Yousef Sweid es un conocido actor árabe israelí casado con una directora israelí judía. Son profesionales exitosos, padres de un niño y viven felices en la 'búrbuja' de Tel Aviv. Pero ésta no es impermeable y por eso esta mañana se han despertado leyendo en algunos diarios una carta firmada por 27 esposas de rabinos en la que se aconseja/ruega/pide a las jóvenes judías de Israel que no salgan con árabes.
"Dos mil novecientas judías han caído en estas relaciones, incluyendo matrimonios. Hay que concienciar a las chicas antes que queden atrapadas sufriendo en sus aldeas", afirman con alarma.
"Por tu bien y el de las futuras generaciones, para que no pases un sufrimiento terrible, nos dirigimos a ti, por favor, te rogamos, no salgas con no judíos....en los lugares de trabajo donde estáis hay muchos árabes que se hacen llamar con nombres hebreos. Yusuf se convierte en Yosi, Samir en Sami y Abed en Ami.
Ellos buscarán tu compañía, tratarán de gustarte y te darán toda la atención que deseas. Pero es algo temporal. Cuando acabas en sus manos, en sus aldeas y en su control, todo es diferente y la atención se convierte en insultos, golpes y humillaciones", se lee en la misiva de mujeres de rabinos identificados con la corriente más nacionalista.
El objetivo es alejarlas de los árabes. Y cuanto antes, mejor. La promotora de esta carta contra las citas románticas entre árabes y judías es Anat Gofstein, directora de Lehava (asociación contra la asimilacion en Israel). Según ella, "sólo queremos denunciar y alertar el trato humillatorio que sufren las mujeres judías cuando viven en las aldeas árabes en Israel o dentro de la Autoridad Palestina. Debemos cortar a tiempo este fenómeno".
Tras ser definida por algunos periodistas locales como racista, responde: "No se trata de racismo sino del futuro del pueblo judío. No hubiera escrito esta carta si la situación no fuera tan extrema. Nos hemos olvidado que los árabes están en una guerra contra nosotros".
Por eso, justifica su condena contra una conocida cadena israelí de supermercados que tiene muchos ciudadanos árabes como directores y empleados. "Muchos son jefes que acosan a las jóvenes trabajadoras judías aprovechando su autoridad para conquistarlas. Muchas se han convertido al Islam. Está prohibido cualquier relación con un árabe que puede acabar en matrimonio y niños confusos", dice.
'Jóvenes traumatizadas'
La autora de la polémica carta concluye: "Según mi experiencia de varios años rehabilitando en nuestro albergue a las chicas traumatizadas que han podido escaparse de dichas relaciones, hay un fenómeno terrible en el que los árabes acosan y maltratan a las chicas judías. Nadie dice nada porque no es políticamente correcto",añade.
"No es un temor real a perder el judaísmo en Israel o a las chicas sino parte de la lucha racista que se sigue contra nosotros", denuncia el árabe israelí Mohamed Adrase. Maya Levovich, de la Asociación de Rabinos progresistas, también está indignada: "Es una vergüenza para nosotros como religión y pueblo judío así como ciudadanos de una democracia pedir a las mujeres no hablar con árabes en los puestos de trabajo.
Lo que me preocupa más no es la carta de 10 o 20 mujeres sino el ambiente que se está creando en el país. Lucharemos para que el judaísmo liberal y tolerante no ceda a este tipo de iniciativas".
Se refiere, por ejemplo, a la campaña de decenas de rabinos que hace unas semanas firmaron un manifiesto prohibiendo la venta o alquiler de casas a los árabes en los barrios judíos.
Esta nueva carta es un síntoma más de la ola de intolerancia que vemos en los últimos meses en las calles israelíes y que se resume con manifestaciones de ciudadanos exigiendo no tener como vecinos a otros colectivos, ya sean árabes, ultraortodoxos judíos o inmigrantes ilegales de Africa.
Volvemos al actor árabe Sweid. "Puedo entender que desde el punto de vista religioso, se opongan a este tipo de relaciones. Tampoco mi abuela aceptó de buen grado que mi mujer fuera judía. El problema es que esta carta roza el racismo y puede influir negativamente en muchas personas", afirma con tristeza.
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