El Balón de Oro como otro mal rollo
Artículos de Alfredo Relaño
Alfredo Relaño | 26/10/2012
Siempre me gustó muchísimo el Balón de Oro. Sé que hay quien lo
discute (juego de equipo, no individual, dificultad de distribuir
méritos por posiciones, etcétera...) pero siempre me gustó, tendí a
verlo como justo con rara excepción y me pareció desde el principio un
atractivo más del fútbol. Además figura en mi imaginario como uno más de
los varios elementos con que hacemos de las fechas navideñas unos días
especiales, de festejos, convivencia y alegría. Bueno, pues por primera
vez veo que el Balón de Oro se está convirtiendo en un mal rollo. Por
culpa de nadie y de todos.
Se debe, sin duda, a una coincidencia diabólica que entrecruza pasiones. Por un lado, Cristiano y Messi, Madrid y Barça, por tanto. Por otro, España, La Roja, que gana y gana y tiene a Iniesta, a Casillas y a Xavi, jugadores de altos méritos. O sea: Madrid-Barcelona- España, el triángulo que todavía no conseguimos armar. Ya la victoria de Messi sobre Iniesta y Xavi hace dos años se vivió como una decepción nacional, mientras el barcelonista medio celebraba no tener que compartir el galardón con los madridistas vía Selección. Pero, por otra parte, ¿cómo protestar porque a Messi se le considere el mejor?
Ahora es peor. El madridista que tira por Cristiano es acusado de antiespañol. El barcelonista que pide a Iniesta es sospechoso de proespañol, cosa fatal en estos días de exaltación del independentismo. El que desde donde sea apunta razonadamente a Messi tiene que explicar que no es barcelonista, si no lo es. (A ningún barcelonista se le ocurriría proponer a Cristiano, supongo). Todo agudizado por la obsesión de éste, que traslada una presión agobiante al club, hasta el punto de que Casillas está otra vez en un apuro por colocarle en su lista por detrás de su amigo Sergio Ramos. Se me está haciendo largo.
Se debe, sin duda, a una coincidencia diabólica que entrecruza pasiones. Por un lado, Cristiano y Messi, Madrid y Barça, por tanto. Por otro, España, La Roja, que gana y gana y tiene a Iniesta, a Casillas y a Xavi, jugadores de altos méritos. O sea: Madrid-Barcelona- España, el triángulo que todavía no conseguimos armar. Ya la victoria de Messi sobre Iniesta y Xavi hace dos años se vivió como una decepción nacional, mientras el barcelonista medio celebraba no tener que compartir el galardón con los madridistas vía Selección. Pero, por otra parte, ¿cómo protestar porque a Messi se le considere el mejor?
Ahora es peor. El madridista que tira por Cristiano es acusado de antiespañol. El barcelonista que pide a Iniesta es sospechoso de proespañol, cosa fatal en estos días de exaltación del independentismo. El que desde donde sea apunta razonadamente a Messi tiene que explicar que no es barcelonista, si no lo es. (A ningún barcelonista se le ocurriría proponer a Cristiano, supongo). Todo agudizado por la obsesión de éste, que traslada una presión agobiante al club, hasta el punto de que Casillas está otra vez en un apuro por colocarle en su lista por detrás de su amigo Sergio Ramos. Se me está haciendo largo.
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