sábado, 25 de diciembre de 2010

Amor y afecto, ¿juntos?

Hoy es Navidad y es común que después de la cena de Nochebuena, de los rega­los, los recuerdos de lo acontecido en el año, la compañía o, en algunos casos, la sole­dad o la indiferencia, se nos antoje un buen apapacho de cariño más que una escena de sexo salvaje o un encuentro pasajero. Buscamos, en muchos casos, sentirnos queridos y deseados, gozar con el placer erótico, pero también sentir el calor del amor. ¿Es posible tener las dos cosas? Esto es lo que opina Verónica maza.

Hace unos días, en un chat que realicé, una lectora me preguntaba si era posible disfrutar del erotismo sin amor, sin que se involucraran los sentimientos. Le respondí que por supuesto que era posible, ya que las dos cosas no van "juntas con pegado", sino que se pueden separar y, al hacerlo, podemos disfru­tar de grandes veladas cachondas sin necesidad de amar a quien comparte con nosotros la cama. Sin embargo, hay que reconocer que los vínculos afecti­vos juegan un papel importante en los encuentros eróticos.

Entre las mujeres es bastante común la expresión "no entiendo el sexo sin amor" o "el sexo sin amor es algo animal". Por su parte, parece que a algunos hombres les salen alas o les da alergia cuando una amante les dice "te quiero". Lo que hay que entender es que el amor tiene que ver con el sentimiento puro y no hace falta incluir el deseo sexual, la práctica erótica tampoco necesita incluir al amor para ser verdadera.

Es decir, una persona puede unir amor y sexo y para ella, ésta será su manera de vivir la sexualidad y la forma en la que mejor la disfruta, y en cambio, otra puede separarlo, siendo una forma muy adecuada para ella de vivir sus re­laciones sexuales; porque amor y sexo son cosas independientes, separadas.

Para el psicoterapeuta Jorge Bucay, "la sexualidad es tan importante en la vida que valdría la pena empezar a pen­sar en ella como un desafío. El desafío de la sexualidad plena", lo cual no tiene que ver con qué tan buenos seamos en la cama, sino en la manera en que vivimos el hecho sexual humano, es decir, el hecho de que la sexualidad nos acompaña desde que nacemos (o mejor aún, desde que somos gestados) y desaparece cuando morimos, no podemos renunciar a este hecho, porque estaríamos renunciando a una parte de nosotros.

La posibilidad de disfrute en el espacio íntimo depende de la interacción de cómo hombres y mujeres nos de­sarrollamos y aprendemos a vivir la sexualidad, es decir, de la posibilidad y permi­sividad del placer. Pero lo mismo pasa con el amor. No hay que tener miedo de enamorarnos, aunque nos haya ido mal en la feria. Por fortuna, se puede repetir una y otra vez (no es que sólo nos enamoremos una vez en la vida), se debe ir perfeccionando, el amor es algo no estático, aunque a veces la monotonía nos quiera ganar la partida.

Establecer vínculos afec­tivos, reforzar los que tene­mos, entender que se pueden mezclar con la sexualidad, nos servirá para tener una vida plena, sabrosa, en armonía con nosotros mismos, nuestras parejas y los demás. Por supuesto, no es tan fácil. Hay personas para las que, debido a su historia personal, les resulta complicado establecer estos vínculos, pero si lo saben, el mero deseo de querer crearlos es ya un paso adelante.

Por ello, hay que aprovechar estos días en que andamos con el espíritu navideño o, cuando menos, con la ilu­sión de comenzar un nuevo año de una buena manera, para permitir que nos den nuestro apapacho de cariño, para regalar afecto, para sabrosear pero con amor a quienes comparten la vida con nosotros, para confesarle nuestro amor a esa persona que nos hace suspirar, para aventarnos al ruedo e iniciar una relación.

El amor es algo que nunca pasará de moda, así que hay que ponérnoslo encima en este 2011. Y yo comienzo enviándoles un abrazo lleno de amor a todos ustedes, queridos lectores.

2 comentarios:

  1. Abrazo de vuelta querido Bolivar! En efecto es el amor el que ha cambiado, cambia y cambiara el mundo, haciendolo un mejor lugar para todos y todas!!

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  2. El amor y el sexo, una eterna discrepancia entre hombres y mujeres, pero a pesar de los pesares siguen habiendo amor y sexo en el mundo de las relaciones, a veces juntos y otras separado, y no siempre nos percatamos de ello. Buen artículo, eterna discusion.

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