Paula Serrano, psicóloga, opina sobre el temor a la locura por parte de los "normales".
Es comprensible que temamos aquello que no podemos explicar ni anticipar y, la mayoría de las veces, ni siquiera controlar.
Desde siempre existió en las ciudades, hasta en las cortes y en las veladas, algún personaje que hoy estaría en un hospital psiquiátrico. En algunos pueblos de Chile podemos aún ver al "loco" del pueblo que es ayudado y tolerado por sus gentes. Hoy, sería políticamente incorrecto hablar de un "loco".
La ciencia ha avanzado muchísimo en la definición de diagnósticos y medicamentos para tratar las enfermedades mentales y los "locos" de antes están en hospitales o a veces hasta en vidas normales, estabilizados.
De hecho nos referimos a los locos como aquellos que se salen de la norma, le gritamos loco al que se pasa una luz roja, o a alguien que dice algo completamente fuera de lógica (con frecuencia los hombres se lo dicen a sus mujeres cuando ellas les hacen acusaciones fundadas). Es una descalificación, un insulto, que sólo se les dice a los sanos.
Todos somos un poco locos en algunos momentos de la vida. Y está bien que así sea, es necesario, es normal, que en algunas circunstancias la angustia o la rabia o la desesperación nos lleven a perder los controles sociales que habitualmente mantenemos.
Sólo que el mundo que nos rodea es cada vez menos tolerante frente a cualquier indicio de que no estamos "en control". Es curioso que tantos opinen en contra de la medicación excesiva que hay en Chile, en particular entre las mujeres.
¡Pero qué alternativa tenemos si no hay ni un pequeño espacio para expresar abiertamente el desencanto o el miedo o la soledad! Esta sociedad las quiere todas, que nos comportemos, que rindamos a mil y que nunca nos volvamos un poco "loquitos". Está enferma de cuerda.
A medida que subimos en la escala social, la intolerancia a la locura aumenta. En los sectores populares, todavía hay muchos enfermos mentales que viven en sus casas y son tolerados y cuidados por los suyos. En los sectores altos, esto no sucede. Están escondidos o en clínicas especializadas. Porque a mayor nivel de constricción, mayor miedo a la locura en cualquiera de sus variedades.
Estamos abusando con nosotros mismos. Cada 40 segundos en el mundo hay un suicidio y cada 3 segundos un intento de suicidio. Y aumenta sobre todo entre los jóvenes. Cuando hemos entrevistado a jóvenes chilenos que habían hecho un intento de suicidio, la frase "no tengo a nadie que me acepte como soy" o "nadie me soporta" se repite una y otra vez.
Y las mujeres en crisis dicen algo parecido, sobre todo "nadie me va a querer así".
Triste, grave. También aburrido. Espacios de locura le hacen falta a nuestra sociedad. ¡Adelante! La mejor prevención es perder el miedo a la diferencia.
"perder el miedo a ser diferente", creo que incluso podría decirse: perder el miedo a "ser"... muchas personas se distraen tanto tratando de llenar los estándares de lo que se espera que sean y nunca se detienen a pensar en quién realmente son... esperemos se de un cambio si llegamos pasar de una sociedad tan superficial a una más humana...
ResponderEliminar=D buen artículo