Fortuna y abucheo
El sonoro abucheo a los príncipes en el Liceo prueba el aguante de los futuros reyes y que los teatros vuelven a ser escenario de discusión política
Europa decrece mientras el mundo crece. Escribo esta columna
redescubriendo ese nuevo primer mundo: Latinoamérica. En Bogotá es tal
el crecimiento que el hotel donde me hospedo dispone de una empleada
para distribuir pétalos de rosas blancas sobre una inmensa fuente en la
terraza con piscina y chill out,delante de las montañas que
rodean la ciudad. Atiende a mis preguntas con un exquisito castellano y
se inquieta por España. “Pobrecita, España”, comenta. “Se nos enfermó
para rato”.
Bogotá es como España hace 10 años. Es una frase que no cesan de repetir los habitantes que conoces de esta parte del mundo. Cochazos, un tráfico pesadísimo, inauguraciones por doquier, grandes marcas haciendo fila por abrir tienda, mujeres bellísimas, hombres metrosexuadísimos, pero hay una cosa que aún no es del todo desarrollada: su concepto del tiempo. A pesar de estar rodeados de toda la tecnología posible, un smartphone en cada mano, carecen de esa agilidad que te daba Europa cuando era la reina del mambo. Debe ser una opción inteligente la lentitud: así el milagro económico, la burbuja, les durará más tiempo que a nosotros.
Cuando estás fuera de España, echas en falta las penurias y abucheos de nuestra arrugada realidad. Te parece que falta algo. Te faltan los aires de zarzuela, los escándalos de corrupción, expresidentes que regresan casi con espuma en la boca, una hija del Rey apurada ahora por su fiscalidad. Ana Mato, que ha conseguido volver al mundo Disney en un culebrón que ni Nemo podía adivinar. La verdad es que eso de aceptar viajes a Eurodisney regalados por Correa puede ser material de psicoanálisis. ¡Ese momento en que te encuentras con el supuesto cabecilla de la supuesta trama corrupta y te dice que se va a ocupar del viaje de tus hijos para ver de cerca a Blancanieves y al Capitán Garfio tiene que dejarte una sensación de que lo estás mezclando todo y mucho, cari! Y si alegas que no lo sabías, ¿no es un poquito como decir que no sabes bien con quién viajan tus hijos? Como ministra nunca sabremos calificar a Mato, como esposa ya sabemos que pertenece al club de las que no se enteran, pero ahora como madre Disney: ¿le gustan las princesas o los canallas?
El desgaste público de la familia real toca de lleno a los príncipes. El sonoro abucheo dentro y fuera del Liceu asombra, pero también demuestra el aguante de los futuros reyes, que Letizia sabe estar atenta al momento y a lo que viene en su programa de mano. Y que los teatros de ópera vuelven a ser escenarios de discusión política. Pero no nos despistemos: el abucheo es al Instituto Nóos, a la insinceridad de la frase de que “la justicia es igual para todos” y al deterioro de la imagen de la Monarquía y que no se haga nada. Lo que ahora importa es saber qué piensan los príncipes del abucheo y si fueron capaces de concentrarse en el argumento de L’elisir d’amore, una ópera cómica.
En las fiestas colombianas se habla del abucheo a los príncipes en el Liceu, pero lo que les mueve es el fichaje de Falcao por el Mónaco y ese nuevo magnate ruso, Dmitri Rybolovlev. Les interesa Dmitri porque sin tener 50 años es millonario como solo los rusos saben serlo hoy día. Han querido compararle con un personaje de Dostoievski, pero en realidad es más parecido al Gran Gatsby. Inició su fortuna con una empresa creada junto a su padre para “el tratamiento médico alternativo usando campos magnéticos”. Pasó 11 meses en prisión a los 29 años acusado de ordenar un asesinato del que luego se le declaró no culpable. Es surfista y coleccionista de picassos y van goghs, se gastó 68 millones en un apartamento neoyorquino para su hija y le regaló Skorpios, la isla griega donde Jacqueline Kennedy Onassis fue pillada en top-less. “Tiene que venir a Colombia si tanto le gustan nuestros jugadores”, reclaman las divertidas invitadas. Hombre, podría pasearse también por Madrid o Marbella, donde el sábado pasado se organizó una fiesta para atraer más inversión rusa. Los organizadores de la fiesta decían en su invitación: “Rusos de lo mejorcito”, como si fueran bombones o caviar. Por España aseguraban que acudiría Carmen Lomana.
Mientras que en Milán, los diseñadores Dolce & Gabbana son condenados por evadir más de mil millones de euros (eso es evasión con estilo), su modelo estrella David Gandy dejó a medio Madrid boquiabierto tanto como la estimulante política de precios del bar del Congreso. Un gin-tonic, 5 euros. Y un tequila, también subvencionado, 3,15 euros. Lamentablemente, no podemos los electores disfrutar de esos precios, es un club privado.
Antes del abucheo nos preocupaba que los empresarios baleares que regalaron el Fortuna quieren que el regalo se les devuelva. “Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita”. Antes de que el Fortuna pase la desfortuna del desguace, quisiéramos sugerir que lo haga el Rey de la Chatarra, el nuevo mejor amigo de Carmen Martínez-Bordiú. Que intervenga por un lado a calmar a los empresarios y por otro en qué hacer con el barco. Sería genial que lo adquiriera para navegar con Carmen. O conseguir con él un buen negocio de afortunada y real chatarra que contentase al público evitando el abucheo final.
Bogotá es como España hace 10 años. Es una frase que no cesan de repetir los habitantes que conoces de esta parte del mundo. Cochazos, un tráfico pesadísimo, inauguraciones por doquier, grandes marcas haciendo fila por abrir tienda, mujeres bellísimas, hombres metrosexuadísimos, pero hay una cosa que aún no es del todo desarrollada: su concepto del tiempo. A pesar de estar rodeados de toda la tecnología posible, un smartphone en cada mano, carecen de esa agilidad que te daba Europa cuando era la reina del mambo. Debe ser una opción inteligente la lentitud: así el milagro económico, la burbuja, les durará más tiempo que a nosotros.
Cuando estás fuera de España, echas en falta las penurias y abucheos de nuestra arrugada realidad. Te parece que falta algo. Te faltan los aires de zarzuela, los escándalos de corrupción, expresidentes que regresan casi con espuma en la boca, una hija del Rey apurada ahora por su fiscalidad. Ana Mato, que ha conseguido volver al mundo Disney en un culebrón que ni Nemo podía adivinar. La verdad es que eso de aceptar viajes a Eurodisney regalados por Correa puede ser material de psicoanálisis. ¡Ese momento en que te encuentras con el supuesto cabecilla de la supuesta trama corrupta y te dice que se va a ocupar del viaje de tus hijos para ver de cerca a Blancanieves y al Capitán Garfio tiene que dejarte una sensación de que lo estás mezclando todo y mucho, cari! Y si alegas que no lo sabías, ¿no es un poquito como decir que no sabes bien con quién viajan tus hijos? Como ministra nunca sabremos calificar a Mato, como esposa ya sabemos que pertenece al club de las que no se enteran, pero ahora como madre Disney: ¿le gustan las princesas o los canallas?
El desgaste público de la familia real toca de lleno a los príncipes. El sonoro abucheo dentro y fuera del Liceu asombra, pero también demuestra el aguante de los futuros reyes, que Letizia sabe estar atenta al momento y a lo que viene en su programa de mano. Y que los teatros de ópera vuelven a ser escenarios de discusión política. Pero no nos despistemos: el abucheo es al Instituto Nóos, a la insinceridad de la frase de que “la justicia es igual para todos” y al deterioro de la imagen de la Monarquía y que no se haga nada. Lo que ahora importa es saber qué piensan los príncipes del abucheo y si fueron capaces de concentrarse en el argumento de L’elisir d’amore, una ópera cómica.
En las fiestas colombianas se habla del abucheo a los príncipes en el Liceu, pero lo que les mueve es el fichaje de Falcao por el Mónaco y ese nuevo magnate ruso, Dmitri Rybolovlev. Les interesa Dmitri porque sin tener 50 años es millonario como solo los rusos saben serlo hoy día. Han querido compararle con un personaje de Dostoievski, pero en realidad es más parecido al Gran Gatsby. Inició su fortuna con una empresa creada junto a su padre para “el tratamiento médico alternativo usando campos magnéticos”. Pasó 11 meses en prisión a los 29 años acusado de ordenar un asesinato del que luego se le declaró no culpable. Es surfista y coleccionista de picassos y van goghs, se gastó 68 millones en un apartamento neoyorquino para su hija y le regaló Skorpios, la isla griega donde Jacqueline Kennedy Onassis fue pillada en top-less. “Tiene que venir a Colombia si tanto le gustan nuestros jugadores”, reclaman las divertidas invitadas. Hombre, podría pasearse también por Madrid o Marbella, donde el sábado pasado se organizó una fiesta para atraer más inversión rusa. Los organizadores de la fiesta decían en su invitación: “Rusos de lo mejorcito”, como si fueran bombones o caviar. Por España aseguraban que acudiría Carmen Lomana.
Mientras que en Milán, los diseñadores Dolce & Gabbana son condenados por evadir más de mil millones de euros (eso es evasión con estilo), su modelo estrella David Gandy dejó a medio Madrid boquiabierto tanto como la estimulante política de precios del bar del Congreso. Un gin-tonic, 5 euros. Y un tequila, también subvencionado, 3,15 euros. Lamentablemente, no podemos los electores disfrutar de esos precios, es un club privado.
Antes del abucheo nos preocupaba que los empresarios baleares que regalaron el Fortuna quieren que el regalo se les devuelva. “Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita”. Antes de que el Fortuna pase la desfortuna del desguace, quisiéramos sugerir que lo haga el Rey de la Chatarra, el nuevo mejor amigo de Carmen Martínez-Bordiú. Que intervenga por un lado a calmar a los empresarios y por otro en qué hacer con el barco. Sería genial que lo adquiriera para navegar con Carmen. O conseguir con él un buen negocio de afortunada y real chatarra que contentase al público evitando el abucheo final.
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