Otros, como Pedro Guerra, saltaron del cartel a última hora por considerar que el concierto no se limitaba a defender el derecho a decidir de Cataluña, sino que era puramente independentista. La intención de los organizadores era llenar un símbolo como el Camp Nou en un intento de volver a llamar la atención internacional a favor del proceso soberanista de Cataluña.
Detrás del concierto estaba Òmnium Cultural, la organización catalanista que ya impulsó la manifestación del 10 de julio de 2010 contra el recorte del Estatuto catalán. La presidenta de Òmnium, Muriel Casals, aseguró que el espectáculo es “otro paso en el proceso de la libertad de Cataluña” y pidió a los políticos catalanistas que “concreten en el calendario” de la consulta de autodeterminación. El marcaje al Gobierno de CiU, recordándole su compromiso de convocar la consulta el año que viene, culminó con el despliegue de un mosaico humano donde se leía. Freedom Catalonia 2014. Esta fecha es, precisamente, lo que más divide en estos momentos a la federación CiU. Unió considera que hay razones más que suficientes para retrasar la consulta. Por esta razón, Casals insistió en que “los partidos parlamentarios gestionan un capital de ilusiones muy importante y deben ser conscientes de las expectativas generadas”.
Pese a contar el concierto con el apoyo total del Gobierno catalán, algunos cantantes lanzaron mensajes críticos con algunas de las políticas sociales que practica Artur Mas. Fue el caso de Gerard Quintana, líder de Sopa de Cabra, quien aseguró que el futuro de Cataluña “no debe ser un camino de recortes en educación y salud”. Pau Alabajos, Cesk Freixas, Màrius Serra y Brams exhibieron o lanzaron consignas contra el ERE de TV-3. También hubo críticas veladas al uso de pelotas de goma por parte de la Policía.
Apoyaron el concierto todos los partidos del espectro catalanista excepto el Partit dels Socialistes, que no envió a ningún representante oficial. Por parte de Convergència asistieron Josep Rull y Lluís Corominas. Esquerra Republicana estuvo representada con toda su cúpula, encabezada por Oriol Junqueras. Josep Antoni Duran Lleida excusó su asistencia por un “compromiso anterior” pero aplaudió el concierto a través de las redes sociales. Mas no asistió por coincidir el acto con la boda de su hija. En general, el Gobierno catalán ha intentado esta vez quedar en un segundo plano del acto después de las polémicas que rodearon la manifestación de la Diada y por las serias dificultades que prevén para poder llevar adelante la consulta.
También a diferencia de la manifestación de la Diada, esta vez el público fue mayoritariamente de mediana o avanzada edad. “Los niños se han quedado en casa, esto es demasiado largo”, explicaba Zoi Daskalakis, una vecina de Barcelona que aseguraba no perderse ningún acto a favor de la independencia de Cataluña. Ella decidió ir al Camp Nou porque, asegura, es “un momento histórico”. Decenas de autocares fletados por entidades soberanistas ayudaron a desplazar a varios miles de los participantes desde todos los puntos de Cataluña.
El concierto contó con la promoción y el apoyo entusiasta de los medios de comunicación públicos de la Generalitat, así como los privados subvencionados. TV3 retransmitió el acto casi íntegramente. Esto motivó quejas por parte del Partido Popular de Catalunya y de Ciutadans. La líder del PP en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho calificó de “aquelarre” por la independencia el concierto, que en su opinión era una oda a la “ruptura" y al “fomento de la hispanofobia”. Ciutadans pidió explicaciones por el gasto público que ha implicado la cobertura informativa del concierto.
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