Como si hubiera una mano oculta que coordinase la programación del festival asturiano hoy ha tocado, por simplificar radicalmente, el día del cine australiano de debutantes triunfadores en festivales con mujeres fuertes.
Muy simplificando, porque la primera, la mexicana Año bisiesto, Cámara de Oro en el último Cannes, es la película que supone el debut como director de Michael Rowe, australiano que lleva 23 años viviendo en México; y la segunda, Animal kingdom, de otro debutante, David Michôd, sobre una familia de ladrones con la que logró el Gran Premio del Jurado en Sundance. Y sus mujeres a veces no son ni las protagonistas, pero desde luego están en el motor de la acción.
Por orden de proyección, Año bisiesto, que desde su visionado a sonado a premio, la pasional relación que inicia Susana, una periodista que vive perdida en un pequeño apartamento en Ciudad de México y de la que sabemos poco de su vida exterior, con Arturo. Dependencia obsesiva, sexo desatado y casi sadomasoquista, y un secreto que se refleja en la cuenta atrás que realiza Susana en un calendario.
Rowe confiesa que los primeros diez años que vivió en México quedó impresionado por el machismo. "Me costó darme cuenta de que en el fondo hay un matriarcado, pero que ellas lo llevan de forma sutil". El cineasta ha reflexionado mucho sobre su obra, que se desarrolla dentro de un apartamento opresivo. "Cuando metes la cámara en un sitio cerrado, solo puedes moverte hacia abajo, es decir, profundizar en las actuaciones.
No me gustan las direcciones espectaculares: lo importante en una película son el guión y las actuaciones, lo demás es parafernalia. No quería elementos que pudieran darse a la manipulación como son los movimientos de cámara. De mi manera, los actores ejercen su arte al máximo".
Y qué actores. A Gustavo Sánchez Parra lo vimos adelgazar y enfurecer en Rabia, y por eso la novedad está en la protagonista, Mónica del Carmen. "Fue la 35ª o 36ª actriz que hizo la prueba y cuando acabó empecé a llorar. Curiosamente viene del teatro infantil. Ya contratada, leímos palabra a palabra el guión para que lo entendiera de forma absoluta".
De fondo, Rowe apunta un pasado de abusos familiares. "Cuando escribes, una de las cosas más difíciles está en la distribución de la información. Me gusta que esto quede en la ambigüedad, aunque es obvio que posee sentimientos encontrados respecto a su padre". Eso sí, defiende que cada uno cuenta la historia a su manera. "Hay tantos mundos como cineastas, tantas historias como individuos".
Otro cineasta obsesionado con que su película transmita exactamente lo que quiere es el australiano DavidMichôd, autor de un seco, contundente thriller, Animal kingdom.
Su protagonista es un adolescente de 17 años, que al morir su madre por sobredosis, se muda a casa de su abuela, el corazón en la sombra de una banda de ladrones formada por sus cuatro hijos.
El chaval pronto descubre el brutal peligro de la fauna con la que convive y la única salida aparente es colaborar con un policía. Michôd ha estado nueve años levantando el proyecto. "Siempre me movía que el resultado fuera excepcional.
Por varias razones: primero porque si después de tanto trabajo y tanto dinero invertido, salía algo mediocre, ¿para qué todo lo anterior? Y segundo, porque hoy en el cine cada película debe ser un acontecimiento. No hay carreras a largo plazo ni se perdona la mediocridad. Debes hacer algo muy muy especial".
Y Animal kingdom lo es. En el Melbourne actual no quedan bandas de ladrones organizadas como hace 20 años. "Sin embargo leí mucho de esos años, los noventa, y de los enfrentamientos con los escuadrones de policías que tenían, por tanto, la profesión más peligrosa del mundo". Apostar por el thriller es lógico para el cineasta: "Es un género que aporta mucho drama, por eso todo el mundo vuelve a los filmes de crímenes de vez en cuando.
Y reflexionas sobre la muerte, el poder, la libertad... Yo además añado el ingrediente, que me atraía muchísimo, de la familia en este negocio, aunque no va de la Mafia. Mi madre/abuela ama estar en el centro de estos hombres peligrosos, es el matriarcado que dirige un clan de criminales".
A lo largo de Animal kingdom, como ya destacaron desde Sundance, corre una violencia soterrada, "que no se sabe cuándo va a estallar", confiesa Michôd. "Necesitaba que el público sintiera ese temor, que el filme les impactara, que se dieran cuenta del grado de corrupción que poseen todos los personajes. De ahí el título, que resume cómo interactúan entre sí todas las criaturas del filme".
Como secundario, de duro policía, una estrella internacional: Guy Pearce. "Desde el guión siempre pensé en él, y tuve la suerte de que dijera que sí muy rápidamente. Entendió muy bien su papel de detective cerrado, que habla sin revelar mucho de sí mismo. Su nombre ha abierto muchas puertas a un 'thriller' que no deja de ser la obra de un debutante. Confió en mí y se lo agradezco".
Por cierto, el día se cerró con la rumana Tuesday, afetr Christmas, la ruptura de un matrimonio por la aparición de una guapa dentista. Puede que su reflejo de la vida diaria, y de los lánguidos tiempos que conlleva por ejemplo, cena en familia, repleta de frases banales y silencios, llegue a espectadores y jurado, pero no a todos. No es que se vea crecer la hierba, muletilla antes aplicada al cine francés, es que en la pantalla germinaba todo un jardín botánico.
El cine nos transporta a mundos maravillosos, no necesariamente reales.
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