De manera inesperada como suele hacerlo con frecuencia, La Brenda se dejó venir a Guatemala sin mi consentimiento. Habíamos acordado ella y yo, desde siempre, que las decisiones que entrañaran un efecto, positivo o negativo al otro, tendríamos que comunicárnoslo de inmediato. Eso no sucedió así en esta única ocasión, aunque ella arguye razones de peso.
El problema de La Brenda, que por cierto es recurrente como bipolar, es que entró en la fase depresiva y siempre que cae a esos abismos recurre a mi, para que la salve cuando el medicamento no le hace ya ningún efecto.
Ya le he advertido muchas veces que su mal neurológico no combina con el alcohol, y ella persiste en beber socialmente varias veces a la semana; de lunes a viernes por razones de trabajo, y los sábados y domingos por que se le da la gana, su soberana gana. Esto le dispara los efectos negativos de la manía y de la depresión también, la acelera en un caso y la comprime en el otro, respectivamente.
En su fase maniaca es divertida La Brenda, no para generando una energía bárbara, baila, charla sin parar y hace el amor de la misma forma. Tampoco puede dormir, quiere la fiesta interminable, y yo no puedo con ese ritmo de actividad, por eso la evito en esas fases de euforia extrema.
La soporto un rato, unos días, pero esos efectos le pueden durar meses en ese estado febril.
Sus fases depresivas le causan gran daño a su salud física, deja de comer y solo quiere beber cubas libres en exceso. Eso si, se arregla de maravilla, ella no pierde el estilo de mujer glamorosa, totalmente fashion; pero tiene la pila baja, casi en cero.
La recibo en el aeropuerto La Aurora de la ciudad de Guatemala, porque me avisó nuestra amiga común La Renata que aquella venía "arrastrando la cobija", como dicen en México a los deprimidos o abandonados en el amor. Un enorme ramo de flores rojas, las flores de la pasión diría ella, le pongo entre sus manos, y ella solo alcanza a sonreír y me da un beso en la boca. Es todo lo que podemos hacer cuando eso es tan fuerte y demoledor en el espírituo guerrero de esa bella dama hermosa. Sin palabras, solo gestos de amor y cariño de ella hacia mi, yo le correspondo como todo un caballero que soy.
No sé qué hacer con ella, no sé qué proponerle, no sé qué le viene bien en estos momentos. Otras veces le daba mucha contención emocional, y otras más graves la internaba en una clínica privada localizada en Insurgentes Sur, por los rumbos de Arroyo ese famoso restaurante típico mexicano. Y ella dócilmente permitía que me hiciera cargo de su salud mental, porque le parecía simpático el asunto de tener un amante psicoanalista que sabía de estas cuestiones.
Hoy está en Guatemala conmigo, alojada en una suite del Hotel Barceló, de esas caras y exclusivas. Creo que hizo bien para poder tener al menos un ambiente agradable donde dormir y comer en privado.
Me llamó la atención que viajara en esta ocasión sólo con 6 maletas repletas de ropa nueva, cuando suele viajar con el doble. Aunque la estancia sea muy corta como en este caso, viene por tres días.
Me quiere presumir sus compras recientes de Nueva York, pero no tiene ánimos de modelarme nada, intenta inútilmente caminar sensualmente al estilo de las pasarelas que es lo que le encanta a ella, pero se le doblan los tobillos y termina tirada en la gran cama matrimonial, con lágrimas incontenibles.
La abrazo suavemente y le beso la frente, como lo haría un padre con su hija adolescente en problemas.
Le acaricio la larga y rizada cabellera negra, que la trae suelta y bien cepillada. Huele divinamente su cabello, como a shampoo de hierbas.
Le propongo el plan para mañana: recorridos amplios por los centros comerciales más importantes de la capítal de Guatemala. Oakland Mall y Pradera-Concepción son los dos lugares que venden los productos franceses que ella distribuye en América Latina, desea ver cómo las ventas ahí.
Quiere desayunar unos chilaquiles verdes picosos y unas cervezas, la trataré de complacer. Le llevaré al México Lindo y Qué Rico de la zona 10. Ahí se sentirá como en casa.
Buenos ahora toca dormir, espero que la noche sea tranquila.
La sensualidad de esa hermosa mujer se quedó en México. La mujer que vino a Guatemala viene deserotizada por completo, así es la depresión impide amar y trabajar correctamente.
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