miércoles, 19 de enero de 2011

El autoconocimiento es la clave.

Por primera vez vi los claros signos y dije no. Creo que merezco una felicitación, ¿No? Dije no con una sonrisa enorme pintada en la boca. Pero me la pinté yo. No me la pintó nadie. Esto del autoconocimiento es una cosa harto chingona.

¿De qué habla esta loca? Bueno, les voy a decir. Cuando escribí "Lección Número 1: Aléjate de los hombres confundidos." , no me di cuenta que ese post salía de mis entrañas, que lo escupí después de llorar muchas noches, por varias semanas.

En el día, estaba bien, me distraía el trabajo (terapia ocupacional que le llaman) pero a medida que la luz del día llegaba a su fin me entraba el pánico, porque me preguntaba si esa noche sería una noche más dónde literalmente sentiría (otra vez) que me rompía por dentro. Me preguntaba si sería esta noche otra en donde lloraría en mi cama hecha un ovillo, tapándome la boca y limpiándome las lágrimas en medio de la oscuridad por miedo a ser descubierta así; completamente vulnerable.

Y un día, cuando creí que ya no podía llorar más, donde sentí que literalmente me habían sacado el corazón y lo habían hecho cachitos fue que pensé que en realidad necesitaba ayuda. Y ya que decidí que necesitaba ayuda fue que di el primer paso (cual alcohólico en rehabilitación).

Dado ese paso fui a terapia. Creí que lloraría toda la hora de la sesión y no fue así. Salí enojadísima... Pocas veces me sentí tan enojada. Quise pensar (en ese momento, cuando caminaba fuera del consultorio) que estaba enojada con la terapeuta y con los hombres que habían tenido cabida en mi vida... más tarde me di cuenta que estaba enojada conmigo.

Por pendeja, básicamente. La verdad cuando se nos es dicha de frente, sin rodeos, fría suele doler montones. Y a veces la única manera de canalizar nuestro dolor es mediante rabia. Los adjetivos que usé entonces fueron todos ofensivos (para describir a esos hombres de los que hablo), jamás a mi misma. Pero como después de la tormenta siempre llega la calma, supongo que me cansé de estar enojada. Es agotador, ¿no?

Ese post fue una respuesta a ello, una descripción justa de un amor efímero y de las explicaciones que me di a mi misma para redimirme un poco del cómo sucedieron las cosas.

Y no es que el hombre haya tenido la culpa o que la haya tenido yo. Todo fue un causa-efecto. Todo resultado de decisiones de ambos. Pero no está en mi analizar el porqué de sus decisiones, sino de las mías.

No supe ver las señales en ese momento y quizás habría tenido más cuidado de no ser porque en ese punto de mi vida yo estaba sumamente vulnerable. Hubiera creído cualquier cosa. Acababa de salir de una relación destructiva que me había dejado con el autoestima por los suelos y cuando una está así pues no sabe ni cómo se llama ni qué hace aquí. Así estaba yo. Y seguramente me hubiera enamorado de cualquiera.

El autoconocimiento es un camino largo, tortuoso y muchas veces doloroso; pero sólo puede conducir a paz, equilibro y felicidad. No hay nada más maravilloso que conocerse y amarse tal cuál sé es. Pero no es fácil y yo apenas voy caminando por ese trecho. Yo hablo de un nivel individual y personal, pero estoy segura de que aplica al nivel que queramos,

¿Cómo puedes estar con una persona sin quererte, sin saber quién eres, sin haber aprendido aún? Pues en ese momento no me di cuenta que me topé con un hombre confundido y que yo misma no sabía lo que quería ni me quería lo suficiente... De haberlo sabido es que hubiera dicho que no.

Pero hace algunos días lo hice (a casi un año de haberme topado con el hombre confundido que me hizo llorar por noche enteras). Nunca llegué a involucrarme del todo, porque no estaba segura de saber si era eso lo que quería para mi. De nuevo no era mal tipo, pero también era un hombre confundido. Se sentía atraído hacia mi, pero nunca supo a ciencia cierta que era lo que quería.

Fui clara y contundente, porque odio el estira-afloje y estar con la incertidumbre (los hombres normalmente no son mucho de decir qué quieren exactamente de uno y menos si una se presta al juego ese del cortejo, que si bien es entretenido y enamorante, lo prefiero sincero) y entonces le pregunté qué quería. Después de algunos segundos y titubeos dijo "Es que prefiero pasar de largo y retirarme antes de lastimarte".

Yo sonreí y reí al mismo tiempo, y le dije "No, es que ahora soy yo la que se retira a tiempo" (porque yo ya iba con la decisión tomada) "y me retiro porque me quiero un montón y sé exactamente qué es lo que me merezco y qué es lo que me hace feliz".

Cuando una se conoce, sabe exactamente qué quiere para ser feliz. Ojo: puede variar por temporadas. No voy a mentir, a ratos se extraña tener pareja y a ratos se extraña estar soltera. Yo estoy en el punto ese dónde soy feliz soltera, dónde hago lo que quiero, cuando quiero y con quien quiero. Una relación implica miles de cosas, entre ellas inversión de tiempo y esfuerzo y la verdad es que ahorita estoy muy feliz autodescubriéndome y disfrutándome.

Lo juro. Enamorarse es padrísimo (eso de sentir las maripositas, de todo el proceso, de que alguien te guste locamente) pero no me engaño. En este punto de mi vida no tengo tiempo y a lo mejor ni ganas. Aunque quiero aclarar que soy de las que se avienta con ojos cerrados y sin darse cuenta, porque este mundo está hecho de valientes. Si pasa, pasará y ya.

Pero es que lo tengo muy claro: la compatibilidad es una cosa muy difícil de analizar y normalmente nos damos cuenta una vez que ya estamos en medio de un divorcio (alegando incompatibilidad de caracteres *risas sonoras*), de una ruptura cualquiera e inclusive ya pasados los años o meses... Y no es que yo lo tenga todo ya aprendido, porque a decir verdad con cada una de las relaciones es que uno se autoconoce más.

Entonces tengo el primer paso hacia una relación bien dado: me conozco. Sé qué me gusta, sé qué no me gusta. Sé qué me hace daño. Sé qué me prende. Sé que me lastima. Sé que saca lo peor de mi. Sé qué encuentro intolerante (mencionaría ejemplos, pero mejor tú que estás leyendo, piensa en los propios)... Y entonces voy a hacer un experimento: me voy a volver más analítica a la hora de enamorarme (utopía van a decir ustedes, pero ya les dije que es experimento), voy a analizar bien al tipo en cuestión.

Si las cosas de su personalidad son compatibles con las de mi autoconocimiento, si vamos para el mismo lado, si estamos ambos dispuestos a invertir en una relación eso del tiempo y del esfuerzo, VA. Me la rifo. Si no, paso sin ver y hago del tipo en cuestión el uso que ambos queramos con el debido grado de sinceridad que ambos merecemos.

El autoconocimiento rifa el mundo entero. Porque al final del día todos sabemos exactamente qué nos hace felices y a eso venimos ¿qué no?

Dana Corres.

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