martes, 28 de diciembre de 2010

Irán ejecuta a un espía.

La Justicia iraní ha ejecutado hoy a un hombre acusado de espiar para los servicios secretos israelíes (Mosad), ha informado la agencia estatal de noticias local Irna. Según la fuente, que cita un comunicado del Poder Judicial, el hombre, al que se identifica como Ali Akbar Siadat, fue ahorcado al amanecer en un patíbulo instalado en el patio de la prisión de Evin, situada en el norte de Teherán.

Siadat había sido acusado por las autoridades iraníes de haber colaborado con el Mosad entre 2004 y 2008, año en el que fue detenido cuando al parecer trataba de abandonar el país, explica el documento. La nota añade que el ejecutado "recibió 60 mil dólares de los servicios secretos israelíes a cambio de la entrega de información clasificada".

Además, afirma que Siadat estableció contacto con embajadas israelíes en países como Turquía, Tailandia u Holanda, para proveerles de información sobre "los misiles en poder de la Guardia Revolucionaria iraní", cuerpo de elite de las Fuerzas de Seguridad iraníes.

"Transfirió al enemigo información sobre bases militares, aviones de combate, vuelos de prácticas, accidentes aéreos y sistemas de defensa aérea de la Guardia Revolucionaria", agrega la nota. Fue detenido hace dos años junto a su mujer cuando trataba de abandonar el país y en su poder fue hallado un ordenador y 29 páginas con información clasificada, apostilla.

El domingo, el fiscal general de Teherán, Abas Yafari Dolatabadi, anunció que la Justicia iraní había condenado a muerte a una persona acusada de "espiar a favor de Israel", aunque evitó identificar al reo.

El responsable se limitó a señalar que la sentencia había sido dictada por un tribunal revolucionario de la capital y que la identidad del presunto "espía del régimen sionista" sería revelada una vez que la condena fuera ratificada.

Se desconoce si la persona a la que se refería Dolatabadi es el hombre ejecutado hoy. El fiscal, citado por la agencia de noticias local Mehr, reveló asimismo que la Justicia iraní tiene abiertos otros tres procesos por presunto espionaje a favor de Israel que están bajo investigación.

A finales de octubre dos ciudadanos iraníes fueron detenidos por su presunta vinculación con los servicios secretos judíos. La República Islámica de Irán no reconoce al estado de Israel, al que considera su enemigo más enconado, pese a que en país vive una de las comunidades judías más antiguas y numerosas que existen en el mundo.

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha llegado incluso a negar el holocausto y ha expresado su deseo de que los israelíes sean expulsados al mar. Israel, por su parte, ha amenazado en diversas ocasiones con atacar Irán si este país no pone fin a su controvertido programa nuclear.

Gran parte de la comunidad internacional, con Estados Unidos e Israel a la cabeza, acusan al régimen iraní de esconder bajo su programa civil otro de naturaleza clandestina, además de ambiciones bélicas, cuyo objetivo seria la adquisición armas atómicas, alegación que Teherán rechaza.

La ejecución de Ali Ashtani

En 2008, la Justicia iraní ya ordenó la ejecución de Ali Ashtari, un empresario iraní al que se había acusado de entregar información sobre el programa nuclear a los servicios secretos israelíes.

Ocho años antes, y en juicio a puerta cerrada, condenó a 13 años de cárcel a una decena de judíos iraníes por los mismos cargos, aunque después fueron puestos en libertad antes de cumplir las penas. El régimen iraní ha acusado a los servicios secretos israelíes del atentado que a finales de noviembre mató a un científico nuclear iraní y dejó herido a otro en Teherán.

En Irán rige una interpretación de la ley islámica o Sharia que condena a la pena capital a los asesinos, a los violadores, a los narcotraficantes y a aquellos que hagan la guerra a Dios, delito conocido como "Mohareb" y en el que se incluye el espionaje a favor del enemigo.

Según las estadísticas que maneja la organización internacional de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional, la República Islámica es, con más de 300 ahorcamientos al año, el segundo país del mundo que más ejecuciones realiza, por detrás de solo China y por delante de Arabia Saudí y Estados Unidos.

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