Unas 200 mil personas se encuentran aisladas en Australia como consecuencia de las lluvias torrenciales de las últimas semanas que han anegado, según calculan las autoridades, una superficie equivalente a la suma de los territorios de Francia y Alemania.
Días de lluvias torrenciales han dejado miles de casas y negocios inundados, campos de cultivos anegados y carreteras cortadas, un desastre que costará varios miles de millones de dólares a las autoridades locales y a las compañías de seguros.
El temporal ha azotado con especial virulencia el Estado de Queensland, ubicado en el este del país, donde 22 ciudades permanecen cubiertas por las aguas, por lo que el pasado miércoles fue declarado zona catastrófica.
"Todavía falta un tiempo largo para que cese este desastre", ha reconocido la jefa del Estado de Queensland, Anna Bligh, quien ha aludido a las consecuencias económicas de estas inundaciones, ya que las principales minas de carbón y el mayor puerto de este estado han tenido que suspender su actividad temporalmente. Bligh ha informado de que miles de hogares y negocios están anegados, y que todos los habitantes de dos poblaciones han tenido que ser evacuados. "Es sin duda una tragedia de una magnitud sin precedentes".
Ayudas a los damnificados
Por su parte, la primera ministra australiana, Julia Gillard, ha recorrido algunas de las comunidades más afectadas y espera poder llegar a Emerald, donde anoche fueron evacuados alrededor de 1.200 de sus habitantes después de que el río Nogoa alcanzara los 16 metros. Ya ha visitado la ciudad de Bundaberg, centro neurálgico de la producción de azúcar del país, que también ha cerrado su puerto después de que las aguas dañaran el sistema de señalización para la navegación. En el Estado de Nueva Gales del Sur el desbordamiento de varios ríos ha provocado importantes daños en los cultivos de trigo.
El río Fitzroy, en Rockhampton, puede alcanzar los 9,4 metros en los próximos dos días, lo que provocaría que la localidad quede aislada por carretera, vía férrea o aire el sábado, afectando unas 4 mil propiedades. Gillard ha anunciado esta semana que el Gobierno destinará un millón de dólares en ayudas a los afectados por unas "inundaciones sin precedentes", al tiempo que ha hecho un llamamiento público para recaudar más fondos.
Los agricultores locales calculan que aproximadamente la mitad de la cosecha nacional -unos 10 millones de toneladas- se ha perdido, propiciando así una subida de los precios en torno al 45%. Las previsiones no son buenas.
El servicio meteorológico australiano, que ha indicado que estas son las peores inundaciones que ha vivido el país desde que se tiene registro, ha advertido de que las lluvias volverán con mayor intensidad el próximo domingo.
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