Se confirma el interés del Gobierno de Raúl Castro por rebajar tensiones en temas sensibles de derechos humanos, como el de la situación de los presos políticos o la aplicación de la pena de muerte.
El martes, el Tribunal Supremo de Cuba conmutó la pena capital al exiliado cubano Humberto Eladio Real Suárez, detenido en 1994 y condenado por infiltrarse en la isla al frente de un comando armado y asesinar a una persona. Ahora deberá cumplir una sanción de 30 años de cárcel. Se trata de la tercera decisión de este tipo tomada por la justicia cubana en las últimas semanas y con ella se limpia el corredor de la muerte: ya no existe ningún preso condenado en la isla a la pena máxima.
En diciembre, el Tribunal Supremo conmutó la pena capital -también por 30 años de privación de libertad- a los ciudadanos salvadoreños Raúl Ernesto Cruz y Otto René Rodríguez, autores de varios actos de terrorismo contra hoteles e instalaciones turísticas que ocasionaron la muerte de un turista italiano. En 2008, después de ser elegido presidente, Raúl Castro determinó conmutar todas las penas de muerte pendientes (excepto las tres antes mencionadas, por considerar que se trataba de delitos terroristas de extrema gravedad).
Miembros de la disidencia cubana han recibido como una "buena noticia" la decisión sobre el caso de Real y el que "por fin" se haya limpiado el corredor de la muerte, aunque han advertido de que la pena de muerte sigue vigente y no basta con una moratoria en su aplicación.
"Nada impide que dentro de unos meses el Gobierno vuelva a condenar a muerte a otras personas; lo que hay que hacer es abolir la pena capital", ha afirmado el presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación nacional, Elizardo Sánchez. Sánchez asegura que "el régimen está interesado en acabar el año sin más cargas de las necesarias" y cree que en la misma línea hay que interpretar la excarcelación de 56 presos políticos en los últimos meses, 41 de ellos integrantes del denominado Grupo de los 75, como parte de un acuerdo con la Iglesia Católica cubana.
Humberto Real ha pasado 16 años en el corredor de la muerte. Fue detenido y condenado por el asesinato de un civil durante un tiroteo en la zona central de Villa Clara, cuando él y otros miembros de una organización anticastrista violenta descargaban el armamento que habían introducido en la isla desde Miami, en octubre de 1994.
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