miércoles, 22 de diciembre de 2010

El mundo entero contra los jóvenes.

Decenas de miles de estudiantes han salido hoy a las calles en una docena de ciudades italianas para protestar contra la reforma de la Universidad, que cabalga a marchas forzadas hacia su aprobación definitiva en el Senado.

Desde Milán a Palermo, las manifestaciones piden la dimisión del primer ministro, Silvio Berlusconi, y de la ministra de Educación, Mariastella Gelmini, autora de la reforma, tachada de ultraliberal y de anticonstitucional por los estudiantes, quienes denuncian que la ley reducirá en un 95% las becas de estudio y restringirá el derecho a la educación privatizando de hecho los ateneos públicos.

En días pasados, la mayoría del centro derecha ha tratado de deslegitimar las protestas acusando a los estudiantes de "asesinos potenciales" por los actos violentos del pasado 14 de diciembre, cuando la manifestación de Roma degeneró en graves incidentes y más de 40 detenidos. Silvio Berlusconi ha provocado la indignación de la oposición al acusar a la izquierda de "fomentar la violencia".

En Milán, Turín y Palermo ha habido esta mañana incidentes y algunos choques entre policías y manifestantes; las otras manifestaciones trascurren de forma pacífica. En Roma, donde se celebra el cortejo más numeroso, los estudiantes han salido de la universidad de La Sapienza, pero han evitado dirigirse al centro histórico y a la zona del Senado y el Parlamento, que está blindada por cientos de agentes antidisturbios, y marchan hacia la periferia en un clima de tranquilidad.

Reunión con Napolitano

En la cabeza de la marcha algunos jóvenes llevan paquetes de regalos de Navidad donde se lee "Derecho a disentir, huelga general ya", "Basta de velinas (azafatas televisivas) en el Parlamento" y "la mafia agradece al Gobierno por la muerte de la instrucción". Un grupo de manifestantes se ha dirigido hacia el palacio del Quirinal para pedir al presidente de la República, Giorgio Napolitano, que no promulgue la ley, que debería aprobarse definitivamente esta tarde o mañana. Napolitano ha anunciado que recibirá y escuchará a los estudiantes.

La oposición a la reforma Gelmini, en discusión desde hace dos años, ha ido creciendo a medida que se acercaba el momento de su aprobación parlamentaria. La ministra defiende que el proyecto promoverá el mérito, acabará con los enchufes y las contrataciones de parientes y amigos, e introducirá límites a los mandatos de los rectores políticos y más transparencia en las oposiciones al habilitar un regulador nacional, similar al que supervisa la Bolsa, que se llamará Agencia para la valoración del sistema universitario y la investigación (ANVUR).

"La verdadera revolución de esta reforma es la afirmación de un sistema de evaluación independiente de la política y científicamente cualificado", ha escrito Gelmini en una carta a Il Corriere della Sera publicada hoy. Mientras, el primer ministro, ha señalado que no entiende las protestas de los estudiantes "porque la reforma no supone un aumento de los costes", y ha contradicho a su ministra al afirmar que, "si hubiese tenido la disponibilidad, habría introducido medidas para premiar el mérito de los mejores".

Diversos analistas critican, en cambio, que la ley supondrá enormes recortes de fondos públicos para la universidad, acabará con la autonomía de los centros, reducirá el número y la cuantía de las becas en un 95% y frenará la contratación de investigadores

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