viernes, 13 de mayo de 2011

La Brenda en Guatemala/cuento corto.

Aeropuerto La Aurora.

Hace unos días me avisó La Brenda que vendría a Guatemala, el viernes 13 de mayo, o sea hoy. En realidad yo le pedí que viniera a verme, porque la necesitaba para que me consolara, de una ruptura amorosa reciente. La Brenda estaba en París, cosa que ocurre una vez al mes, por razones de su trabajo, ya que ella representa a una gran empresa francesa de productos de belleza en América Latina, con sede en México, Distrito Federal.

La Brenda salió de París anoche en un vuelo horrendo: París-Miami-México-Guatemala, Después de casi 20 horas de estar en el avión y en el aeropuerto de Miami para esperar el vuelo a México, La Brenda venía agotada y de mal humor. Me habló por teléfono desde México, y me dijo: mi amor, quiero que me recibas con mariachis en Guatemala; además que interpreten El Rey, de inicio.

La dificultad para mi es que después de más de 40 años de ausencia del país, ignoraba dónde se juntan ahora los grupos de mariachis chapines; antiguamente era en la Plazuela España, en la Zona 9. Por fin, preguntando a los taxistas me llevaron al viejo cine Real, a la Plazuela de Los mariachis, en una zona depauperada y peligrosa. Vi a un grupo de músicos vestidos de charros, elegantes sus trajes, con trompetas y violines y guitarras, y muy apuestos ellos, en general; me los llevé de inmediato al aeropuerto.

Llegamos una media hora antes del arribo de La Brenda, y los mariachis desesperados por empezar a tocar y cantar las canciones que les pedí, y que les anoté en un papelito con letra legible. Ahí mismo negociamos el precio de la cantada por hora, ellos me pidieron mil quetzales por interpretar cinco canciones. Acepté.

En este aeropuerto de Tercer Mundo, los pasajeros salen a la calle y ahí los esperan sus parientes, amigos y demás. Muchos con cartelitos con los nombres de algunos extranjeros, o bien con los anuncios de los hoteles.


Cuando apareció La Brenda por la salida principal, el murmullo creció a mi alrededor, porque de inmediato los mariachis se dispusieron a cantar El Rey, y ella toda sonrisas y coqueterías para mi, se lanzó a mis brazos y las muletas salieron volando, me estrechó con ganas y me cubrió el rostro de besos, hasta dejarme el cutis color carmesí. Ella solo atinaba a decir: Por fin juntos, otra vez. El mariachi se siguió de largo con las canciones solicitadas (el Son de la Negra, Si nos Dejan, Amor Eterno...)

Mis paisanos que quieren enterarse de todo lo que sucede a su alrededor, y que les llama la atención me preguntaron: ¿ella es una artista, verdad? Siempre respondo que sí, porque su parecido es extraordinario con una "artista" de la televisión mexicana.

A veces hasta firma autógrafos, y luego lo celebramos muertos de la risa por la broma que les jugamos a muchos en todos los sitos donde andamos juntos.

La Brenda venía ataviada tipo Safari, ropa verde oliva y una cinta de tela de tigre o leopardo en el sombrero de cazador, también en la chaqueta con varios bolsillos por el frente, y en los pantalones entallados, y botas de cuero café. Se veía espectacular, porque con ese metro ochenta que mide la mujer es imposible no voltearla a ver; su cabellera larga y negra y esos ojos verdes, son también algo único.

Al final, ella le pidió al mariachi que me acompañaran solo con guitarras para que le cantara al oído: El breve espacio, una canción cubana de Milanés. Luego me seguí, por insistencia suya, con Lágrimas Negras, y finalmente con Yolanda o Te amo. Llegó la policía del aeropuerto a decirnos que no teníamos derecho a escandalizar en la vía pública y nos echaron de ahí.

La Brenda arregla todo por medio de una prestigiosa agencia de turismo de México, por eso ya estaba el auto rentado en la puerta del aeropuerto, con chofer. Además, la reservación del hotel ya estaba confirmada, en el Camino Real, ubicado en la Zona Viva, una zona de diversión para la gente rica local y los turistas adinerados.

Al llegar a la suite que ella siempre elige cuando viene a verme, no puede faltar la botella de champaña y las dos copas y los bocadillos exquisitos. Por eso siempre me dice, con una sonrisa: ¿Quién es el rey de Guatemala?


Esta noche La Brenda quiere fiesta, afuera.

Mañana partimos al Lago de Atitlán...

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