El Gobierno boliviano espera que el ánimo ciudadano, muy alterado por el sustancial aumento en el precio de los carburantes vigente desde el lunes, se apacigüe con la oferta de un incremento salarial del 20% y otras medidas sociales anunciadas en la noche de ayer (madrugada de hoy en España) por el presidente Evo Morales.
Ola de manifestaciones
Las nuevas medidas, adoptadas tras la eliminación de las subvenciones a los precios de la gasolina y el combustible diésel, que se han incrementado entre el 57% y el 82%, tienen también el objetivo de frenar en seco la ola de protestas laborales y ciudadanas que se han programado a partir de hoy en las principales ciudades bolivianas y, desde el próximo lunes, con marchas hacia La Paz.
Los dirigentes mineros de Huanuni -que rompieron su alianza con Morales- y de otros sindicatos del sector, los líderes obreros de la industria y los dirigentes vecinales han emplazado al Gobierno a que derogue antes del lunes el decreto 748, que eliminó las subvenciones y "niveló" los precios de los combustibles con los de los países vecinos.
La Central Obrera Boliviana (COB) -cuyos dirigentes se debaten entre la lealtad a su líder y presidente, y su responsabilidad frente a los trabajadores- ha optado por pedir una reunión de urgencia con el presidente Morales antes de sumarse a las protestas, convocadas por sectores políticamente independientes del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), de Morales. La reunión está fijada para hoy en la Casa de Gobierno (sede de la Presidencia).
A diferencia de la Confederación de Chóferes, que se lanzó a la huelga de forma inmediata y suspendió el servicio de transporte de pasajeros, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos ha decidido apoyar la medida de recorte gubernamental en las comunidades rurales, las más afectadas por el aumento de los precios del carburante.
El transporte público ha reanudado su servicio en las ciudades con tarifas libres, que han llegado hasta un 100% de aumento. Los conductores han rechazado las tarifas fijadas por la Autoridad de Transporte, que representan una subida del 30% sobre las vigentes el pasado lunes.
El portavoz gubernamental, Iván Canelas, calificó de "defensores del neoliberalismo" a quienes protestan por las medidas gubernamentales, que, según dijo, son necesarias para mantener la salud de la economía. Canelas aseguró que el presidente Morales ha asumido la medida de forma valiente y patriótica, puesto que la subvención fue adoptada por los regímenes conservadores que le precedieron en el poder. Morales gobierna en Bolivia desde enero de 2006.
El mandatario fue enfático al señalar que una de las principales razones de la eliminación del subsidio era la de acabar con el contrabando de carburante a países vecinos. Morales admitió el martes que el contrabando le ganó la partida pese a la intervención de las Fuerzas Armadas.
"Pudimos agarrar [detener] a los que llevaban combustible en cisternas, pero no a quienes lo llevan a pie, en botellas de coca-cola. No se puede controlar", dijo compungido el presidente boliviano.
Además, Evo Morales afirmó que no tiene previsto decretar un corralito financiero sobre los ahorros de los bolivianos, que ayer formaban largan filas para retirar su dinero de las entidades bancarias. Morales insistió en que es falso el rumor sobre una posible decisión gubernamental de impedir que la gente pueda disponer de sus ahorros o depósitos, y atribuyó la información a una "batalla política".
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