jueves, 5 de mayo de 2011

Los secretos del vestido de Kate.

Se estima que unos dos mil millones de telespectadores de todas partes del mundo vieron cómo Catalina llevaba su diseño a través de las naves de la Abadía de Westminster.

Pero las declaraciones de Sarah Burton, directora creativa de Alexander McQueen, se hicieron esperar. El mismo día de la boda, la diseñadora emitió un breve comunicado en el que declaró:

«Trabajar con Catalina en la creación de su vestido de boda fue la experiencia de mi vida, y lo he disfrutado cada momento». Unas palabras muy escuetas, al menos para los amantes de la moda.

El martes, Burton finalmente rompió el silencio. En un evento en la tienda neoyorquina de Alexander McQueen, ubicada en la Quinta Avenida, la creadora confesó que la ahora Duquesa de Cambridge es «una de las mujeres más adorables que haya conocido» y que no «dio problemas» durante las largas horas de prueba del vestido.

Según informa el «Women's Wear Daily», Burton contó a un grupo de clientas V.I.P. que fue el mismísimo palacio de Buckingham quien se puso en contacto con ella y que el diseño fue una colaboración «50-50» entre ella y Middleton.

El secreto, «lo más divertido de todo»
Por su parte, el «New York Post» también ha recogido declaraciones de Burton durante su visita a Nueva York, donde participó de la inauguración de una monumental exhibición sobre la trayectoria del fallecido Alexander McQueen.

Según «Page Six», la sección de cotilleo de ese popular tabloide, la diseñadora se divirtió mucho con el baile de nombres y el secretismo que rodeó a todo lo vinculado al vestido de novia durante los meses previos a la boda.

Burton incluso tuvo que disfrazarse para no ser reconocida durante sus visitas al Goring Hotel, donde se hospedaba la prometida del Príncipe Guillermo de Inglaterra.

«Lo más divertido de todo ha sido el hecho de tener que ocultarme... Nos reímos mucho sobre eso», dijo la diseñadora, que en estos días ya es considerada la más influyente del mundo. ¿Planes futuros? «Unas vacaciones», adelantó. Y bien merecidas.

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