martes, 30 de noviembre de 2010

Un Principe tonto.

Coincidiendo con el anuncio de la boda de su nieto Guillermo de Inglaterra, el príncipe de Edimburgo ha anunciado que está preparando su jubilación. El año próximo cumple 90 años y se retirará de la vida oficial.

El príncipe es todo un personaje, algo más que el hombre que camina dos pasos detrás de su esposa la reina. Dicen que ella lleva la corona en público, pero él los pantalones en privado.

Famoso por sus meteduras de pata ha sumido en muchos líos a la diplomacia británica.

Lo suyo viene de lejos. En 1947 le preguntó a un trabajador de los ferrocarriles sobre sus posibilidades de ascenso, y este le respondió: "¡Ah! Tendría que morir mi jefe", a lo que él replicó: "Justo lo que me pasa a mí".

También se recuerda su visita a China en 1986 en la que dijo a los estudiantes británicos con los que se encontró: "Si siguen aquí más tiempo acabarán con los ojos rasgados". A unos ingleses que recorrieron Nueva Guinea les felicitó el príncipe en 1998: "Han conseguido no ser comidos".

Durante una recepción en el palacio de Buckingham, el marido de la reina aseguró: "Cuando un hombre abre la puerta del coche a una señora, o tiene coche nuevo o mujer nueva".

En una fiesta organizada en Londres por la oficina de la Commonwealth, Felipe de Edimburgo se dirigió a un invitado negro y le preguntó: "¿De qué exótico lugar del mundo procede usted?". El interlocutor, que resultó ser lord Taylor de Warwick, le respondió: "Soy de Birmingham (ciudad del centro de Inglaterra)".

Cuando el matrimonio Obama visitó el año pasado Londres y fue recibido por la reina, el príncipe intervino en la conversación para decirles a sus invitados: "¡Seguro que les está costando mantenerse despiertos!".

El presidente norteamericano le contestó que ese día se había entrevistado ya en Londres con el entonces primer ministro, Gordon Brown, con quien lideraba la oposición, David Cameron, y también con el presidente ruso, Dmitri Medvédev. "¿Es que puede distinguirlos a unos de otros?", le preguntó entonces.

Uno de sus últimos tropiezos fue durante la visita del Papa al palacio escocés de Holyrood. Al ver que el líder del Partido Laborista escocés lucía una corbata con el estampado típico de la zona, preguntó a la líder tory, Annabel Goldie, "¿Y tú también llevas las bragas hechas de esto?". La mandataria, muy avergonzada por la "incómoda pregunta", contestó con gran destreza al príncipe: "No puedo hacer comentarios. Y si las llevara, no podría de ninguna manera enseñarlas".

La psicóloga británica Dorothy Rowe le ha encontrado una explicación a todos estos desatinos: apunta que el príncipe lleva casi seis décadas siendo una figura a la sombra de la reina.

"Cuando las personas hacen comentarios hirientes, intentan a menudo sacar agresiones que tienen dentro", explica Rowe.

1 comentario:

  1. Quizá frustrado o harto de tener que contenerse por pertener a ese mundo tan rígido de la realeza? Sus comentarios me parecen geniales y muy naturales, sin filtro como podriamos decirles también, de niño o de alguien que ha ingerido alcohol, son los únicos que sueltan el freno y dan libertad a lo que tienen dentro. Me extraña que no lo hayan apaciguado ya con algún tipo de fármaco.

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