El mundo contemporáneo es testigo del crecimiento del número de personas obesas, siendo lo más dramático el caso de los niños gordos por el tipo de dieta imperante en los centros urbanos.
Comer y no engordar. El sueño de todos los que cada día cuentan las calorías de su plato acaba de cumplirse, aunque de momento sólo en el laboratorio y en experimentos con ratones. Investigadores de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) y de la Universidad Nacional de Taiwán han hallado un fármaco que es capaz de mantener a raya el peso y la glucosa sin limitar la comida y, además, sin afectar al apetito. El tratamiento bloquea la enzima que activa la ghrelina, una hormona clave en la obesidad. Los resultados se presentan en la revista "Science”.
El nuevo fármaco permitiría comer sin pensar en las calorías
Aunque se está muy lejos de aplicar estos resultados en humanos, la investigación abre una nueva vía para tratar la obesidad y la diabetes tipo 2, una combinación cada vez más presente en la población.
La ghrelina es una hormona producida por el estómago que tiene una doble influencia en el desarrollo de la obesidad. Es la encargada de informar al cerebro de que el cuerpo debe alimentarse y favorece el aumento del apetito. Pero también propicia la acumulación de grasa en la zona abdominal, la obesidad más peligrosa. Con la diabetes tipo 2 también tiene una relación directa porque influye en el control del nivel de glucosa en sangre.
En su experimento, los investigadores administraron el fármaco a sus ratones al tiempo que les alimentaban con una comida rica en grasas. Un mes después, los animales pesaban menos, disfrutaban de menor glucosa y los niveles de ghrelina habían caído en picado.
Riesgos para el corazón
El tratamiento parece bastante apetecible para tratar a personas con obesidad y diabetes, pero estos resultados se deben interpretar con mucha cautela, advierte Amaia Rodríguez, investigadora del Laboratorio de Investigación Metabólica de la Clínica de la Universidad de Navarra. “La hormona ghrelina desempeña también un papel protector sobre el corazón y sería peligroso reducirla drásticamente, sobre todo en personas obesas con mayor riesgo cardiovascular”, explica Rodríguez.
En su opinión, los mayores beneficios se lograrían si se consiguiera inactivar selectivamente la ghrelina en determinados órganos, como el páncreas.
De esa manera se tendría un mayor aporte de insulina en personas con diabetes.
Otra de las ventajas de la nueva ruta abierta, es que no actúa en el cerebro. Bloquea la enzima que activa la hormona ghrelina en el estómago. Eso evitaría efectos indeseados que tuvieron otros fármacos antiobesidad que llegaron al mercado y tuvieron que ser retirados al comprobar que aumentaban la ideación suicida.
La idea del suicidio aflige a los obesos, viven en la desesperación por el aumento desmesurado de peso y no encontrar la dieta ideal para bajarlos kilos de más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario