Nadie ha pautado mejor los relevos generacionales que la sociología norteamericana. Según una de las más destacadas instituciones de investigación social estadounidense, el Pew Research Center (PRC), el primer día de 2011 se producirá un acontecimiento generacional de resonancias históricas: el más viejo de los miembros de la Generación del Baby Boom cumplirá 65 años, todavía edad de jubilación en muchos países. Con tal motivo, la institución ha publicado un retrato sociológico de esta cohorte de edad en Estados Unidos que no tiene desperdicio.
Los babyboomers de la otra orilla del Atlántico son los sesentayochistas europeos, la última generación que tuvo pretensiones de transformar el mundo y a la que desde hace un tiempo se quiere endosar buena parte de las culpas por los desastres de nuestra época, desde el individualismo y la crisis de valores hasta el multiculturalismo y el declive occidental.
Los babyboomers sesentones creen que son exactamente nueve años más jóvenes y hasta los 72 no consideran que empiece la vejez. Tanto optimismo cronológico no se corresponde con su sentimiento vital: son los más pesimistas e insatisfechos de todos los grupos de edad respecto a sus vidas y a la marcha de su país. Probablemente así eran cuando tenían 18 años.
Pero ahora se sienten más afectados por la actual crisis —la Gran Recesión le llama el Pew— que sus padres, pertenecientes a la Generación Silenciosa y nacidos durante la Gran Depresión.
Como siempre ha sucedido, los del 68 se han hecho muy conservadores. Votaron más a Obama que McCain, aunque por poco, pero en las últimas elecciones legislativas sus sufragios fueron mucho más republicanos que demócratas. Pero todavía son más progres, menos religiosos y más tolerantes que sus padres y no ven sus relaciones con los más jóvenes en términos de conflictos generacionales.
De hecho, con quienes sintonizan mejor es con la generación del Milenio, los que llegaron a la mayoría de edad a partir del 2000. Los babyboomers, hijos de la abundancia, se encuentran ahora con la Gran Recesión que les despide de su vida laboral. También en esto sintonizan con quienes encuentran el paso cerrado a su incorporación al mundo del trabajo, como les sucede a los milenios.
La llegada de la entera generación de los babyboomers a la edad provecta cambiará la sociedad estadounidense, que se hará más gris: en 2030 un 18 por ciento tendrá más de 65 años, en vez del 13 por ciento actual.
Todo el mundo desarrollado experimentará el mismo cambio. También China, recién incorporada como emergente, sufrirá este fenómeno. “Redefinirán la vejez en EE UU, al igual que han marcado la cultura adolescente, la juvenil y la de la edad madura”, dicen los investigadores del PRC. Es decir, los del 68 todavía van a seguir dando guerra. Como toda su vida.
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